domingo, 17 de agosto de 2014

Historias de Emmas y Cronopios III - El camino de Santiago (Prologo)

(Agradecimientos a Alexandra por las ¿chorradas? que me contó sobre el camino de Santiago)

Emma Reyes, sentada, se erguía hacia adelante, respirando profundamente. Vestida deportivamente, hacía abdominales sobre una colchoneta. A su lado, Emma Lopez repetía el ejercicio de Emma Reyes y se limpiaba el sudor y los cabellos pelirrojos que le impedían ver. Emma Silverman sufría un poco al imitar los ejercicios de Emma Reyes pero conseguía hacerlos. Emma Santana también sufría, mas que Emma Silverman. Las 5 Emmas se ejercitaban al mismo ritmo...

¿5?

Emma a secas, quien estaba al final de todas las Emmas, estaba echada en el piso, incapaz de imitar los ejercicios. Parecía fundida, físicamente hablando...

  • Venga, chicas, una mas... - dijo Emma Reyes.
  • ¿Pero ti te crees que tengo fuerzas para hacer uno mas? Me duele ya el culo... - dijo Emma a secas.
  • Eso te pasa por estar gorda... - dijo Emma Lopez.
  • Reyes, controla a la pelo periodo esa... - dijo Emma a secas, señalando el cabello pelirrojo de Lopez.
  • ¿Es que no pueden estar ni un minuto sin pelearse? Que niñas, por dios... - dijo Emma Silverman.

Emma Reyes empezó a marcar el paso de los ejercicios.

  • A todo esto, chicas... ¿Que van a hacer estas vacaciones? - dijo Emma Reyes.
  • Pues yo me voy una semanita a Mallorca, a relajarme... - dijo Emma Silverman.
  • Yo quiero ir a las Azores, a ver la fabrica de anticiclones... - dijo Emma Santana.
  • ¿¡La que!? - dijo Emma Lopez.
  • Lo dice el hombre del tiempo, todas vienen de allí... - dijo Emma Santana.
  • Ya que estas allí, tomate una foto en el monumento a los 3 demócratas... - dijo Emma a secas.
  • Demócratas dice... - dijo Emma Silverman.
  • Y tu, Emma... ¿A donde vas? - dijo Emma Reyes.

Emma a secas hizo un esfuerzo para hacer un abdominal.

  • Pues me voy con el señor Cronopio a Marbella... Desde que le toco ese dineral en la lotería, lo encuentro bien guapo... - dijo Emma a secas. - ¡Felicitenme, par de petardas! Creo que ya es hora de sentar cabeza...
  • ¿Tu? Que buen chiste... - dijo Emma Lopez.

Mientras las Emmas seguían cotilleando, un teléfono empezó a sonar.

  • Uuuu... - dijo Emma Reyes, poniéndose de pie y limpiándose con una toalla. - ¿Quien sera?

Emma Reyes cogió el teléfono.

  • Anda, pequeña Emma, si eres tu... - dijo Emma Reyes. - ¿Que? ¿Que te pase con Emma a secas? Pero cariño... - dijo pero se corto. - Vale, vale... ¡Emma! Es para ti...
  • ¿Y que querrá esta de niña de mi? Ay, que cosa mas rara... - dijo Emma a secas, de mala gana. Cogio el teléfono y puso un gesto falso. - ¡Señora presidenta! ¿Que desea usted?
  • ¿Pero porque coño eres tan falsa, tía? - dijo Emma Lopez.

Emma a secas se quito el teléfono, tapando el micrófono.

  • Por si no lo saben, estúpidas, ya se acaba el mandato de la nena. Ella dice que ya se canso de jugar a las presidentas y que va a ceder su puesto a la Emma que considere mas apta. - dijo, sonriendo de emoción. - ¡Y esa voy a ser yo!
  • Que te lo has creído... - dijo Emma Lopez.
  • Oh, ¿Y quien me va a detener? ¿¡TU!? - dijo Emma, riéndose. Se volvió a poner el teléfono cerca de la oreja. - Dígame, señora presidente... ¿¡COMO DICE!? ¿¡Que planea dejar el puesto de presidenta... para mi!? - dijo Emma a secas.
  • ¡Eso es injusto! - dijo Emma Reyes.

Emma a secas empezó a celebrarlo y hacer gestos obscenos hacia las demás Emmas. Emma Reyes, por el contrario, puso u gesto de asco.

  • Oye Emma, que la nena te quiere decir algo mas... - dijo Emma Santana.

Emma a secas, conteniendo su alegría, cogió el teléfono.

  • Dígame, cariño, dígame... - dijo. - ¿Como? ¿Que si conozco el "camino de Santiago"? "Pos" claro que si, algo tan español, tan cristiano... ¿Que si lo he hecho? Pues... no... No he tenido el placer... - dijo Emma, sonriendo.

Su sonrisa se borro en un segundo.

  • ¿!QUE¡? ¿Como dices? Que... que... para demostrarte que las Emmas somos patriotas y cristianas debemos hacer la ruta jacobea contigo... los... los meses de verano... ¡¡¡A pie!!! Todo el camino de Santiago... ¿¡Salimos mañana por la mañana!? Pero... pero... ¡NO! Ni se te ocurra dejarle el puesto al señor Cronopio... Mierda... Vale, ¡Vale! A tus ordenes...

Emma a secas colgó el teléfono.

  • ¡Niña de los cojones! Me ha jodido el verano... - dijo Emma a secas, agachando la cabeza, frustrada.
  • Pero Emma, piensa que es una oportunidad única de demostrar tu patriotismo... - dijo Emma Santana.
  • ¡Y una mierda! Yo ya se lo patriota que soy... Caguen en todo... - dijo Emma a secas.
  • Ja... ja... ja... ¡Jódete Emma! - dijo Emma Reyes.
  • ¡Jódanse ustedes! La nena me ha dicho que... O vamos todas... o le deja el cargo al señor Cronopio.
  • ¿A ese imbécil? - dijo Emma Lopez. - Que no joda...
  • ¡Así que vayan preparándose, par de petardas, que se vienen conmigo! - dijo Emma a secas.
  • ¿El camino de Santiago? ¿Y que coño se hace allí? - dijeron todas y cada una de las Emmas.

sábado, 9 de agosto de 2014

Entrevistas en el Divan (Mario) - FINAL

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento.

(...)

MARIO: ¡No podía ser verdad! (Silencio) Hace unas horas se me quedo grabado esa sensación y ahora lo volvía a sentir de nuevo, en ese rellano... Pero lo sentía de forma mucho mas intensa... ¿Como es posible que huela a sangre de esa forma? El corazón, si antes me latía de miedo, ahora lo hacia de pánico... ¿Que era lo que originaba ese olor? (Silencio corto) Llegue a la casa de Natalia y me dispuse a tocar la puerta. Pero como toda persona que va a dar una mala noticia, agache la cabeza. Y vi la sangre... Se colaba por la parte mas baja de la puerta... ¡¡No podía ser verdad!! Me empece a marear... ¿Porque venia sangre? Venia del interior de la casa de Natalia... ¿Seria lo que yo me imaginaba? Sin darme cuenta, la puerta estaba abierta. Sabiendo que lamentaría lo que iba a hacer, abrí lentamente la puerta... de par en par... (Silencio) A veces me pregunto si lo que vi era real... El padre de Natalia estaba destrozando el cuerpo de su mujer, a la vez que reía de una manera que me petrifico allí mismo. Lo primero que sentí fue ganas de gritar... lo segundo, un bloqueo en la mente... Y lo tercero fue terror, ya que el padre se había detenido y ahora me miraba desde su posición. No era el... es decir, no había nada que pudiera reconocerlo de las veces que vi. Era un señor estricto, de fuerte carácter... Pero en ese momento, había otra persona... Parecía un muerto...

PSICÓLOGA: ¿En serio?

MARIO: (Silencio) Las lagrimas empezaron a querer salir de mis ojos. El hombre empezó a caminar hacia mi... ¿Eso era su mujer? Parecía un trozo de carne manchado con sangre... ¿Iba a morir? El hombre se acercaba mas y mas...

(Silencio largo)

PSICÓLOGA: ¿Que paso?

MARIO: Algo curioso... Pese a estar en una situación terrible, mi mente no quizo explotar por las cosas que estaba recibiendo... y solo me puse a pensar en toda la situación... Natalia estaba muerta, yo lo estaría también sino hacia algo... Y en el caso en que viviera, todo mi pequeño mundo se iba a derrumbar. Pero ver el cadáver de Natalia y ver como su familia, prácticamente, se destrozaba sola... Me provocaron ganas de llorar... Y también me provocaron ganas de reírme...

PSICÓLOGA: ¿Ah si?

MARIO: Si, reírme... ¿Que mas podía hacer? Había arriesgado cosas que era vitales para mi para tener un poco de felicidad antes de la desdicha.... y todo se había ido al garete. Mi día perfecto... en un abrir y cerrar los ojos... a la basura. Por eso y mientras el padre levantaba el cuchillo para, quizá, asesinarme... Solo pude decir: "El peor día de mi vida" (Silencio) El hombre rió, me miro directo a los ojos... Pude ver un gesto como... de pena... (Silencio) No pude saberlo bien porque el hombre uso el mismo cuchillo con el que mato a su esposa para rebanarse el cuello, salpicando su sangre encima mio...

(Silencio)

PSICÓLOGA: ¿Como salio de allí?

(Silencio)

MARIO: Sorprendentemente, no me vinieron a la mente cosas como llorar, desmayarme, rendirme, etc. Lo único que me vino a la mente fue salir de allí como sea. Pero, obviamente, no puedes irte de un lugar donde ha habido una carnicería así porque si... Súmale al hecho de ir empapado de sangre... Pensé rápido... 

(Silencio)

PSICÓLOGA: ¿Y?

MARIO: Lo demás es irrelevante. (Silencio corto) ¿Como es la vida, no? En un instante, estas atrapado en un cumulo de sensaciones positivas... y de un momento a otro, estas en todo lo contrario. ¿Sabe de que también me di cuenta? Que lo único que necesitas para que cambie algo en ti... es que tengas un mal día. Todos hemos tenido algún mal día... y gracias a ello, somos lo que somos ahora... Para bien... como para mal... (Silencio) Pero nunca olvidare quien realmente tuvo la culpa...

PSICÓLOGA: ¿Y quien la tuvo? ¿Usted?

MARIO: ¿Quien mas?

PSICÓLOGA: Quizá usted sea el que jamas tuvo la culpa...

MARIO: ¿En realidad cree eso?

PSICÓLOGA: No... (De forma muy seria) Pero déjeme decirle que es lo que creo...

(Sonido de alguien tomando un vaso con agua)

PSICÓLOGA: Creo que usted fabrica acontecimientos para intentar dar una explicación del porque usted sufrió ese cambio de personalidad. (Sonido de un cajón abriéndose) Cuando le dije que había recolectado informes psicológicos anteriores, también me asegure de hacerles la pregunta a esos colegas míos sobre si usted contesto la pregunta sobre: "Cuentame el porque". Por lo que pude ver, no fui la primera psicóloga a la que usted le contó su "historia". (Sonido de papeles) He leído un total de 15 "historias" distintas... Todas totalmente diferentes, una de la otra, ya sea en tiempo, espacio y personajes... Todas distintas excepto por dos pequeños detalles que se repiten en todas: Siempre muere Natalia... y siempre queda usted con un sentimiento de culpabilidad...

(Silencio largo)

MARIO: (Riendo de forma extraña) Bueno... ¿Que puedo decir? Me gusta dramatizar un poco las cosas... (Silencio corto) Un hombre muy sabio me dijo una vez: "Si vas a tener una historia sobre tu origen... ¡Que esta sea de opción múltiple!"

PSICÓLOGA: Y nunca aceptar la verdad. Nunca saber que paso... Nunca querer saber... El porque es usted lo que es. Como llego hasta aquí. Que paso exactamente...

(Silencio)

PSICÓLOGA: (Interesada) ¿Es eso, Mario? ¿Eso es el gran secreto de su vida? Usted no le tiene miedo a casi nada, de ahi que vea el mundo de esa peculiar forma. No tiene miedo ni de morir... pero lo que si le da miedo es eso... Recordar... Le aterra recordar el que paso... Le asusta que su mente sepa, en lo mas hondo, lo que de verdad paso... Y por eso fabrica esos acontecimientos, se engaña a si mismo, hace todo lo posible para que dude si paso de esa forma o de otra... Todo para tapar, cubrir, maquillar y evitar... ese recuerdo... Todo para no afrontar la verdad... No afrontar que le paso a usted y a esa chica... (Silencio) Pero...

(Silencio largo)

PSICÓLOGA: Pero... ¿Porque siempre aparecía esa chica? (Silencio) Ya que todo me pareció interesante, decidí entrevistar a las 3 personas que estuvieron bien cerca de usted en esa edad... Su madre, su hermano y Emma, su amiga de la infancia. Ninguno de los 3 tiene constancia de la existencia de una amiga suya llamada Natalia. Como me seguía pareciendo interesante, averigüe un poco mas. Fui a la calle donde se supone que vivía Natalia... Con ayuda del actual presidente de la comunidad y de la inmobiliaria que vendió esa casa, tuve acceso a los registros de los dueños de los últimos 30 años... En ningún momento figura la familia de Natalia, Barrenechea... Tampoco hay registro en periódicos de la fecha que usted menciono... ¡Diablos, si hasta una octogenaria de ese edificio nunca tuvo constancia de que una niña llamada Natalia viviera en ese edificio!

(Silencio largo)

MARIO: (Con un extraño tono de voz) Buen trabajo, doctora...

PSICÓLOGA: No puede engañarme...

MARIO: (Emocionado)¡Es curioso que usted diga eso! Porque yo la verdad... me encuentro muy mal... (Irónicamente) De hecho, estoy tan mal que creo que me estoy inventando ahora mismo que usted realiza estafas al seguro medico...

PSICÓLOGA: (Con pánico) ¿¡Perdón!?

MARIO: Oh, doctora, doctora... (Con un tono amenazador) ¿Se cree que accedería a contarle todo esto sin asegurarme un as bajo la manga? Sus colegas, los doctores con los que me envió, no eran muy listos a la hora de ocultar cosas... No sabe la de información que se puede conseguir usando pequeños trucos... Leer algo a travez de un espejo... Fijarse totalmente en el movimiento de los labios de alguien cuando habla por un móvil... Y sin querer queriendo, me entere de esos pobres pacientes que confían en usted...

PSICÓLOGA: (Con pánico) No se de que me esta hablando...

MARIO: Oh, claro que lo sabe... Así que... lo haremos por las buenas... o por las malas... (Amenazadoramente) Si sus colegas no quieren perder su licencia y usted acabar en la cárcel por que yo meta mis narices en sus asuntos... Usted dejara de meter el suyo en los míos...

(Silencio. Sonido de alguien poniéndose en pie)

MARIO: ¡Ah! Y mandeme una copia de las cintas que esta grabando... Espero que la factura... corra de su cuenta...

(Sonido de alguien saliendo de una habitación)

(Silencio largo)

(...)

jueves, 7 de agosto de 2014

Entrevistas en el Divan (Mario) - Parte IV

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento.

(...)

PSICÓLOGA: Buenas tardes, Mario... La ultima sesión me estaba contando sobre su ultima reunión que tuvo con Natalia...

MARIO: (Irónico) No, doctora... Según lo que recuerdo, usted dijo que me conseguiría otro doctor...

PSICÓLOGA: (Seriamente) Ambos sabemos que lo hice. 

MARIO: (Sarcásticamente) ¿Ah si?

PSICÓLOGA: Si... El doctor Elias, en nuestras primeras sesiones, me comento que mas parecía que usted le estaba entrevistando a el y no al revés. El doctor Ramirez y el doctor Ibaguirre me contaron que colmo sus respectivas paciencias y ambos lo echaron de sus sendos despachos. Y el ultimo doctor que le proporcione me contó que no quería volver a tratarlo...

MARIO: (Sarcásticamente) ¿En serio? Escuche, "doc"...

PSICÓLOGA: (Contestando rápidamente) ¡Psicóloga!

MARIO: (Riendo) ¡Vale! ¡¡Vale!! Si lo que quiere es escuchar mi historia, le daré un poco mas... Compensara los malos ratos que le he hecho pasar con sus colegas...

(Silencio)

MARIO: Eran las 12 de la mañana cuando me encontraba de pie, en medio de una pequeña multitud. El sol impactaba en uno de los lados de mi rostro, el sonido que recibía era confuso. Todo era confuso... (Pausa) Natalia estaba muerta... 

PSICÓLOGA: (Seriamente) ¿En serio?

MARIO: Si, en serio... (Desesperado) No era posible... No debía ser posible... Todavía recuerdo cuando la conocí... Esos bellos labios que reían cuando le contaba un chiste malo tras otro. ¿Sabias que era perfecto? Ella reía y yo me sentía cada vez mas miserable... pero feliz porque alguien como ella se me acerco. Incluso para alguien tan patético, ridículo e idiota como yo... incluso para alguien así, me hacia sentir alguien querido. Incluso con todo eso, ella quería ser algo mio... (Silencio) Pero luego la realidad se impuso de forma bruta. Podría decir que fue una forma de despertarme del bello sueño que ella siempre fue...

PSICÓLOGA: Eso es algo... triste...

MARIO: Si usted lo dice... Pero entonces paso algo raro, doctora. Tenia delante mio a la persona que alguna vez quise... La tenia muerta delante mio. ¿Y que cree que pensaba en esos momentos? Pensaba en que me había convertido en testigo de un crimen... Pensaba en si eso era el olor de la sangre... ¡Pensaba en cuantos años le caerían al conductor! ¿No se da cuenta? Pensaba en un montón de cosas que no venían a cuento. Y las que debería preocuparme de verdad, las que deberían haberme venido a la cabeza en esos momentos... no lo hicieron. Me asuste... ¿Porque me paso eso? ¿Significaba algo malo? Natalia estaba muerta... ¡Muerta! Y nunca me preocupo... ¿Estaba muerto yo también? ¿En realidad quería que muriera? La cabeza me iba a explotar... Pero seguía sin sentir pena. 

PSICÓLOGA: Interesante...

MARIO: Y así es como lo que parecía un buen día se volvía una autentica pesadilla. Lo perdí todo, doctora... Natalia, mis cursos, la confianza de mi familia... (Pequeña risa) Cuando la gente me empezó a preguntar por ella, me asuste. Entre en pánico... No quería que me vieran así... ¿O quizá me asustaba la idea de que alguna forma me culparan de ello? Porque sentía culpa... Pobre chica, nunca debió acercarse a mi... ¿¡Pero de verdad era culpa mía!? Salí corriendo... Huí como el cobarde que era...

(Silencio)

PSICÓLOGA: Continúe...

MARIO: Llovía cuando me detuve en un sitio que no recuerdo. El corazón me latía a mil por hora. ¿Que iba a hacer ahora? Una cosa era clara... Debía decirle a sus padres. Debía de darles esa noticia y si era posible, decirle como había pasado. Y el miedo se apodere de mi nuevamente. Camino a su casa, pensaba la mejor manera de decirlo... ¿Había alguna buena manera de decir que su única hija había muerto atropellada y que no fui capaz de ayudarla? Las piernas me temblaban cuando llegue a la casa, ya casi de noche. Mientras subía las escaleras, el corazón parecía que me iba a destrozar el pecho de los potentes latidos que hacia... Pero entonces lo sentí...

PSICÓLOGA: ¿El que?

MARIO: Sentí... olor a sangre. 

PSICÓLOGA: ¿En serio?

(Silencio largo)

(...)

miércoles, 6 de agosto de 2014

Entrevistas en el Divan (Mario) - Parte III

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento.

(...)

PSICÓLOGA: ¿Si? Continúe...

MARIO: Todo empezó una tarde del mes de Agosto... Las cosas no podían ir peor... Me encontraba sentado en el rellano de la casa de Natalia... y aun así, estando fuera, podía escuchar las riñas y discusiones de sus padres... Solo deseaba que ella no sufriera las disputas de sus padres...

PSICÓLOGA: Supongo que eso le pareció triste...

MARIO: Probablemente... (Tomo aire) Pero, tras eso, estaba también mi situación: Tenia problemas académicos... Mi madre no estaba de buen humor conmigo y lo peor de todo es que le echaba la culpa a Natalia, de que ella era una distracción. Y me prohibió verla nunca mas... Pero también estaba el hecho que iba a perder a Natalia para siempre... Al menos eso creía si lo que oía cuando sus padres discutían se volviera real... Así que la situación era esa. Tenia que decidir: ¿Debía aceptar que se fuera para siempre? ¿O debería intentar arriesgarme y verla casi por ultima vez? Lo admito: La idea que quería no era la mas ética de todas...

PSICÓLOGA: Nadie podría criticarlo eligiera lo que eligiera. Es perfectamente común...

MARIO: (Ofendido) ¿¡Acaso parezco alguien común!? (Tomando aire)  No,no... Solo me aterrorizaba que ella sufriera. Me aterrorizaba que pagara los platos rotos de su familia... Por que no se lo merecía... Sentado en el rellano de su casa, escuchaba con miedo: Su familia sufría de varios problemas. Uno era que sus padres se llevaban peleando entre si durante mucho tiempo. Ella me contaba que papi y mami estuvieron a punto de llegar a las manos varias veces. De hecho, ella sospechaba que alguna vez llegaron pero que ella no estuvo presente... Su padre tenia un terrible genio, me consta, pero... (Silencio largo) Y otro problema era el económico. Algo de que los iban a echar de su casa. ¡Ahora me resulta irónico! Irónico de como eso, en aquellos días, era algo propio de gente con mucha mala suerte... Y a día de hoy, algo cotidiano... Sea como fuese, decidí reunirme contra todo pronostico con ella. Así lo tuviera prohibido... Pero para ello no debía dejar que se dieran cuenta. Acorde con ella reunirme al día siguiente, a celebrar con ella una pequeña reunión por su cumpleaños...

(Silencio)

PSICÓLOGA: Continúe...

MARIO: Le mentí a mi madre... le dije que iba a la casa de una tía mía. Para no levantar sospechas, me vestí como casi siempre lo hacia cuando tenia 11 años: Chaqueta en pleno mes de agosto y mi mochila. No podía vestirme para la ocasión porque habría levantado sospechas. Pero no me importaba. Nada importaba. Solo quería estar con ella. Y lo que pensé que seria el mejor día de mi vida comenzó como debía ser: Recibí la notificación de mi suspenso... Al llegar a la casa de Natalia, la encontré llorando. Me dijo que su madre tenia que ir al banco por un asunto de vida o muerte. Y su padre le había dicho, horas antes, que tenia serios problemas con su madre y llegada la hora... quería que se "quedara" con el... Pero eso no fue todo. Mi madre, al parecer, se entero porque no me paraba de timbrar el móvil... pero lo ignoraba porque ya estaba condenado. Puestos a morir, quería disfrutar de mi ultimo día con "vida". Con todo eso, me encontraba sentado con Natalia en una terraza cerca del estadio, comiendo y bebiendo refrescos. Ella, deportiva y hermosa, me sonreía. ¿Yo? Intentaba no sudar debido al calor... No suelo ser un galán pero imagino que ninguna chica quiere andar con alguien sudado, ¿no cree?

PSICÓLOGA: Eso dependerá de la chica... Pero es irrelevante. Así que continué.

MARIO: Natalia, al parecer, también sentía que podría ser nuestra ultima vez juntos. Estaba haciendo cosas extrañas: Me acuerdo que puso una música y me pidió bailarlo con ella. La gente nos miraba y todo era muy extraño. Llego un punto que ya no la escuchaba... Solo la veía a ella. A ese bello rostro... Tenia que tomar una decisión... Nos separamos momentáneamente. Ella quería hablarme de algo. El miedo se apodero de mi. ¿De que iba a ser? ¿¡Acaso era lo que yo creía!? Le dije que si y fui a comprar eso que tanto nos gustaba. Por algún extraño motivo, dude si ir solo o acompañarla. Así que me di la vuelta. Escuche un sonido, uno que me marco casi de por vida. Y allí estaba, en frente mio...

PSICÓLOGA:¿El que?

MARIO: (Silencio) Bueno... (Riendo) Creo que esta historia se la tendré que contar la próxima cita. (Fingiendo ataque de asma) No me siento muy bien doctora... Creo que necesito ver a otro doctor colega suyo... (Seriamente) Consígame otro...

(Silencio largo)

(...)

viernes, 1 de agosto de 2014

Entrevistas en el Diván (Mario) - Parte II

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento.

(...)

PSICÓLOGA: Sesión numero 3. Día 10 de Agosto del presente año. Siendo las seis y catorce de la tarde, el paciente Mario Sergio acaba de llegar de la consulta del doctor Ibaguirre.

MARIO: (Silbando) ¿Tiene que grabar todo, incluido la fecha? Suena muy "profesional"

PSICÓLOGA: Cuénteme, Mario... ¿Que tal le ha ido esta vez? Nuestra sesión anterior no pudimos retomar lo que dejamos a medias en nuestra primera reunión...

MARIO: Se supone que esta sentada en esa cómodo asiento de cuero para tratar mi adicción a una sustancia, doctora... Lo que tenga que contarle... Bueno, son meros comentarios, como el tiempo, el resultado del partido de esta noche, etc... (Risa)

PSICÓLOGA: Bueno, pero en estos días, usted visito a 3 doctores colegas míos... Ellos se encargan de proporcionarle medicinas para purificar su organismo... y yo me encargo de la parte psíquica. Así que...

MARIO: Si, doctora, todo es muy bonito pero... (Sonido de chasqueo de dedos) Quizá debamos tener otra sesión sobre mi adicción... El ultimo doctor me echo de su despacho...

(Silencio)

PSICÓLOGA: Esta empezando a agotar mi paciencia, Mario... Es el tercer doctor que hace eso...

MARIO: (Risa) ¡Deme uno mas, doctora! Estoy intentando batir mi récord...

PSICÓLOGA: (Enfadada) ¡NO! Yo ya hice lo que estaba en mi poder para ayudarle... No puedo tratarle si no ha tomado medicinas que limpien su organismo... Ya he hecho algo por usted... Es hora que usted haga algo por mi...

MARIO: Bueno... (Risa) A ver, ¿Que es lo que quiere, doctora?

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: Cuénteme que es lo que "paso". Algo ocurrió en su vida, calculo que entre los 11 a 13 años, algo paso. Y fue de tal magnitud, que le hizo lo que es hoy. Cuénteme lo que dio origen a todo.

(Silencio)

MARIO: Es un poco difícil... (Silencio) Vera, mi padre era un astronauta y una vez, en una de sus misiones, encontraron una especie de roca negra muy pulida...

PSICÓLOGA: No le creo.

MARIO: (Contestando rápidamente) Mi padre encontró trabajo como guardia de un viejo hotel que cerraba sus puertas durante el invierno. Era un gran hotel, tenia su laberinto y todo...

PSICÓLOGA: No le creo.

MARIO: (Contestando rápidamente) Tenia un pequeño grupo de amigos. Una noche nos encontramos con una banda que quería violar a una chica en un viejo teatro abandonado...

PSICÓLOGA: Podemos seguir así todo el día. No le creo. (Chasqueo la lengua)

MARIO: (Riendo) Parece que sabe cuales son mis gustos, doctora...

PSICÓLOGA: Se lo repito: Podemos estar así todo el día. Si realmente quiere que le siga ayudando, ayúdeme usted a mi.

MARIO: (Silencio)

PSICÓLOGA: Cuéntemelo. El porque es usted como es.

MARIO: No se de que me habla doctora...

PSICÓLOGA: (Sarcástica) ¡Muy bien! Si no lo hace por las buenas, lo haremos por las malas...

MARIO: (Riendo como idiota) ¿Me va a obligar? ¿¡En la segunda cita!? (Risa)

PSICÓLOGA: Natalia Barrenechea... ¿Le dice algo ese nombre?

(Silencio)

PSICÓLOGA: ¿Va a colaborar, paciente?

MARIO: (Silencio)

PSICÓLOGA: Cuéntemelo.

MARIO: (Con voz seria) Bueno... supongo que solamente tuve... un mal día...

(Silencio largo)

(...)

Entrevistas en el Diván (Mario) - Parte I

En primer plano, una vieja reproductora de cintas de audio llamaba la atención. Se puso en funcionamiento.

(...)

PSICÓLOGA: (Hablando por un móvil) ... ¡NO! ¡No puedes echarte atraz! (Silencio) Escucha... Sabias donde nos metíamos cuando empezamos... Nada puede salir mal... (Silencio) ¡Solo vas a perder tu licencia si sigues dudando! Escucha... te llamo luego, tengo un paciente ahora... (Silencio corto. Sonido de una puerta abriéndose) Sesión numero uno. Día 2 de Agosto del presente año. Son las cinco de la tarde con veintiocho minutos. Soy la psicóloga Emma Silverman. El paciente se llama Mario Sergio Tun...

MARIO: (Riendo) ¡Llámeme Mario a secas, doctora! Se ahorra mucho tramite...

PSICÓLOGA: (Resoplando) Terminado las formalidades... (Silencio) Tome asiento, Mario.

MARIO: ¿Sabe que, doctora? Siempre me ha fascinado el mundo de la mente... Sin duda, debe ser genial ver como distintos cerebros reaccionan de formas tan impredecibles...

PSICÓLOGA: Usted mismo, por ejemplo. Según mis notas... (Sonido de folios) esta aquí para que le haga un tratamiento sobre como superar su adicción a una medicina, el Salbutamol...

MARIO: Exacto... (Risa)

PSICÓLOGA: Tengo entendido que nunca visito un psicólogo, ¿verdad?

MARIO: Depende... ¿Los del colegio cuentan? (Risa)

PSICÓLOGA: Según la información que me proporciono, consume la medicina desde los 7 años de edad...

MARIO: Las cosas, cuanto antes... ¡Mejor! (Risa)

PSICÓLOGA: (Resoplando) ¿Existe la posibilidad de que tengamos una charla sin que haga uso continuo de bromas, risas y hasta ironías o sarcasmos? 

MARIO: Oh... (Chasqueo la lengua) Lo siento, doctora... No pensé que fuera muy sensible... (Risa)

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: Siempre quise entablar un examen psicológico hacia su persona. Me resulta fascinante. Es un reto para todos mis conocimientos teóricos. Así que... accedí a tratarle su adicción pero, como ya habrá descubierto y es el motivo por el cual esta siendo sarcástico, que lo único que quiero es tratarle como un paciente mas y no como un cliente.

MARIO: (Silbando) Me sonroja, doctora...

PSICÓLOGA: Por ejemplo... Podría decirle exactamente porque hace esto... Lo de las risas, sarcasmo, ironía, etc. Pero estoy segura que usted mismo podrá decirlo.

MARIO: Siempre me ha aterrado el enfrentarme a situaciones complicadas. (Silencio) ¿Como lo llaman? Ah si... "Mecanismo de defensa". La mayoría de la gente se concentra cuando se encuentra ante una situación difícil. ¿Yo? Solo me burlo... No importa que tan difícil y complicada sea la situación, tengo que hacer bromas... Prácticamente les estoy gritando: "¡Mírame! ¡Soy tan bueno y tan guay que me puedo permitir decir y/o hacer bromas en medio de un problemon donde mi propia vida esta en juego!" O algo por el estilo...

PSICÓLOGA: Y no solo eso. Me he dado el lujo de examinarle a fondo, Mario... Y esto ultimo no es mas que la punta del iceberg. Tengo notas sobre un examen psicológico hecho en el despacho de Psicología del instituto donde usted estudio cuando arribo a este país, allá cuando tenia 11 años. Y también tengo las notas de varios exámenes que le realizaron cuando tenia 17 años. (Sonido de apertura de un cajón). De forma breve, no tiene una personalidad definida. Es como un camaleón... "Adapta" su personalidad a la situación, realidad y circunstancia que este en ese momento. Lo adapta para poder convertirse en el antagonista del gran teatro de lo ilógico, que es como usted ve el mundo...

MARIO: Aja...

PSICÓLOGA: Pero lo interesante esta aquí. El porque surgió esa visión de la vida en usted. No puedo determinar cuando pero hubo algún momento de su vida que hizo este cambio. Su reporte cuando tenia 11 años lo catalogaban como alguien normal y corriente, el típico niño que era extranjero en su instituto. Pero de pronto y porrazo, sufrió esa "mutación", si me lo permite.(Sonido de folios) Todos sufrimos cambios en la personalidad. Se debe a la pubertad, a las hormonas, etc. Pero esos cambios tienen su origen y sufren un procedimiento. Pero lo suyo... Parece ser un cambio a propósito. Como si usted hubiese querido. Como si algo le haya pasado y en vez de dejarlo correr y que venga solo, forzó el cambio que mas creyó que le convendría, asumiendo algunas cosas y suprimiendo otras. Y eso... no es común.

MARIO: (Silbando) Aja... ¿Y que es lo quiere...exactamente?

(Silencio largo)

(...)