11:05 pm
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Natalia contemplaba un viejo árbol. Tenia una curiosa forma.
Natalia parpadeo.
- Por mas que intento, no puedo recordar porque me atrae tanto este árbol. Pero si de algo estoy segura, es que no es nada importante. Pero es la mera curiosidad de saber... que hace que fuerce el cerebro, le obligue a indagar, con la finalidad que recuerde... Para que al final, diga: No era nada importante.
Natalia agacho la vista. No tenia pies.
- ¿Como, entonces, la gente puede siquiera sobrevivir... sabiendo que ciertos recuerdos no son mas que cosas sin sentido?
Natalia levanto la vista.
- Un bello recuerdo... que se transforma en tu peor pesadilla. Dime si no es motivo para sonreír...
Natalia sonrió.
- ¿No te parece gracioso? ¿Sabes cuantas veces hemos estado al borde de la destrucción nuclear porque alguien, casi, confunde una bandada de pájaros en un radar por una flota de aviones enemiga?
Natalia se volvió a mirar los pies. Seguían sin tenerlos.
- Por no mencionar las distintas cosas locas que ocurren en el mundo de hoy, tanto en política como en sociedad... Por ejemplo, ¿Sabes que origino la ultima guerra mundial? Una disputa sobre cuantos postes telegráficos les debía Alemania a sus acreedores de guerra...
Natalia sonrió. Levanto la vista y soltó una pequeña risa.
- Viendo todo eso...¿No es motivo suficiente para entender el mundo como algo ilogico? ¿Porque no vemos el mundo como un gran teatro de lo ilógico?
Natalia soltó una carcajada.
- ¿Merece la pena luchar por ser cuerdo en un mundo de locos?
Natalia ahogo su siguiente carcajada. Se llevo la mano al pecho. Miro hacia abajo.
Seguía sin tener pies, pero ahora tampoco tenia tobillos.
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Mario yacía sentado, en medio del denso bosque. Con la mirada perdida pero con ambos ojos muy abiertos, su gesto inquietaba. Ni parpadeaba.
Delante de el, en su imaginación, el espectro de GCinthia, la novia de su juventud, lo miraba. También Dominique, su difunto amigo, Emma, David, Leonardo, etc.
De un modo, todas las personas que Mario causo daño alguno... estaban allí.
Mario parpadeo.
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Mario yacía sentado, en medio del denso bosque. Con la mirada perdida pero con ambos ojos muy abiertos, su gesto inquietaba. Ni parpadeaba.
Natalia se le acerco. Se agacho,mirándolo fijamente.
- ¿Alguna vez te has preguntado que pasa cuando... algo que pasa en tu mente... te mata? - dijo Natalia.
Mario no respondió.
- Todos hemos tenido un mal día... ¿Tuviste algún mal día, verdad? ¿Que fue? ¿Que volviste a vivir? ¿Una amiga muerta? ¿Un amigo? ¿Alguna decepción? Yo... - dijo Natalia. - Yo no se exactamente que paso... A veces lo recuerdo de una manera... otras, de otra... El punto es... que perdí la cordura... ¡Cuanto vi lo ridículo que era el mundo, preferí dejar este mundo de cuerdos! Pero tu también tenias que verlo... Pero... ¿Porque no te estas riendo?
Mario dijo algo, en voz baja.
- Ven, Mario... - dijo Natalia. - Ven hacia la oscuridad... Es hora de morir...
Mario se puso en pie. Mirando fijamente a Natalia, la abrazo.
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- ...Quiero que tomes un lugar en mis sueños... un lugar... un lugar...
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Natalia abrió los ojos, fuertemente.
Algo no iba bien. ¿Porque seguían en el bosque de la mente de Mario? Natalia debería estallar en una luz cegadora, viendo como Mario, el de la vida real, grita y se suicida...
Pero no pasaba eso. De hecho, ambos seguían abrazados ya varios minutos.
Natalia empujo a Mario, quien cayo hacia atrás. Mario lucia totalmente aturdido. No opuso resistencia al caer al suelo.
- ¿Que pasa? Esto no debería pasar... Deberías morir...
Natalia se toco el pecho. Se debilitaba mas y mas...
- Mario... ¿Que estas haciendo? - grito la chica, furiosa.
Natalia miro a Mario.
- "No puede pensar. Al fin, después de tanto tiempo, he corrompido su mente. Míralo... No puede pensar, no puede razonar, no puede recordar. Esta... loco. Pero de un modo u otro, es capaz de evitar su enloquecimiento total. ¿Porque?" - pensó Natalia.
La chica empezó a mirar a ambos lados.
Natalia empezó a desesperarse. Se sentía mas y mas débil. Pero Mario seguía allí. Débil, destrozado... pero vivo.
¿Porque?
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Natalia...
Natalia...
Natalia...
En la destrozada mente de Mario, solo había lugar para un recuerdo.
Natalia...
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Natalia grito a la desesperada. Se le acababa el tiempo... y parecía no haber conseguido nada.
Mario cayo hacia atrás, temblando.
Volvía a ver, a vivir, esas imágenes que le marcaron. Pero esta vez, parecía que solo las miraba.
Mario asesinaba a una mujer. Pestañeo. Mario giraba el cuello hacia atrás y se miraba a si mismo en el marco de una puerta. Pestañeo. Mario caminaba hacia si mismo. Pestañeo. Mario se degollaba a si mismo...
Natalia siente el poco tiempo que le queda e intenta a la desesperada asesinar a Mario, aprovechando que esta débil. Pero cada daño que le hace, es peor para la chica. Cada intento por hacerle revivir los peores momentos de su vida es un gasto de la vida útil de Natalia.
Natalia grito adolorida. Cayo al suelo. Sus manos empezaban a desaparecer.
- ¿¡Porque!? - grito Natalia.
Lentamente, Natalia se recostó. Levantando una mano hacia Mario, cayo rendida al suelo.
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Mario, quien estaba en el suelo, cerro los ojos y, automáticamente, los abrió fuertemente. Sentía mucha vitalidad en su interior. Volvía a pensar, volvía a razonar, volvía a sentir lo que pasaba alrededor suyo.
Se puso en pie. Contemplo a Natalia.
- Mario... ayúdame... - dijo la chica. Su cuerpo parpadeaba.
Mario, quien respiraba de manera acelerada, contemplo a Natalia.
- Me muero... ayúdame... - dijo la chica.
Mario, tocándose la cabeza por el fuerte dolor que sentía, razono.
¿Como...? ¿Porque...? ¿Y porque esto...? ¿Porque aquello...? ¿Y porque no...?
Natalia comenzó a llorar.
Mario se acerco a Natalia.
- Parece que tu plan tenia un fallo, Natalia. - dijo Mario.
Natalia, con el rostro totalmente depresivo, miro a Mario.
- Pudiste vencerme. Por unos momentos, hiciste que perdiera la poca cordura que tenemos los seres humanos. Sobre todo al hacerme ver el terrible daño que le hice a mucha gente inocente. Me destrozaste, le hiciste daño a mi mente, la incapacitaste... Durante unos momentos, viví lo que era estar sin un solo recuerdo en mi mente. - dijo Mario.
Natalia derramo una lagrima.
- Pero olvidaste algo, Natalia. Tu... también eras un recuerdo. Uno mas potente que los demás. Uno capaz de asumir una pobre imitación de la vida. Pero uno potente, al fin y al cabo.
Natalia puso gesto de no entenderlo.
- Cuando no tenia nada en mi mente... sorprendentemente, aparecías en el. En ese momento no podía razonar, no podía hacer nada... pero ahora que he recuperado un poco de fuerzas, puedo pensar, puedo razonar... y he llegado a la siguiente conclusión: Tu plan tenia un fallo. Y ese fallo eras tu. Porque mientras tu vivas, yo seguiré sin poder enloquecer del todo. Tu me atas al mundo de la cordura y evitas que parta hacia la demencia. Curioso e irónico... pero así lo es. La persona que puede vencerme es, a la vez, la única que me puede salvar.
Natalia agacho la cabeza. Parecía que sonreía.
- Probaste tu punto, Natalia. Lo único que se necesita para que un hombre o mujer pierda la cordura... es que tenga un mal día. Así estamos los seres humanos de ti: Tan solo un mal día de distancia. Pero tu eras la persona menos indicada para intentar destruirme.
- Se acabo Natalia. Esto ha llegado a su fin. - dijo Mario.
Mario le dio la espalda a Natalia. Empezó a caminar. Por algún extraño motivo, Mario sintió pena...
"Nunca lo voy a admitir... Porque nadie lo entendería... Todos ven a Natalia es un aspecto normal... Todos la veran riendo... ¿Yo? Yo la veo llorando..."
De pronto, un dolor agudo le atravesó la cabeza a Mario. Natalia le había abrazado por detrás, con fuerza. Le cogió la cabeza con ambas manos, con mucha fuerza.
- ¿A donde te crees que vas? - dijo la voz de Natalia. Volvía a lucir ese semblante de muerta.
Mario se dio la vuelta y contemplo a Natalia. Volvía a lucir como una muerta: Cuencas de los ojos vacías, sangre, une herida en la sien... Natalia grito y una luz cegó la vista de Mario... pero no era suficiente. No esta vez.
Mario empezó a ver nuevamente sus viejas pesadillas... pero fueron inútiles. Mario lucho por evitar caer nuevamente en el cumulo de sensaciones negativas que esas imágenes le hacían sentir. Pero aun así, le dolía...
Natalia pego un grito de dolor, cayendo hacia atrás. La chica empezó a llorar y a quejarse por el dolor. El llanto de lo que fue su primer amor le rompía los tímpanos a Mario.
- ¿Quieres saber algo gracioso, Natalia? - dijo Mario. - Pese a intentar matarme en 3 ocasiones, casi lograndolo en la tercera... Pese a todas las pesadillas y sentimientos de culpabilidad que sentí por tu muerte... Pese a haberme hecho vivir cosas terribles en los últimos momentos... Pese a todo ello... Te habría salvado antes...
Natalia lo miro, totalmente sorprendida.
La chica rió, adolorida.
- La verdad... es que tiene gracia... - dijo Natalia.
Mario contemplo como Natalia empezaba a morir.
- Si me alejaba de ti, era para poder darte una oportunidad. Tu eres el ultimo recuerdo. Por lo tanto, yo tenia el poder de mantenerte con vida. Si me iba y volvía a la realidad, tu seguirías siendo un recuerdo. Uno herido, débil, pero seguirías siendo un recuerdo. Pero ahora... eso esta ya fuera de mi. Te mueres. No te queda mas que pocos segundos de vida. Lo siento... pero de verdad, de corazón, te habría salvado...
Natalia se intento poner en pie pero no pudo. Se arrodillo, dándole la espalda a Mario. Empezó a llover. Natalia tenia un semblante de derrota, como si alguien hubiera fallado algo que parecía imposible que fallara.
Mario se le acerco. Sin mirarla, le hablo con toda sinceridad.
- Nunca quise que esto acabara así. No se que se torció en tu vida o en tu muerte para que te convirtieras en esto. A veces me duele pensar como algo tan bello como eras tu para mi, puede llegar a ser una autentica pesadilla. Me llegaste a provocar miedo. Me hiciste dudar. ¿Tenia la culpa? ¿Fui un cobarde? ¿O hice lo que cualquiera que sea una persona tímida hubiera hecho? ¿Quizá vi los futuros problemas que me causarían y por eso huí? ¿Alguien debía de avisar a la gente que le tenia que importar esa información? O quizá... Quizá tu nunca exististe. Solo eres una proyección de mi mente, que en algún lugar siente miedo de que realmente te hayas ido para siempre. E intenta darte una forma. Quizá... quizá seamos la misma persona... Pero eso se acaba ahora. Te mueres... es un hecho. Pero, aunque te vayas y desaparezcas, yo siempre te recordare. Pero sera de una manera espectral, un tanto especial, punto medio entre recuerdo y olvido. Algo que ocurrió pero que mi cerebro lo descartara rápidamente. Como un DejaVu, algo que viviste pero a la vez dudas si fue verdad o no...- dijo Mario. - Antes de que te vayas, quiero saber que se torció en tu vida o en tu muerte. Quizá... quizá pueda ayudar. Quizá viví algo igual. Quizá también estuve allí. Puedo ayudarte. Puedo ofrecerte una solución a esa gran incógnita en tu vida. Puedo "rehabilitarte".
Natalia seguía dándole la espalda a Mario. Se puso en pie. Parecía que lloraba.
- Puedo hacer que tomes, por fin, un lugar en mis sueños... - dijo Mario.
Natalia se dio la vuelta. Le sonrió a Mario. Se puso de pie.
- ¿Sabes, Mario? Eso que acabas de decir me ha recordado a un chiste que leí alguna vez...
Mario levanto una ceja.
- Veras... - dijo Natalia. - Había una vez, 2 locos en un viejo manicomio... Chico y chica. En eso, una noche, decidieron... decidieron que no les iba a gustar vivir allí por siempre. ¡Así que deciden fugarse! Suben al tejado y allí ven en las azoteas de los edificios contiguos, que se pierden en el horizonte, su libertad... la de ambos... Pero entre edificio y edificio habia un gran agujero oscuro. El primer tipo, el chico... digamos que es miedoso pero temeroso a la vez. Ese chico da un salto y cruza sin problemas, saliendo airoso de aquella situación. El otro loco, la chica... digamos que mas cuerda pero mas asustada que el chico. Esta había sido "abandonada" por el chico a la hora de cruzar los edificios. La chica no se atreve a saltar, ya que teme caerse. Entonces es cuando al chico se le ocurre una idea: "¡Ey, puedo "ayudarte"! ¡Llevo una linterna encima! ¡Alumbrare con ella la distancia que separa ambos edificios para que así puedas saltar, guiándote de la luz!" Pero la chica... rechaza su propuesta, diciendo: "¿¡Te crees que estoy loca!? ¡¡La apagarías cuando fuera por la mitad!!"
Natalia termino el chiste en medio de un silencio sepulcral.
Natalia soltó una débil carcajada.
- Perdón, pero me parece un buen chiste. - dijo la chica.
Mario seguía con el gesto de la ceja levantada.
- Ja... - rió Natalia. Espero la risa de Mario.
Mario bajo la ceja.
Mario sonrió.
- Jajaja... - rió Natalia.
- Ja... - rió Mario.
Ambos chicos empezaron a reír. Rieron y rieron como quizá... quizá... nunca lo hicieron, ya sea en vida o en sueños. Mario rió, levantando su mano y apoyándola en el hombro de Natalia. Natalia, reía a la vez que se limpiaba una lagrima del ojo...
Mario y Natalia rieron a carcajadas. Mario agachaba la cabeza, riéndose con ganas. Natalia reía, mirando el infinito cielo.
Natalia comenzaba a desaparecer, poco a poco.
Ambos chicos seguían riendo, aumentando en volumen sus carcajadas.
Rieron... con la lluvia adornando aquella extraña escena.
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"Un lugar en mis sueños - Epilogo"