miércoles, 31 de diciembre de 2014

2015

Se va otro año en el Diván, otro año en que este blog ha visto historias nuevas, continuaciones de historias o simplemente, mismas historias pero contadas desde distintos puntos de vista.

Si puedo resumir este año, lo haría a través de un personaje: Natalia.

El nemesis del personaje de Mario, alter ego de mi persona en el universo Episodios desde Madrid, nace a partir de una experiencia traumatica que vivió en su infancia. Tanto Mario como la chica, en un abrir y cerrar los ojos, sufren una fuerte conmoción que les hace "mutar" a lo que son. Mario como hombre extremadamente racional y Natalia, todo lo opuesto de Mario. Lo mas gracioso e irónico es que ese nemesis... no existe en la vida real. Solo forma parte de la consciencia de Mario. Pero es tan potente, tan fuerte e independiente, que puede acabar con la existencia de Mario.

Para los que no sean muy conocidos en temas de Psicología, son esas percepciones utópicas las que hacen que muchas personas cometan suicidios. Y es que el personaje de Mario tiene impulsos suicidas, cuya representación es el enfrentamiento con Natalia. Si Mario pierde ese enfrentamiento...

¿Es posible que alguien con impulsos suicidas luche por su vida? ¿No suena esto un poco contradictorio? No si eres tan racional como lo es Mario...

El personaje de Natalia nació a partir de la búsqueda de un personaje que pusiera en jaque a alguien como Mario, quien en un plano terrenal como es la existencia... no le tiene miedo a nada, ni siquiera a la muerte. Todo porque su vida gira en torno a la realidad y a la lógica. Esta le hace aceptar cosas que cualquier persona pasional no consideraría. Incluso cuestionarse, refutarse y doblegarse a si mismo, esto si la situación carece de sentido o es ilógico. 

Pero no Natalia. Ella esta fuera de la realidad y esta fuera de toda lógica. Y es ese el motivo por el cual es perfecta para enfrentarse a alguien como Mario. Otro punto, es que el "universo" donde habita ella, no es un lugar terrenal, por lo tanto ella tiene plenos poderes en ese sitio. Ella vive en la mente de Mario. Y esta mente es tierra de nadie. Un lugar donde el propio dueño puede morir, solo si su muerte tiene un sentido lógico y racional...

Y porque solo ella estuvo presente cuando ocurrieron los acontecimientos que dieron forma y sentido a la existencia de Mario. Solo ella conoce realmente los mas oscuros secretos de Mario.

Si uno se pone a pensarlo bien, Natalia es perfecta para este papel de antagonista. Es todo lo opuesto a Mario, incluso en el sexo (Esto ultimo no me convencía, ya que a veces hay "enfrentamientos". Y claro, que un hombre pelee con una mujer, llegar a tocarla... Solo espero que el "escenario", la propia supervivencia de Mario, opaque algo que puede ser malentendido...). Mientras que Mario es una persona sensata, racional y hasta depresiva... Natalia es alocada, ilógica y con una risa sádica en todo momento. La relación de ambos podría dar para muchas historias. Incluso, y esto es una confesión de autor... Natalia considera a Mario su complemento, su ying de su yang... Pero esa unión solo sera posible en el plano donde Natalia existe: la muerte.

Los primeros borradores... o mejor dicho primeras historias locas con mucho frikismo, el personaje de Natalia iba a ser una persona real, que tenia como objetivo matar a Mario. Pero este la salva de morir. El cóctel de emociones, lo de aceptar la muerte y ver que la persona a la cual tiene que matar le acaba salvando la vida, hacen que Natalia pierda la cordura. Se obsesiona con Mario y vuelve siempre para "matarlo". En realidad, solo quiere estar a su lado, probarle, "llamar" su atención... Es decir, Natalia se obsesiona con el protagonista, haciendo que caigan en un bucle infinito...

Admito que eso lo deseche porque Natalia estaba llena de clichés (Coño, y lo actual no?) y porque si es un personaje real, es mas difícil que "sobreviva" para la siguiente aventura. (Podría hacer como en Cien Años de Soledad, que se dispara en el pecho y que la bala no consigue atravesar ningún órgano vital. Físicamente es posible, estadisticamente es objeto de culto... pero el lector solo conseguirá sonreír sarcásticamente) Bueno... eso y que al no tener un vinculo como lo tienen actualmente, Mario podría acabar con ella, alegando defensa personal, en el segundo capitulo...

A travez de 3 historias, la ¿trilogía? de Natalia se basa en 3 puntos importantes que resumen su propia existencia.
  • La oscuridad, primer capitulo donde Natalia nace y se da forma a si misma. La oscuridad no es nada mas que la propia muerte... o al menos lo que ella entiende como muerte.
  • La ira, capitulo donde Natalia aprende la "fuente" de ese poder que guía la vida de su victima.
  • Y la locura, el "mal día", el empujón que se necesita para transformarte en lo que eres a día de hoy. Como capitulo final, se revela el origen de toda la historia.
Si soy sincero conmigo mismo, la segunda historia no debería existir. La historia de Natalia se debía de quedar en solo 2 historias, pero decidí que fueran 3 para dar ese aire de interesante. Pero es la primera y la segunda las que realmente di lo mejor de mi y me reserve las mejores ideas, frases, diálogos, etc.

Pero he aquí el dato curioso. Pese a que me jure que Natalia moriría en el tercer capitulo y pondría fin a esta "saga" corta... todavía hay una parte de mi que no se quiere despedir. Y que cada día me abundan ideas para seguir y seguir con estos personajes. Esa sensación de que hay cosas que no explique, que hay cosas que no aparecieron. Por ejemplo, en los tres capítulos siempre es la mente de Mario y sus traumas los que se basa la trama. ¿Y que pasa con la mente de Natalia? ¿No seria genial que un capitulo Mario "entrara" a la mente de la chica y viera como funciona? Pero he aquí un problema. Muchas historia, todas, son de mi agrado. Pero por amor al arte, es mas que claro que a veces hay que dejar una historia morir. No soy un escritor laureado, ni siquiera llego a escritor propiamente dicho... pero se que hay veces que se debe hacer eso. Pero siempre me prohíbo a mi mismo hacerlo. Pero mira que me jode la idea, ¿eh? (Ejemplo de ello es un hipotético cuarto capitulo de Natalia, "Una luz en la oscuridad", donde Natalia usaba el miedo como arma para buscar la muerte de Mario. Este hipotético capitulo hubiera tratado sobre como Natalia descubría el principal miedo de Mario, que es lo que el chico realmente teme mas que a nada en el mundo. Natalia aparece de la nada y no para pelear con ella. Simplemente le reta a Mario a pasar una noche en el bosque donde ella vive. Mario pensaría en ese momento: "Tengo miedo... Miedo de que cuando me adentre en ese bosque de muerte, locura y desesperación... Sea como estar en casa". Natalia, en algún momento después de que Mario presencia todo el horror de ese bosque, en pleno clímax, diga: "Quizá todo esto que ves: horror, muerte y destrucción, no sea mas que la proyección de alguien. Quizá solo existimos porque alguien es como es. Nosotros (Los horrores del bosque) somos una proyección de ti. Nosotros... somo tu.". En el hipotético final (no diré como Mario vuelve a triunfar xD) Natalia acompañaría a Mario hasta el final del bosque y le dice: "Y recuerda cariño... cuando todo se ponga mal en el mundo donde vives... Recuerda que aquí, siempre seras bienvenido. Disfruta tu vida... en ese bosque que llamas realidad.")

El concepto del miedo es algo que toque, por error, en la entrada de "Un lugar en mis sueños". Pero es algo que se merece algo aparte. Y sobre todo... en los 3 capítulos de Natalia, Mario siempre ha sido el héroe, que se enfrentaba a la locura encarnada que era Natalia. Siempre dispuesto a sufrir pero a su vez dispuesto a triunfar. ¿Que pasaría si esta vez, el héroe es representado sin el clásico cliché de valentía? ¿Y si el protagonista fuera representado con miedo, dubitativo y despojado de la heroicidad a la que se le acostumbra a tener?

Pero dispuesto a mantener la promesa que me hice, solo cree supuestos epílogos alternativos, que no son mas que Natalia cantándole una canción cuya letra es casi como un poema dirigido para Mario. Pero como dije en el ultimo: A veces pienso que Natalia existe de verdad... y nunca me dejara en paz.

Este 2015 me he propuesto abandonar por completo este personaje. Creo que con "Entrevistas en el Diván (Mario)" puse punto y final a la historia de Natalia y lo hice de una manera que, bueno..., una persona me dijo: "La has despreciado totalmente"

JAJAJAJAJAJAJA A mi me pareció un final muy digno para ella. Oh vamos, es Mario... ¿De verdad creen que no haría algo así?

Eso es todo que debo decir por ahora. Espero que este 2015 sea el año de Episodios desde Madrid, que ya le toca. No quiero que eso quede en un mero proyecto, en un simple borrador. Es hora de darle forma, o al menos empezarlo.

He aquí toda la "historia" de Natalia. Cada nombre es un link para la historia, si alguien lo desea.

Reinado Oscuro (Primera aparición de Natalia)

Un día mas (Segunda aparición de Natalia)

Un lugar en mis sueños (Tercera y ultima aparición de Natalia)
Música por defecto del personaje: MÚSICA

Y la imagen que algún día espero que lleve el nombre de "Un lugar en mis sueños - ¡La locura es la salida de emergencia!"




FELIZ AÑO 2015 PARA TODOS!

Mario Sergio - Lima, 31 de Diciembre del 2014.

martes, 30 de diciembre de 2014

Entrevistas en el Diván (Carlos) - Parte III

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento:

(...)

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: La relación con su padre es la explicación del estado de su vida actual. No me cabe ninguna duda...

CARLOS: ¿Ah sí? ¿Por que lo dice?

PSICÓLOGA: Se lo diré cuando me cuente el segundo episodio de su vida. El accidente de Emma.

(Silencio corto) (Sonido de alguien encendiendo un cigarro)

CARLOS: Era el mes de Setiembre. Por aquel entonces tenia una novia, una chica del pueblo. Se llamaba Rocio y era un encanto. Pero casi no podía verla y pasábamos poco tiempo. Ella lo entendía, pero sabia que debería hacer mas. Emma le pidió a mi padre que la acompañara a hacer lo que mas le gustaba: Cazar mariposas con su red. Mariposas que luego soltaba. Pero lo que realmente teníamos en mente Emma y yo es que la niña jugaría mientras Rocio y yo recuperábamos el tiempo perdido detraz de un árbol. ¿Que podía salir mal?

PSICÓLOGA: Es obvio que esa pregunta obtuvo respuesta.

CARLOS: ¿Alguna vez ha sentido que el miedo se le personifica delante suya... y le traspasa el pecho con su brazo? Eso sentí cuando no vi a Emma por ningún lado. Rocio y yo la buscamos. No aparecía. Cada segundo que pasaba, sentía como mi pecho se contraía cada vez mas. Miedo... pánico... y finalmente terror. Grite como un loco. El miedo se debo apoderar de mi, porque Rocio se alejo un poco de mi. 

PSICÓLOGA: Tenia la pinta que ese día para usted... se iba a transformar en... un mal día...

CARLOS: Y que lo diga. (Sonido de alguien dándole una calada a un cigarro). Le pedí a Rocio que corriera al pueblo a pedir ayuda. Ella se dio media vuelta y corrió. Yo... suplique, rogué... que nada malo le haya pasado. Las montañas del Valle de Olivos podían ser peligrosos... y si Emma hubiera resbalado... Le juro que ese pensamiento hacia que tragara saliva cada segundo.

(Silencio corto)

CARLOS: Rocio volvió con varios adultos, entre ellos mi padre y mi madre. Llevaban perros. Incluso algunos llevaban esos viejos rifles de caza Remington. Se veía que mi padre era alguien influyente en el pueblo. Cuando corrí hacia ellos para explicar lo que había pasado, pude ver a mi padre con un semblante terrible. Parecía que estaba sediento de sangre. Esa bomba de relojería no tardaría en explotar. La lluvia que empezó a caer no iba a ayudarnos. Me dieron una linterna y todos nos separamos.

PSICÓLOGA: Continúe.

CARLOS: Pasaba los minutos y nada. ¿Donde se había esfumado mi hermanita? Las lagrimas de frustración empezaron a querer salir de mis ojos. Seguí buscando. Pero fue entonces cuando vi el pozo tapado. No se como llegue a verlo. Creo que la conexión que tenia con la niña fue la que me hizo verla, allí... ese pozo oscuro y camuflado. Creo que nadie lo habría visto. De ser así, no quiero imaginar lo que habría pasado.

(Silencio largo) (Sonido de alguien dándole una calada a un cigarro) (Sonido de alguien tosiendo)

CARLOS: No sabe la alegría que sentí al ver a Emma, atrapada allá abajo. Grite, con la lluvia empapándome totalmente. Todo el mundo vino. Casi sin pedirlo, le quite la cuerda a uno de ellos, lo ate a un árbol y lo use como arnés para bajar hacia donde se encontraba la niña. Cada centímetro que bajaba se transformaba en una lagrima. Estaba viva... ¡Estaba viva! No me importaba nada mas. Cuando salte a su lado, el agua helada casi me hace gritar pero lo ignore. La cargue y le hice la seña a uno de los señores, para que me ayudaran con el ascenso. Mientras subíamos, la respiración de Emma la sentía en mi oreja. Era... casi música para mis oídos. Al salir de ese lugar, caí de rodillas y abrace a Emma, quien se desmayo. Casi mejor, no quería que me viera llorar como un niño pequeño.

PSICÓLOGA: ¿Que paso después?

CARLOS: Mi madre vino y cogió a Emma, tapándole con una manta. Mi padre también venia. Pero el venia directo hacia mi. Creo que casi esperaba lo que iba a hacer. Pero no lo esperaba que lo hiciera delante de todos. Me propino una bofetada... otra mas. Pero esta la sentí con mas furia, mas cargada. Empezó su perorata de siempre, pero esta vez diciendo que por mi culpa su hija podía haber muerto. Los demás adultos intentaban calmarlo pero el los intimido y se tuvieron que callar. Yo no lo entendía porque le tenían tanto miedo. Fue entonces cuando me di cuenta que ya no le tenia miedo a mi padre. Pensar eso ultimo era lo que me había abierto los ojos. El me miro. Se dio cuenta que en mis ojos había una sensación de estar retándolo. Volvió a levantar el puño y se dispuso a darme otro golpe. Pero no... esta vez no. De hecho, nunca mas... NO.

PSICÓLOGA: ¿Que paso?

CARLOS: Le detuve el golpe. Y se la devolví. Ya no me importaba mi inocente madre o los demás adultos que habían allí. No me importo que el tuviera mas fuerza que yo. ¿Quien era el? Solo un adulto con traje y corbata, inteligente... lo suficiente para ganar un gran sueldo y mantenernos con un estilo de vida muy superior a los demás. No me importaba eso. Me abalance otra vez. Cada puño significaba para mi una forma de vengarme de cada humillación que el me hizo en todos mis años de vida. Lloraba cuando por fin le dije todo eso que me guardaba dentro. Que nunca me quizo... nunca intento entenderme. Nunca me apoyo. (Silencio corto) Nunca en mi vida había dicho tantas verdades. Fue tanta mi desesperación que hasta ataque verbalmente a mi madre. Le apunte con mi dedo y le dije que ella también tenia la culpa. Por haberse casado con semejante idiota. Que a veces tenia ganas de acabar con mi vida solo para que ella supiera del tremendo error que cometió. Caí de rodillas y me puse a llorar.

(Silencio corto)

CARLOS: La pequeña Emma estaba desmayada mientras pasaba eso, el fin de la existencia de mi padre para mi. No se que decidió mi padre pero yo, al llegar a mi habitación, empece a hacer las maletas. No iba a seguir viviendo con el. No me importaba como pero iba a sobrevivir. Si me tenia que poner a trabajar, lo haría. ¡Trabajaría de puto si hiciera falta! Total... Emma estaba bien, estaba viva... No me importaba nada mas. Cuando la niña ya estaba estable en el hospital de Cuenca, me acerque y le di un papelito con un numero. Le dije que me iba pero que me llamara cuando tuviera la oportunidad, que estaríamos en contacto. Abrace a mi hermana, le di un beso en la frente, cogí mi chaqueta, mi maleta... y me fui de casa, con solo 15 años.

(Silencio largo)

(...)

lunes, 29 de diciembre de 2014

Entrevistas en el Divan (Carlos) - Parte II

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento:

(...)

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: Digamos que tengo acceso a información privilegiada.

CARLOS: (Enfadado) Y tanto... Esa información solo lo saben 2 personas en este mundo... (Sonido de alguien dándole una calada a un cigarro) ¿Se lo ha dicho Emma?

PSICÓLOGA: No... (Silencio corto) Le voy a pedir algo, señor Reyes. En estas sesiones, yo tengo mis datos en la mano. Le pediría por favor que no se ponga a pensar de donde coño las he sacado. Limitase a responder, contar y confesar lo que yo le pida, ¿de acuerdo?

CARLOS: Si que eres practica, moza... (Tosiendo) ¿Y que viene ahora?

PSICÓLOGA: (Tomando aire) Cuénteme 2 episodios de su vida. Quiero saber su "origen". El primero... la relación con su padre.

CARLOS: No era del todo buena. Yo y el cabronazo nunca nos entendimos del todo.

PSICÓLOGA: Ya, ya... creo que era algo mas que eso. ¿Porque no empieza desde donde lo recuerda y luego nos centramos en el segundo episodio? El día que su hermana Emma cayo en el pozo y genero su miedo a los espacios cerrados.

(Silencio corto)

CARLOS: Mi padre era un hombre muy chapado a la antigua. Creía en que el éxito de una persona se basa en los logros académicos. Yo... yo no nací con esa capacidad. El no lo entendía. No entendía que me costaba mucho aprender y retener lo que el colegio me enseñaba. (Desesperado) ¡Que no entendía que no herede su capacidad de el, quien era un genio! (Calmado) Lo admito, tampoco puse mucho de mi parte. Pero era porque era feliz con los amigos que forje en esos años. Y aunque ninguno era mas inteligente que yo, me sentía feliz poder compartir con ellos las mismas dificultades que yo padecía. No era que quería el mal de muchos. Directamente, me sentía mejor al saber que podíamos ayudarnos mutuamente. Un grupo de chavales que se esforzaban por aprobar, siempre con la amistad uniéndonos.

(Silencio corto)

CARLOS: (Sonido de alguien dándole una calada a un cigarro) Pero mi padre no entendía eso. Me atacaba. Me gritaba diciendo que era un inútil. Que no merecía ser su hijo. Y todo porque se avergonzaba de mi. (Enfadado) ¡El no tenia ni idea de lo que me costaba a mi llevar un 6 o un 7 a la casa! (Relajado) Siempre albergaba la esperanza de llegar a casa, mostrarle la nota a mi padre y que este me pasara el brazo por el hombro y me sacudiera el pelo con la mano. Pero eso nunca pasaba. Solo repetía una y otra vez... que era una vergüenza para el. Mi paciencia termino... cuando me llamo, con todas sus letras y en mi cara... fracasado.

(Silencio corto)

CARLOS: Pero ese momento llego mucho después del nacimiento de Emma. Pero aun así, el sentimiento de odio que tenia hacia mi padre era ya grande. Cuando me entere de que la niña vendría al mundo, solo la odie. Pero no porque tuviera algún motivo... Era única y exclusivamente por el hecho de que mi padre era feliz. Y por eso llegue a odiar a mi pequeña hermana. Cuando nació y empezó a crecer, la odie mas. Era lo que mi padre deseo siempre. Y se volvía mas feliz con cada día que pasaba, a la vez que yo me volvía mas marginado y odiado. Recuerdo que cuando Emma tenia 5 años, yo ya tenia 13. Ese año, suspendí 2 asignaturas, las mas complicadas. Y desate una ola de furia de mi padre que todavía me acuerdo. Me golpeo. En pleno rostro. Le juro que, con lagrimas en los ojos, le quise contestar. Pero era inútil, solo era un chaval y el un hombre adulto. Fue entonces cuando le dije que lo odiaba. Que tenia ganas de morirme. No quería seguir siendo su hijo. Y el solo me contesto que también lo deseaba. Que el ya lo tenia todo. Su hija, la niña, crecía fuerte y sana. Que la niña seria su orgullo y su satisfacción. Por lo tanto, yo era redundante. Un episodio de su vida triste y decepcionante. Y que cuanto mas tardara en desaparecer, mas rápido solucionaríamos nuestro problema. Y fue cuando me llamo fracasado. Lo mire fijamente. Pude ver esos ojos de los cuales Emma y yo hemos heredado. Esos ojos llenos de furia. Lo mire y salí de la habitación.

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: ¿Que paso?

CARLOS: En mi habitación, pensé en huir de casa. ¡Solo con 13 años! Pero mientras me untaba crema en el moretón que mi padre me provoco, la niña entro en mi habitación. Cargando esa muñeca vieja que yo le regale, me hizo parpadear porque de todas las muñecas nueva y bonitas, ella cargaba justo la que yo le regale. Me pregunto que me pasaba, porque lloraba. Yo solo le dije que se largara de allí. Mi padre entro en mi habitación, quizá con ganas de mas guerra. Pero al ver a Emma allá, solo se dio media vuelta. Algo que note fue que la niña se interpuso, levantando brevemente los brazos como si intentara defenderme.

PSICÓLOGA: Interesante... Continúe.

CARLOS: Pasaron los meses. Me empece a dar cuenta que Emma se me acercaba mucho mas. Y que hacia cosas por mi que doblegaron ese odio que le tenia y los transformaron en amor hacia ella. Cosas como mentirle a mi padre solo para que me dejara salir, estar a mi lado cuando debía llevar malas noticias a casa... ¡Robarle dinero a mi padre solo para que yo pueda salir con mis amigos en mi propio cumpleaños! La niña me quería. Por mucho que la odiaba, no podía... no podía decirle que no. Cuando venia corriendo con esos ojos húmedos de la emoción que debía de sentir al verme. ¿Como decirle que no cuando me abrazaba y me llenaba de besos? Un día no pude mas y llore cuando me abrazo. Me jure, que por mucho que mi padre nos distanciara... jure protegerla. Costara lo que me costara.

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: Continúe.

CARLOS: Pero también supe que tarde o temprano mi padre me echaría de casa... sea el motivo que sea. Decidí que era hora de ponerme en forma. De entrenar mi cuerpo. A mi madre y amigos les dije que me quería ver bien conmigo mismo. Era mentira. Debía estar en forma. ¿Porque? Dígame usted... si a los 15 años su padre le echan de casa, obviamente debe buscarse un trabajo, algo con lo que sobrevivir. Y teniendo en cuenta que los únicos parientes que tenia eran los abuelos de un pueblo de la serranía de Cuenca...¿que clase de trabajo hay allí? ¿Pastor, recogedor de olivas, peón de obra? Ninguno de esos trabajos lo puedes hacer si estas fuera de forma. O quizá si, pero ibas a sufrir bastante. Así que me prepare...

(Silencio largo) (Sonido de alguien apagando un cigarro en un cenicero)

CARLOS: Pero hubo algo mas. Un día, en las fiestas del pueblo, me pase un poco con las copas. Entiendame, acababa de cumplir 15 años y era la época de experimentar. Volví a casa y me quede dormido. No se que hora era cuando mi padre me despertó pero ya era muy tarde. Lo recuerdo perfectamente. (Silencio corto) Vino echo una furia. Abrió la puerta de mi habitación casi dándole una patada. Me empezó a golpear allí mismo. Con furia. Yo... no intente defenderme. Me hizo sentarme en la cama y me propino mas golpes. No hice nada. Mi madre lloraba, intento separarnos pero le fue imposible. Mi padre gritaba cosas como que esperaba el día que me muriera para por fin dejarle en paz. Y muchas otras que no recuerdo. Durante toda la paliza, no me inmute. Llego a un punto que el me golpeaba, quizá esperando que yo le contestara... pero no hice nada. Porque algo empezaba a sentir dentro de mi. Cuando se fue, mi madre se me acerco, me abrazo y me dijo que no pasaba nada. Que ella hablaría con el y que no pasaría nada. Abrió su bolso y me dio varios billetes. Me dio un beso y me dijo que podía ir a divertirme, que ella me daría dinero. Todo lo que yo quería. Cuando se fue, lanze los billetes contra la pared. No quería ese dinero, porque era de el... de mi padre. Allí supe... que mi padre había muerto para mi.

(Silencio largo)

(...)

domingo, 28 de diciembre de 2014

Entrevistas en el Diván (Carlos) - Parte I

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento:

(...)

(Silencio corto)

CARLOS: (Sonido de una puerta abriéndose) Que conste que yo no creo en las come cocos. Siempre tergiversáis todo lo que uno dice. (Sonido de alguien sentándose) Y que hago esto porque mi querida Isabel me lo recomendó...

PSICÓLOGA: (Suspirando) Buenas tardes, señor Carlos Reyes Castillo. Es un honor para mi tener a uno de los detectives mas... "valientes" del departamento de policía de Madrid. (Sonido de alguien revisando unos papeles) Permitamete decirle que su entrada este diván ha sido de lo mas... "original".

CARLOS: Si, bueno... es algo innato en mi. (Sonido de alguien encendiendo un cigarro) Bueno, señora... ¿Para que es la reunión?

PSICÓLOGA: (Respirando fuertemente) Le pediría por favor que no fume en este diván. No tolero el humo del cigarro.

CARLOS: (Hablando con algo en la boca) ¿No se supone que los pacientes deben estar cómodos?

PSICÓLOGA: Bueno, quizá por esta vez lo permitiré. (Sonido de alguien tosiendo)

CARLOS: (Sonido de alguien dando una calada al cigarro) ¿Va a decirme para que es la reunión?

PSICÓLOGA: Claro que si... Lo he estado estudiando, señor Reyes...

CARLOS: Ya lo creo. Por cierto, ¿podría dejar de mirarme la entrepierna? Me incomoda un poco, ¿sabe?

PSICÓLOGA: Muy gracioso. Es casi igual de graciosa que su hermana...(Silencio corto) Bueno, empezaremos entonces. (Sonido de alguien acomodándose en una butaca) Siendo las 6 de la tarde del 24 de julio, el señor Carlos Reyes Castillo se dispone a iniciar su sesión. Soy la doctora Emma Silverman y ...

CARLOS: (Tosiendo) El clima es bueno y el trafico esta jodido. (Sonido de alguien dándole una calada a un cigarro) ¿Quiere ir al grano? Soy un hombre muy ocupado.

PSICÓLOGA: (Enfadada) Bueno, como sabrá su hermana pequeña estuvo aquí hace 4 meses. 

CARLOS: Si, me lo dijo. Fue ella la que me insistió a que viniera y participara de su terapia. De la cual no se de que consiste pero bueno...

PSICÓLOGA: ¿Ah si? (Silencio corto) Le voy a ser sincera, señor Reyes. Mi terapia consiste sencillamente en explorar el origen de las personas. Todos hemos pasado por un momento de nuestra vida, una experiencia... o dos o tres... que se considera nuestro origen. A partir de allí, a partir de las consecuencias de esa experiencia... que nuestra vida toma el camino que ha tomado. 

CARLOS: Osea... (Sonido de alguien dándole una calada a un cigarro) Que desea explorar mi pasado. Bueno, que le puedo decir... (Burlonamente) Mi papi no fue bueno conmigo...

PSICÓLOGA: Tenia entendido que su padre ansiaba una hija mas que nada en el mundo, ¿verdad?

(Silencio corto)

CARLOS: (Peligrosamente serio) ¿Como coño sabe usted eso?

(Silencio largo)

(...)

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Viaje al interior de una mente sin igual

(El contexto se explicara en Episodios desde Madrid - Saga Especial) (Vamos, que lo haré cuando me salga de los cojones escribir y llegar hasta esa parte)

Mario yacía recostado en una cama metálica. Encima suyo, el foco parpadeaba, dándole a la habitación un bailoteo de luz y oscuridad.

El sonido de unos tacones hizo que Mario parpadeara. Alguien se acercaba a la habitación donde el estaba.

La puerta se abrió. Una dulce pero segura voz dijo:
  • Bienvenido a Alcalá Meco. Por protocolo, le debemos realizar un pequeño examen psiquiátrico. 
Era una mujer joven, de 25 años. Pelirroja, con ojos impactantes y unos incisivos llamativos. Era muy atractiva.

La mujer vestía una larga bata blanca. Llevaba un portafolios y un bolígrafo en la mano. Sus tacones rojos hacían juego con su cabello. Se sentó en una cómoda silla de cuero. Cruzo las piernas.
  • Un mal día, ¿eh? - dijo, removiendo sus folios.
Aquella frase hizo que el rostro semi oculto de Mario sonriera de forma grotesca. Giro el cuello y vio a la psicóloga.
  • Siempre he pensado que la policía ataca sin razón aparente a las personas buenas e inocentes... Deben tener un sentimiento de inferioridad... - dijo la psicóloga, apretando con el pulgar la tapa de su bolígrafo.
Mario sonrió mucho mas. Daba miedo. 
  • Dime una cosa... querida... - dijo, pausadamente. Tomo aire. - ¿Alguna vez... has tenido... un mal día?
Como si de una película se tratara, la pupila de Mario iba ganando tamaño hasta engullirlo todo.


¿Y a que se refiere con eso?

En la pupila de Mario, la imagen de una chica de 11 años se veía reflejada. Pasado un segundo, esta desapareció.
  • ¡Deberías saberlo mejor que nadie! - dijo la voz de Mario.
La escena del ojo cambio. Ahora se podía ver un gran anfiteatro. Un Mario de 11 años yacía de pie ante unos micrófonos. El chico llevaba unos folios. Sonreía de oreja a oreja. Se acerco a uno de los micrófonos.
  • ¡No existe nada mas cruel que el dolor de los recuerdos! - dijo la voz de Mario y el Mario de 11 años, al unisono.
Las personas que estaban en el anfiteatro aplaudían y vitoreaban a Mario. El chico sonreía, feliz, contento...

Pero de pronto la sonrisa de Mario se derritió. La luz de la estancia se volvió azulada. En vez de personas que le aplaudían, ahora había un grupo de jóvenes que lo miraban de forma amenazadora. Sonreían de manera grotesca.
  • Los disparos que se clavan como dardos dentro de ti... Aullando y haciéndote gritar en lo mas hondo de tu ser...
El grupo de jóvenes empezó a abuchear. Empezaron a lanzar cosas hacia el lugar donde se encontraba Mario...
  • Ineludibles...
El Mario de 11 años se intento cubrir el rostro con las hojas que llevaba en la mano.
  • Implacables...
Mario recibió el impacto de un objeto. Comenzó a llorar de desesperación.
  • Nada amigable...
Mario grito de pena, llorando, viendo como todo el anfiteatro se le ponía en contra. Caia de rodillas y agacho la cabeza, derrotado.

Pero de pronto...
  • ¡Sin poder buscar consuelo en la LOCURA!
Mario, con la cabeza gacha, se puso en pie, con el rostro lleno de ira. Aparto los objetos que le habían lanzado, corrió hacia el frente y de un salto, abandono el estrado, cayendo donde se encontraba la mayoría de los jóvenes que se burlaban de el.

Mario los empezó a golpear. Cada golpe era acompañado por un grito de Mario y por una lagrima. Los jóvenes intentaron defenderse pero les fue imposible. Aquel niño de 11 años parecía una bestia malherida. Gritaba, golpeaba, sangraba, lloraba... Fue tanto la energía desprendida, que cerro los ojos... como si intentara no ver lo que estaba haciendo en realidad.

La escena era extraña. Mario pudo con todos. Pero justo cuando el chico le iba a asestar un golpe a alguien que se encontraba detraz de el, al darse la vuelta con el puño en alto, se detuvo de forma brusca. Una niña de 11 años le devolvía la mirada.
  • Y entonces conoces a alguien que cambia tu vida. Y sientes que ya no te conoces. 
Mario cayo de rodillas, sin dejar de mirar a la niña. Esta le miraba muy seria, demasiado...
  • Es curioso como un encuentro puede arrancarte fragmentos del pasado, deformar los recuerdos y la personalidad hasta poner en entredicho tu mera identidad...
Mario levanto una mano, intentando  tocar a aquella niña. Pero justo cuando estaba cerca y la niña por fin sonrió, se empezó a alejar de el. De pronto la niña se desplomo violentamente hacia un costado, totalmente muerta.
  • Y al percatarte de la necedad de cuanto vives... es cuando la risa... reverbera en las paredes de tu propia... vaciedad.
Mario grito de dolor. De pronto un nuevo grupo le rodeo, esta vez de adultos que le acosaban a punta de preguntas.

Mario volvió a gritar, esta vez poniéndose en pie y enfrentándose a los adultos. Pero el ya no veía adultos, sino monstruos deformes.

Vale...  Voy a necesitar mas detalles... ¿Le apetece si asociamos palabras?
  • Suena muy... Apetecible. - dijo Mario, enfatizando en la ultima palabra
Mario golpeaba a los monstruos...

Aceptación 
  • Un tanto trillado, ¿no te parece?
En el estrado donde estuvo Mario, una niña de 11 años lo miraba atentamente.

Solo intento ayudarle. Colabore un poco, por favor. Volvamos a intentarlo. Aceptación.
  • "Mi etapa favorita"
La niña comenzó a llorar.

Conoce a Kubler Ross... Que bien...
  • Si, mejor que la mayoría...
Mario gritaba palabras que eran imposible de entenderlas.

¿Ah si? Que hay de... familia
  • Digan lo que digan, la sangre es importante...

Hmm... ¿Humildad?

  • Casetas de baño en la costa con un leve olor a salitre y al aroma artificial de los productos de limpieza
Mario repetía una y otra vez la palabra NO.

Tristeza..
  • La que te invade después una inmensa felicidad...

Ya veo... Bien... Que tal... la verdad

  • Esta allí fuera... Nos espera detraz de cada rincón... pero nunca la encontraremos... a menos que...
La niña de 11 años empezó a dar unas vueltas, mientras en pleno anfiteatro, Mario descendía a la locura...

Por ultimo... Recuerdos...
  • Pólvora. Un montón de pólvora...
La niña cayo hacia atraz, sentándose y agachando la cabeza. Una lagrima surco sus mejillas... al igual que las de Mario, cuando se quedo completamente solo, rodeado de cuerpos inconscientes.

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Mario, de 11 años, tragaba saliva mientras contemplaba el portal de aquel edificio de viviendas del barrio de Aluche. Transmitir una noticia nunca le había creado aquel nudo en la garganta. Entro... y comenzó a subir escaleras.

(Riendo) Vale, vamos a probar algo por ultima vez. Destino
  • ¡Uh! ¿Quiere saber algo gracioso? El destino lo hacemos nosotros mismos. Pero este no lo conforma grandes brochazos sino los mas finos detalles. Un taxi que perdiste, una llamada que no contestaste... No acompañar a alguien a comprar una cosa...
Mario subía por las escaleras. Algo le guiaba...
  • La mayoría de la gente no suele pensar en las repercusiones. Se toman la vida como si de lanzar un dado se tratara. Y se enorgullecen de ello. Yo... yo casi acabo allí también. Cuando vi que de todas las posibilidades, incluso la mas loca y absurda, ocurría... No supe que hacer. ¡No estaba preparado! ¿Y sabes porque? Por esta persona que conocí... Porque esta persona... hizo que no viera mas allá...
(Emocionada) Calma. ¿Así que cree que esta persona le hizo ver las cosas de una forma diferente? (Suspiro)
  • Totalmente... Estar cerca de ella hacia que sintiera una extraña sensación... Esperanza, tal vez...
Mario trago saliva, Siguió subiendo escaleras.
  • A veces, me siento perdido, en un camino... en una autopista sin control, directo hacia la locura. Pero otras veces, esta persona es la única que me ata a este mudo terrenal que es la cordura. Y...
(Emocionada) Y siente que es ella es como su igual. Que le complementa.
  • Si... ¡¡SI!! ¡Me entiendes! Incluso habiendo vivido lo que yo viví, incluso sabiendo que jamas conectare con ella, incluso todo eso... sé que vive dentro de mi... ¿O yo vivo dentro de ella? A veces... no se si ella realmente sabe que existo... o si yo sé realmente si existe ella...
Mario, llego a un rellano. Respiro hondamente y siguió subiendo escaleras.

(Mas emocionada) Dígame. Esta persona... ¿Cree usted que le hará daño?
  • ¿Como puedes saberlo? Es decir, todos alguna vez hemos sentido la sensación de que alguien nos complementa. Es esa sensación la que también nos hace débiles, ¿no crees? Pero yo estoy seguro, que todo puede ser una cuestión de perspectiva. Muchos la pueden ver enfadada, riendo maliciosamente...cruelmente... Pero yo solo la veré llorando.
Entonces... Seguro que esta persona ya la conocía de antes...
  • ¿Que le hace pensar eso? A veces pienso que si, otras que no. A veces lo veo de una manera... otras, de otra. Si la quiero de verdad, mis sentimientos... deben ser de opciones múltiples, ¿no cree?
Mario llego hasta una puerta. La sangre se salia por el bajo de la puerta. 

Entonces... Entonces... ¿Tan importante es para usted esta persona?
  • Es como hubieras encontrado lo que mas quisieras. Pero créeme, querida, eso es algo que nunca podrás entenderlo como debería ser.
Mario abrió la puerta.
  • Imagínese, doctora... Esta persona es tan importante... que no me importaría caer junto con ella...
Mario contemplaba desde el marco de la puerta. La muerte le miraba directamente a los ojos.

(Pequeña risa de la psicóloga)
  • En caída libre, cual vasto abismo... Porque esta persona, hace que me olvide de todo. Solo esta ella. Y detraz, nada mas.
Mario dijo una frase. La muerte sonrió.
  • ¿Sabe mas o menos a lo que me refiero?
Si... ¡Si! Si lo se...
  • Eso me pareció...
Mario, empadado de sangre, cerro los ojos.

Ahora... quiero preguntarle. (Emoción descontrolada) ¿Quien... es... esta persona?
  • Alguien muy, muy especial... Pero no puedo decir su nombre. Si quiere se lo pregunto...
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Mario, tumbado en la cama, contemplaba a la joven y guapa psicóloga. Le sonrió, dispuesto a decirle algo pero la mujer se le adelanto.
  • Me... me llamo Raquel... Raquel Valbuena - dijo la psicóloga, con ojos tiernos.
Mario sintió como los ojos se le iluminaban.
  • Que nombre tan.. bonito. - dijo Mario. De pronto, inhalo fuertemente. - ¿Por casualidad tus amigos no te dicen que desprendes una deliciosa fragancia a... cactus?
  • No tengo muchos amigos... - dijo Raquel, de forma muy triste.
Mario le sonrió.
  • Bueno, Raquel... Ya tienes uno...
La psicóloga sonrió, sonrojada. Su mano se deslizo, buscando la de Mario.

Mario... sonrió maliciosamente.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Entrevistas en el Divan (Emma) - FINAL

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento:

(...)

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: (Falsa modestia) Oh... ¿Toque alguna vena sensible? Mario la rechazo... por cobardía, por miedo, por enajenación mental transitoria... Llamelo como quiera. Y eso fue el segundo trauma de su vida. No he tenido la oportunidad de hablar con su hermano mayor, pero estoy seguro que le dolió bastante. Nunca se pudo recuperar de ese golpe...

EMMA: ¿¡Que!? Mire, Mario eligió en su momento. Y si, lo admito, me dolió. Pero luego aprendí que había otros hombres, otros chicos con quien compartir mi vida. Y el también hizo lo mismo... Es mas... (Irónica) ¿De verdad cree que podría resistirse a todo esto? (Sonido de alguien golpeándose a si mismo un muslo  con la palma de la mano)

PSICÓLOGA: (RiendoMuy graciosa. Dígame, Reyes... ¿Como de horrible fue la sensación de saber que la persona que le hizo experimentar por primera vez el amor... no le correspondía? ¿Dígame que se siente saber... que ahora podía dudar? ¿Que podía fallar? 

EMMA: Dímelo tu... Tienes una pinta de haber sufrido desengaños amorosos...

PSICÓLOGA: Fue criada sin miedo al fallo, acostumbrada al éxito, forjada en las cosas buenas como perseverancia y esfuerzo. Pero de pronto... un chico obeso le derrumbo su mundo perfecto. Dígame... ¿Lo llego a odiar?

EMMA: ¿Porque iba a hacerlo? Eramos amigos... y aunque es una mierda que dos amigos se enamoren, si te sale mal... a llorar al rió.

PSICÓLOGA: Una respuesta tan típica de el...

EMMA: (Sarcásticamente) ¿Es que las frases hechas ahora tienen dueño propio?

PSICÓLOGA: Es normal odiar después de un trauma. Algunos se odia a si mismo, originando desconfianza. Otros fijan su odio hacia el objeto o situación que les creo ese trauma. El odio se transforma en repulsión. La repulsión aumenta hasta llegar al sinsentido. El sinsentido crea un amplio abanico de temores absurdos e ilógicos. Entonces... creas tu fobia.

EMMA: (Incómoda) Creo que deberías volver a la facultad...

PSICÓLOGA: Y usted repasar un libro de Ética, señorita Reyes. Por ejemplo... Hasta ahora hemos hablado de usted, del como sufrió y como... todo. Pero... Como ya le he dicho, me gusta saber el porque la gente hace las cosas que hace. (Sonido de alguien tomando de un vaso con agua) ¿Porque ese afán casi enfermizo... de hacer siempre el bien? ¿Porque intentar ser la representación del bien?

EMMA: Me criaron así...

PSICÓLOGA: Usted es una chica muy inteligente, señorita Reyes. ¿Cree de verdad que cambiara en algo por hacer el bien? ¿De verdad su pensamiento es tan inmaduro? Por mucho que se esfuerce, la progresión de sus actos es aritmética. ¿Las que le quedan? Aumentan de forma geométrica. ¿Cree de verdad que hará la diferencia? ¿O tal vez usara la clásica excusa de: "Me vale con cambiar el mundo de una sola persona"?

EMMA: (Seriamente) Ni una ni la otra. Simplemente me nace. He tenido personas que han malentendido mis actos, que me han apuñalado por la espalda. Pero mi conciencia esta tranquila, porque hice lo que mejor pude.

PSICÓLOGA: (Riendo) Interesante. Otra cuestión...

EMMA: No, Silverman... Solo escucho porque me hace mucha gracia tus "ideas" que tienes de mi. Pero ya me estoy empezando a incomodar. No por que me afecta. Sino que lo haces a posta, solo para sacar de quicio.

PSICÓLOGA: La ira es donde el subconsciente realmente se refleja como es. Mas que nada porque la ira forma parte del estado de alerta del ser humano. Y como estado de alerta donde nuestra supervivencia depende... Bueno, no vamos a mentir, ¿verdad? Es decir... ¿Mentirnos a nosotros mismos?

EMMA:  (Sorprendida) ¿Que? Pero que chorradas estas diciendo...

PSICÓLOGA: ¿De verdad yo le enfado? ¿O quizá le enfada saber la verdad? Como ya he dicho, usted sufrió esa caída que le produjo la claustrofobia. Eso fue su primer trauma. Mario le hizo mucho daño al rechazarla... eso origino su segundo trauma. Y con el paso de los años, usted se alejo poco a poco de el, experimentando con otros hombres... Ruben Hernandez... Harry Carrington... David Olmeda, por doble ocasión... Y muchos otros chicos de los cuales no poseo el dato del nombre. Pero... (Silencio) Pero usted siempre ha confiado en Mario... El lo sabe todo sobre usted... Pero usted no sabe todo de el... El no confía en usted. Usted cree saberlo todo sobre de el. Pero hay algo dentro de usted que le dice que no es así. Y eso... es el tercer y ultimo gran trauma.

EMMA: (Silencio)

PSICÓLOGA: Mmm... Volví a tocar una vena sensible, al parecer...

EMMA: (Con voz soñolienta) ¿Ah? ¿Todavía sigues aquí?

PSICÓLOGA: Aparente todo lo quiera, los datos están sobre la mesa. (Silencio) Hay una sola ultima cosa que quiero saber, Reyes... Después de haber pasado todo, las cosas malas y demás... Dígame... con toda sinceridad... (Con voz muy impaciente) ¿Todavía... llora por las noches?

EMMA: (Silencio)

PSICÓLOGA: (Silencio)

EMMA:  (Con voz seria y tajante) ¡¡No!!

PSICÓLOGA: (Riendo) Hemos terminado señorita Reyes... Ya se puede retirar. Debo confesar... que me ha sido muy interesante explorar su pasado. Si estuviese en mi poder, estaría encantado de examinar mucho mas su mente como quizá nadie lo haría...

EMMA: Y si estuviese en mi poder, te juro que te ingresaría a un manicomio. Pero bueno, hay que saber aceptar que te digan: NO

PSICÓLOGA: Usted debe saberlo mejor que nadie...

EMMA: (Sarcásticamente) Graciosa... (Pausa) Solo una cosa, Silverman... (Tomo aire y dijo con un tono serio) No has atinado a ni una...

PSICÓLOGA: (Risa sarcástica)

(Silencio largo)

(...)

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Entrevistas en el Divan (Emma) - Parte IV

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento:

(...)

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: ¿Ridículo? (Seriamente) Piénselo. En la anterior reunión le mencione que usted dirigió los efectos de su trauma para así poder empatizar con Mario...

EMMA:  (Enfadada) ¿Como puedes ser tan enferma? ¡Esa experiencia me marco de por vida!

PSICÓLOGA: En el plano de las relaciones, si usted considera esto como algo de "enfermos"... (Risa) No ha visto nada todavía...

EMMA: (Tercamente) Se lo repito... Yo estimo mucho a Mario... Pero mi experiencia no tiene nada que ver con el...

PSICÓLOGA: ¿Ah no? (Sonido de alguien acomodándose en una butaca) Veamos... Según mis informes, usted empatiza bastante con las personas... Las trata con "cariño", las entiende, intenta... perdón... consigue ponerse en sus zapatos. Nunca cae en la terquedad, pero utiliza finas técnicas que las igualan...

EMMA: (Sarcástica) ¿Es que ahora es un error ser buena con la gente? (Seriamente) Todos tienen una historia que contar. Muchos... solo quieren que alguien les oiga...

PSICÓLOGA: Pero no Mario. (Pequeña risa) Usted choco con el... y reboto. Perdió. No pudo romper su grueso caparazón. Había conseguido "derrotar" a adultos, chicos con todos los tipos de personalidades, chicas con todas las manías posibles... pero no con Mario. Y eso le dolió, ¿verdad?  (Cruelmente) Por eso... cuando vio que solo había una manera de llegar hacia el... Y esta era cuando usted sentía miedo al estar en un espacio cerrado, al sentir pánico y ganas de morirse... Por fin entendió a su amigo. Por fin... podía empezar a romper su caparazón... y llegar hasta su corazón. Supongo que aplico la frase de: "No hay mal que por bien no venga". Su trauma le condeno a algo de por vida... pero le abrió las puertas para el reto obsesivo que jamas supero.

EMMA: (Seriamente) Eso... es mentira.

PSICÓLOGA: Piénselo, señorita... Los dos, curiosamente, se parecen: Ambos son personas que creen mucho en la realidad, que ella manda sobre todos. Ambos luchan por ser los villanos de una tragicomedia de lo ilógico, que es como ambos ven el mundo. Incluso , y esto me es hasta gracioso, visten de igual manera: Continuo uso de ropas oscuras y nada llamativas. En un hombre, bueno... puede ser hasta normal. ¿Pero una chica? No es por ser prejuiciosa, pero... (Chasqueo de la lengua) Es mas... Usted solo tiene un hermano varón... Pero creo que eso no ha sido necesario para desarrollar a usted una personalidad que roza lo masculino. ¿Porque? Quizá se deba a que se acerco tanto a Mario, que eso le curtió y definió su personalidad...


EMMA: (Enfadada) ¡Mientes, Silverman! Y no voy a seguir hablando de esto.

PSICÓLOGA: ¿Porque se enfada? (Cruelmente) ¿Sera porque después de todos esos intentos que hizo en su juventud... fracaso?


EMMA: (Silencio)

(Silencio largo)

(...)

martes, 2 de diciembre de 2014

Entrevistas en el Diván (Emma) - Parte III

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento:

(...)

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: (Sarcásticamente) Buenas tardes, señorita Reyes. La ultima sesión hablamos del primer trauma de su vida.

EMMA: (Silencio) 

PSICÓLOGA: Dígame, señorita Reyes... 

EMMA: (Fríamente) ¿Que es lo que quieres exactamente, Silverman? ¿Porque no lo escupes directamente? Te gusta ver como tus pacientes se debilitan mientras tu te fortaleces con cosas que ellos te cuentas, ¿verdad? ¿Disfrutas usando el pasado de tus pacientes en su contra?

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: Nunca haría algo así. (Sarcásticamente) No... Solo me llama, poderosamente, la atención el "porque" la gente actúa así en su vida. Me atrae mucho saber porque la gente hace lo que hace. El "origen" de la gente.

EMMA: (Silencio)

PSICÓLOGA: Dígame... Hablemos un poco de su infancia. De esa época antes de su primer trauma (Con voz impaciente) ¿Que se siente haber sido la hija esperada de un matrimonio... mientras su hermano mayor era repudiado y marginado? ¿Que se siente ser la representación de la perfección como persona humana? ¿Que se siente haber triunfado en casi todo lo que se haya propuesto? Usted era la estrella de la cual su padre se sentía orgulloso, de la cual hinchaba el pecho de alegría... con su hermano sufriendo la desdicha del hijo ignorado...

EMMA: (Aburrida) ¿En serio es posible contestar eso?

PSICÓLOGA: Siente... ¿Orgullo? ¿Ganas de restregárselo a los demás? ¿O siente como si fuera algo banal?

EMMA: (Enfadada) ¿Porque habría de contestarte si lo estas haciendo tu por mi?

PSICÓLOGA: Dije, claramente,... "en casi todo"...

EMMA: (Seriamente) ¿Y cual es la excepción de ese casi?

PSICÓLOGA: Nunca pudo conquistar el corazón de un chico que estuvo consigo desde los 10 años, ¿verdad?

EMMA: (Enfadada) ¿Que? ¡NO!

PSICÓLOGA: Piénselo, señorita Reyes... Usted y Mario... se parecen bastante.

EMMA: (Seriamente) Eso lo dirás tu...

PSICÓLOGA: Le pido perdón. He cometido un lapsus... (Silencio) Usted y Mario no se parecían en nada... pero... Usted hizo todo lo posible para que sean almas gemelas, dos gotas de agua... Lo hizo para así tener una oportunidad de acercarse hacia el... Es normal, ¿no? La empatia que corroe sus venas hace que siempre se ponga en la situación de la otra persona, entendiéndola de la manera que pocas personas la harían. Esa empatia... que le produce una auto obsesión... Tanta que hace cosas que sobrepasan el limite permitido...

EMMA: Suena tan ridículo que me hace gracia...

(Silencio largo)

(...)

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Entrevistas en el Diván (Emma) - Parte II

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento:

(...)

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: (Con voz grave) Dígame, señorita Reyes... ¿Como fue el origen de su claustrofobia?

EMMA: (Con voz seria) Era el mes de Setiembre, hace ya muchos años. Creo que tenia unos 7 años. Mi padre le pidió a mi hermano que me cuidara mientras yo cazaba mariposas en los campos del Valle de Olivos. Mi hermano Carlos lo hizo a regañadientes, debido que el quería pasar una tarde con su novia de ese entonces. Yo le dije que se venga con nosotros. Total... yo iba a estar a mi bola y ellos... Bueno, a lo suyo. Yo solo quería ver a mi hermano sonreír... (Silencio corto) A veces no se como paso. Solo recuerdo estar viviendo un gran momento, uno donde era feliz. Me gustaba cazar mariposas con mi vieja red. Reía, saltaba, gritaba... Pero de pronto, sentí que el suelo desaparecía bajo mis pies. Por instinto, agite las manos intentando agarrarme a algo, pero solo conseguí que un pequeño matorral cayera junto a mi a ese foso en medio del campo. Casi sobre mi brazo, golpeándome de una manera que pensé que me lo había roto. El matorral cayo encima mio, casi tapándome la cabeza. Perdí el conocimiento.

PSICÓLOGA: Continué...

EMMA: Cuando desperté, la lluvia arreciaba con mucha intensidad. El agua empezaba a filtrarse en el hoyo donde me encontraba. Sentía pánico, sentí miedo... Con tan solo 7 años, pensé que me iba a morir. Por primera vez, sentí el miedo de morir... Llore, grite... Pero todo parecía que era en vano. Haciéndome mucho daño a mi misma, me puse en pie. Mirando hacia arriba, supe que era imposible salir de allí. Grite... grite tan fuerte como nunca lo haré en mi vida. La garganta se me quebraba. Las lagrimas no dejaban de aflorar. La aceptación de la derrota empezó a hacer mella en mi pequeño cerebro y me senté, empezando a cerrar los ojos... cuando el agua filtrada ya se encontraba en mi cuello.

PSICÓLOGA: Siga...

EMMA: Recuerdo haber tenido un sueño... Una luz y alguien tendiéndome su mano... Luego solo veía el rostro de mi hermano, empapado, con los ojos rojos... pero feliz. Luego recordé que ascendíamos por ese hoyo. Pero a partir de allí, no recordé nada mas.

(Silencio largo)

EMMA: (Con un tono mas animado) Pero bueno, eso paso ya hacia muchos años. Nada que deba preocuparme.

PSICÓLOGA: De hecho, creo que minimizar sus efectos a largo plazo puede ser un grave error.

EMMA: (Extrañada) ¿A que viene eso ahora?

PSICÓLOGA: Podría decir que ciertos momentos de su vida, que en teoría están totalmente aislados y separados, pueden converger en un mismo punto. Y eso es lo que quiero descifrar...

EMMA: (Burlona) ¿Y te has parado a pensar que solo es lo que tu quieres ver?

(Silencio corto)

PSICÓLOGA: (Sonido de alguien removiendo unos folios) Usted cayo por un agujero, en las montañas del Valle de Olivos. Estuvo allí casi por una noche, justo cuando cayo una terrible llovizna. La encontraron con un principio de hipotermia y a punto de morir ahogada.

EMMA: (Silencio)

PSICÓLOGA: Dígame... (Curiosa) Cuando todo eso paso... ¿Sintió miedo al pensar que ya no era como la gente normal?

EMMA: (Sorprendida) ¿¡QUE!? ¿Miedo? (Fríamente) Sentía miedo, pero era cada vez que mi cerebro interpretaba un espacio cerrado como recordatorio de una muerte cercana. Seria muy idiota que me asustara no ser como la gente normal.

PSICÓLOGA: Claro, lo olvide... ¿De verdad parece usted alguien normal? (Risa

EMMA: (Enfadada) ¿Que me esta queriendo decir, Silverman? ¿Que yo padezco mi trauma infantil para empatizar con la sociedad? ¿Hacerme la victima? No...

PSICÓLOGA: No a la sociedad... Pero no seria la primera vez. Como vera, señorita Reyes, la gente suele hacer las cosas sin darse cuenta. Es por ello, que cuando algún experto en la materia, en este caso psicólogos, les hacen ver sus "cosas" inequívocas, estos lo niegan hasta la terquedad. De hecho, si me permite confesarle, muchos han creído que los psicólogos malinterpretamos. Pero no... Son ellos que no quieren aceptarlo.

EMMA: (Aburrida) ¿Tengo pinta de que me importe, Silverman?

PSICÓLOGA: (Riendo) Debería... Es decir, eso mismo es lo que acaba de hacer. Acaba de negar, en cierto modo, lo que dije. Incluso recurrió a las falacias para dejar claro que... "No".

EMMA: (Irónica) ¿Ahora resulto que deducir lo que insinúas es recurrir a falacias?

PSICÓLOGA: Dígame entonces... Usted sufrió esa terrible experiencia. Algo que marcaría a cualquier persona. Pero hizo algo que muy pocos harían. Desvió el resultado de ese "mejunje" de frustraciones hacia un objetivo... a una persona en concreto... 

EMMA: (Seriamente) ¿Y eso a que viene ahora?

PSICÓLOGA: Nada que no podamos hablar en la siguiente sesión...

(Silencio largo)

(...)

domingo, 23 de noviembre de 2014

Entrevistas en el Diván (Emma) - Parte I

Una vieja reproductora de cintas de audio se puso en funcionamiento.

(...)

(Silencio corto)

EMMA: (Despreocupada) Vaya, vaya, pero si es la comecocos favorita de la ciudad de Madrid. Emma... Silverman.

PSICÓLOGA:  (Respirando hondamente) Buenas tardes, señorita Reyes. Siendo las 16:27 del 14 de Marzo, la psicóloga Emma Silverman, servidora, se dispone a iniciar la sesión con la paciente Emma Reyes.

EMMA: (Burlonamente) ¿Sabes que, Emma? En los anuncios que circulan por Madrid, no se corresponden a la realidad tuya. Eres mas "seria" de lo que puedes aparentar de primeras de cambio...

PSICÓLOGA: (Pensativa) Muy adorable. (Silencio) Cuentame, Emma... ¿Alguna vez has visitado a un psicólogo?

EMMA: (Silencio)

PSICÓLOGA: (Pacientemente) Le repito la pregunta, tal vez no me haya escuchado... ¿Alguna vez ha visitado un psicólogo?

EMMA: ¿De que va todo esto, Emma? ¿Quieres inspeccionar mi mente? Se que mi "amiguito" Mario te visito el mes pasado...

PSICÓLOGA: (Riendo) Eso es verdad... Pero no, no quiero inspeccionar tu mente, señorita Reyes. Solo quiero hablar de su infancia, de tres temas importantes.

EMMA: (Pacientemente) Y, ¿Cuales son esos temas? Para irnos ahorrando tiempo...

PSICÓLOGA: Eso lo decidiré yo...

EMMA: Bueno... (Resoplando) ¿Sabes que no soy propensa a ir contando mis cosas por que si, verdad? 

PSICÓLOGA: Bueno... Nada es imposible...

EMMA: ¿Que no? (Risa) A las chicas buenas como yo nos gustan los retos...

(Silencio)

PSICÓLOGA: (Fríamente) Y a mi también...

(Silencio largo)

(...)

lunes, 3 de noviembre de 2014

La Iniciación - Parte 1

(NOTA DEL AUTOR 1: Esta historia se cuenta, en ciertos momentos, de una forma resumida. Los acontecimientos descritos son (o serán) explicados mejor en Episodios desde Madrid - Saga del Guerrillero)

(NOTA DEL AUTOR 2: La historia de la Iniciación abarca muchos momentos menores, tales como el entrenamiento de Mario, así como su puesta en forma. Esta entrada abarca los aspectos mas importantes)

Dominique supo que había llegado el momento. El momento de decidir. El decidir si arriesgarse con Mario, transmitirle algo que no estaba seguro si lo entendería... o dejar las cosas como estaban... es decir, totalmente jodidas.
  • Todo lo que te he enseñado, Mario... Llaves, movimientos defensivos, ofensivos... Precisión del golpe, equilibrio... Están bien para cualquier persona. - dijo Dominique. - Pero hay algo mas. Hay una forma en la que puedes convertirte en una autentica maquina. Lo que viste aquella noche que intentaron agredir, fue una muestra de lo que te estoy diciendo.

Mario lo miro. No dijo nada.
  • Nunca lo terminara de entender pero la situación actual requiere que seas la persona en quien mas debo confiar... mas que Angie. - dijo Dominique.

Mario siguió en silencio. Dominique trago saliva. Mario entrecerro los ojos.
  • Te he estado viendo y siguiendo Mario. Independientemente que sea verdad o solo quieras llamar la atención, me he dado cuenta que piensas demasiado. Pero no como las personas comunes y corrientes. Tu vas mas allá... Me sorprendías como planteabas una situación. Y lo mejor de todo es que no parece que tengas un limite. Tu forma de pensar la vez que te conocí es casi arcaica con la de ahora. Y solo han pasado 14 meses. ¡14 meses! En menos de 2 años, tu "evolución" ha sido... preocupante para mi. Pero a la vez me hacia pensar: ¿Era verdad lo que pensaba de ti? ¿Existe esa clase de gente cuyo pensamiento fuera mas allá que las personas comunes? No es fácil hacer lo que tu haces, Mario... Pensar así, poner sobre la mesa todos y cada uno de las posibilidades, examinar las sub posibilidades, estudiarlas, eliminarlas, refutarlas, ordenarlas, agregar... eliminar... modificar... perfeccionar. Todo... al mismo tiempo. 
  • ¿Que... me estas queriendo decir? - dijo por fin Mario.

Dominique respiro.
  • Tu... Tu... - dijo Dominique. - Tu eres lo que siempre soñé, Mario. Alguien que me superase con creces, alguien que tuviera ese "algo" que no tienen los demás. Alguien con esa mentalidad.

Mario sonrió.
  • Todo esto me parece ridículo.
  • ¿¡Ridículo!? - dijo Dominique.
  • ¡Todo! ¿Piensas que por el hecho de pensar así, ya puedo superarte? Solo llevamos menos de 2 años... Tu, perfeccionar tu cuerpo y tus conocimientos te costaron casi un tercio de tu vida. ¿Crees que yo puedo superarte, solo porque tengo la mente un poco distinta que los demás? ¿De verdad crees todo eso? ¡Dominique, que eres una persona sensata!

Dominique respiro. Mario era tan joven...
  • Tengo... "fe".

Mario echo la cabeza hacia atraz, sarcásticamente.
  • ¡Piensa tu, Mario! ¿No sientes que tu forma de pensar... no sientes que eso podría ir mas allá de la mera solución de problemas?

Mario parpadeo.
  • ¡Tu mismo me lo dijiste! - dijo Dominique. - A veces te dan ganas de hacer cosas... cosas que son tan complejas, requieren mucho cuidado... pero que lo harías sin problema alguno. Otras veces, te aterraba porque, sin quererlo, ya estabas planeando una cosa. ¿Porque no quieres aceptarlo?

Mario negó con la cabeza.
  • Exactamente... ¿A donde quieres llegar?
  • Mario, mi hermano... te he enseñado todo lo que sé. No puedo enseñarte mas. No somos boxeadores, no somos karatekas, ni ningún otro practicante de tácticas de lucha. Pero tu tienes ese cerebro con el que naciste. Con eso... puedes aprender todo lo que los demás tardan años en perfeccionar.

Mario... lo estaba considerando.
  • Me has contado que muchas veces no sabes como usar esos pensamientos que te vienen a la cabeza. A veces lo usas para entenderte con G/Cinthia... otras veces para la universidad... otras para guiar tu propia vida... 
Dominique trago saliva.
  • Pero...
  • ¿Pero que?
  • Dímelo tu... cuando haces todo esto que acabo de mencionar... ¿Lo haces con todo tu ser? ¿Das el 100% de ti?
  • No...

Dominique sonrio.
  • Ahora hazlo, Mario... Piensa como hasta jamas lo has hecho. Te voy a atacar... ¿Preparado?
Mario no sabia que hacer.

Dominique lo ataco. Mario pudo saber de donde provenía el golpe pero la potencia le hirio las muñecas de la mano, con las que detuvo el golpe. Los otros golpes de Dominique obligaron a Mario a esquivar, pero nuevamente la inexperiencia de Mario en combate le hacia sufrir daños cuando no calculaba bien...
  • ¡No lo estas haciendo! 
  • ¿¡Y que se supone que debo hacer!?
  • Piensa... Por favor, piensa...
  • ¿Pensar? Dominique estaba loco... - pensó Mario. - No sabe lo que dice...
En uno de esas, Mario recibió un golpe. Se tambaleo y cayo hacia atraz.
  • No lo estas haciendo.
  • ¿!EL QUE!? - grito Mario. - Solo estoy haciendo...
  • ¡Lo que haces siempre! Piensa... Pero no como pelear, Mario... Piensa... como siempre lo haces.
Mario no entendía lo que quería decir Dominique. ¿Como siempre lo hacia? Mario se conocía a fondo y había aceptado ciertas cosas de el. Una de ellas era su forma de pensar. No lo hacia para demostrar que era inteligente... Lo hacia porque le aterraba cometer errores, errores que se convirtieran en burlas... Esa inseguridad que le atormento de niño había hecho florecer una costumbre en el...

¿Pero de verdad era por la inseguridad?

Mario lo intento. Desde su posición, hizo un esfuerzo para dejar que la adrenalina inunde su mente y se concentro. Tenia a Dominique delante. Sus brazos estaban a una distancia de... ¿un metro? Si, algo así como un metro. Estaban en un angulo curioso. Uno mas adelante que otra. 

Mario pensaba eso. ¿Y ahora que?

Algo hizo click dentro de el.

Desde la posición, Dominique podía golpearlo con la derecha, directo hacia su mejilla. El golpe seria tan potente como el que detuvo hace poco. Pero estaba la izquierda de su amigo. Estaba en una posición mas retrasada e inferior que la derecha. Eso significaba que le podía golpear en el estomago, pecho o mejilla. 

Ya eran 4 sitios donde Dominique podía golpear.

Pero... ¿Y si la derecha buscaba su parte baja?

Ya eran 6 sitios donde Dominique podía golpear.

Las piernas. Las tenia separadas y, aunque servían como apoyo, no se podía descartar que le atacara con eso. Sus puntos débiles eran la parte baja del estomago y la entrepierna. Sumando ambas piernas...

Ya eran 10 sitios donde Dominique le podía golpear.

Pero... ¿Que forma seria el golpe? La mano derecha podía describir un golpe seco directo a la mejilla. Un golpe recto, directo. Pero también lo podía hacer al estilo de un gancho, venir hacia el costado. O también podría venir en forma ascendente.

¿Y las piernas? Podía ser una patada seca al estomago. O un rodillazo. 

Mario dedujo todo eso para cada uno de los sitios. 

Ya eran 10 sitios donde Dominique podía golpear. Y ahora se le sumaba que eran 10 formas de golpearlo.

¿Pero de verdad eran solo 10? Nadie golpeaba de forma tan simple. ¿Y si combinaba?

Mario empezó a visualizar. 2 manos, 2 piernas. Podía combinar un golpe de derecha y luego de izquierda. O podía hacer uno de izquierda y otra de derecha. La posición era importante y Mario sabia porque: Podía ser la diferencia entre detener el golpe o sufrirlo. También quedaba el hecho de que le golpeara con una pierna y luego con la otra.

Ya eran 10 sitios donde Dominique podía golpearlo. Pero ahora eran 10 formas de golpearlas básicas y 4 de combinación de 2 golpes.

Mario parpadeo. Algo empezaba a salirse de control. ¿Y si mezclaba puño con pierna? ¿Y si hacia mas de 2 golpes?  ¿Y si decidía no atacarle a ninguno de los 10 puntos que el creía?

Vuelta a empezar.

Pero Mario sintió que perdía el control de todo.

¿Y si fingía un golpe y luego le daba otro? ¿Y si le intentaba hacer una llave? ¿Y si esta vez le golpeaba con mas fuerza? ¿Y si...? ¿Y si...?

Mario, por fin, estaba en su elemento.

El puño de Dominique se empezó a mover.

Mario, casi en estado de éxtasis, visualizaba todas y cada una de las posibilidades. Era hermoso... inaudito... apoteosico. Todas y cada de las posibilidades.

¿Todas?

Mas... mas posibilidades... mas...

Pero debía decidir. Y debía hacerlo rápido.

Dominique ataco. Su puño derecho fue directo hacia la nariz de Mario. 

Mario lo detuvo.

Dominique alzo la pierna, describiendo una curva perfecta, directo hacia la mejilla de Mario.

Mario lo detuvo.

Dominique, aprovechando la inercia de su ultimo movimiento, le asesto un cabezazo a Mario, para lo cual el chico lo esquivo a duras penas, cayendo hacia un costado, rodando. Dominique corrio hacia el, dispuesto a patearlo en el suelo.

Mario solo pudo protegerse, doblando su rodilla para minimizar el dolor del golpe. Desde el suelo, Mario rodó y se puso en pie, agilmente.

Dominique lo veía. Estaba feliz, mas feliz de lo que había estado en toda su vida. De verdad había intentado herir a Mario. Si el chico no hubiera hecho lo que hizo, Dominique le habría hecho muchísimo daño.

Dominique uso esta vez una vieja combinación de golpes. 

Mario las detuvo casi todas. Excepto el ultimo golpe.

De 6 golpes, el ultimo debía de acabar con un golpe de codo en el estomago, dejando al enemigo listo para recibir un golpe contundente en la coronilla. Pero Dominique a propósito lo fallo. Fingió que Mario le había detenido golpe y que esa detención le provoco una perdida de equilibrio. Y eso era algo que Mario... no pensó.

Desde el suelo, un giro de piernas impactaron en el rostro de Mario, haciéndole gran daño. Dominique se puso en pie de un movimiento y derribo a Mario de un certero derechazo... en medio del pecho.

Mario se quejaba en el suelo, producto del dolor.

Pero Dominique estaba orgulloso, mas de lo que nunca lo había estado en su vida. Nunca le habia enseñado a Mario esos golpes que le acababa de dar. Nunca le enseño como defenderse de ciertos golpes con efecto bola de nieve: cada golpe no es mas que la preparatoria para que el siguiente compense al primero... sin perder su efecto propio.

Nunca... y aun así, Mario había sobrevivido. 

Dominique pensó, orgulloso: 
  • Por fin... Él... me ha superado.

domingo, 2 de noviembre de 2014

La Iniciación - Prologo

En una calle amplia, oscura, había una loza deportiva. De allí llegaban ruidos, voces...

Música de fondo

Dos chicos se gritaban con un grupo, quienes empezaban a rodearlos. Uno de los chicos era moreno y con barba de dos días. Era atlético y vestía vaqueros con una camisa a cuadros. El otro chico también era moreno pero de una contextura extraña. Aunque era delgado, su delgadez parecía propia de alguien que haya bajado de peso de forma reciente. Vestía un pantalón de vestir y una chaqueta.

Esos dos chicos se gritaban con un grupo de 5 personas. Todos vestían de forma totalmente opuesta a los chicos. Casi todos llevaban ropas deportivas, con la basta de los pantalones remangadas, enseñando los calcetines y las zapatillas al completo.

Los gritos empezaban a aumentar. Los 7 chicos se empezaban a acercar mas entre si. Uno de ellos hizo, con su brazo derecho, la finta de darle una palmada en el hombro al chico de la barba de dos días, a lo que este le aparto la mano de forma violenta. Fue allí cuando el grupo de los 5 rodeo a los 2 chicos. Dominique y Mario se hallaban en problemas. Por primera vez... al menos por primera vez juntos.

La pelea se inicio de forma rápida. 2 chicos se fueron directo hacia Mario, propinándole un puñetazo y una patada, a lo que Mario esquivo. Los otros 3 se fueron por Dominique.

Mario se agachaba e intentaba mantener a los dos a raya. Le costaba. Mas que pelear, intentaba no perder el equilibrio, ya que uno de los chicos se lanzo directo al vientre del chico, intentando desestabilizarlo. El otro le propino un golpe en el rostro, a lo que Mario solo pudo mover la cabeza para no recibir el golpe de lleno. En otro intento, ambos chicos derribaron a Mario. Desde el suelo Mario, usando los brazos, intentaba apartar los brazos de los otros 2 chicos. Revolviéndose en el suelo, Mario se puso de rodillas y dio unos puñetazos, pero estos golpeaban cerca del lugar donde quería, mas nunca daban de lleno.

Mientras Mario era derribado, los 3 chicos restantes se fueron por Dominique. A diferencia de Mario, quien intento en un principio no perder el equilibrio, Dominique solo levanto los brazos, la derecha mas adelantada que su zurda. El primer chico de los 3 se dispuso a darle un puñetazo a Dominique, para lo cual el chico ejecuto un movimiento. Cuando el puño se le acerco, Dominique se agacho hacia adelante, doblando hacia la izquierda ligeramente su torso. Pero sin cambiar de posición los brazos. Cuando el puño paso por encima de el, Dominique cerro ambas manos, formando puños. Se irguió rápidamente. Con la derecha, describió una curvatura desde estaba hacia el rostro del chico que le había atacado. El torso de su mano derecha hizo contacto con la mejilla del chico. Pero casi al momento, cuando la mano derecha de Dominique dejo de tocar la mejilla del chico, su puño izquierdo se dirigía velozmente hacia la misma mejilla, impactando de lleno, golpeándolo con furia.

Pero... casi como si fuera una coreografía perfecta, En la posición que se encontraba Dominique, con el brazo izquierdo estirado hacia adelante (a la vez que el primer chico caía hacia adelante, producto del dolor) y con el brazo derecho detraz del propio Dominique, el segundo chico tenia vía libre para asestar un puñetazo en la mejilla de Dominique. Cuando el puño iba directo hacia allá, el brazo derecho de Dominique se movió rápidamente, deteniendo el golpe, como si cogiera una pelota que fuera hacia el. Sin soltarle, su brazo izquierdo (que seguía estirado) se contrajo hacia el mismo Dominique, formando un angulo de 90 en el codo. Rápidamente, como si fuera un martillo, el brazo (con el puño cerrado) giro hacia arriba 90°, golpeando de lleno el rostro del segundo chico.

Instantáneamente, Dominique se deshizo de esa ultima postura, volviendo a agacharse pero esta vez girando todo el cuerpo hacia alguien que le atacaba desde atraz. Esquivo otro puño y abrió los brazos hacia los costados, como si fuera a darle un gran abrazo al tercer chico que le atacaba. Pero lo que hizo fue cerra los brazos de forma rápida, golpeando con sus manos en las dos orejas del ultimo chico, dando sendos golpes secos en los oídos. El tercer chico tuvo poquísimo tiempo para sentir el dolor, porque al momento las manos de Dominique volvieron hacia las orejas pero no para golpearlas, sino para cogerle la cabeza y propinarle un cabezazo que impacto de forma completa.

Los tres chicos, quienes momentos antes habían atacado a Dominique, ahora yacían en el suelo, lastimados. Sin distraerse, Dominique se dirigió hacia los que estaban golpeando a Mario.

Mario recibió sendos golpes en la barbilla, estomago y nariz. Sintió como la sangre empezaba a emanar pero... pero debía de ponerse en pie. Pero también sabia que luchaba contra 2, lo cual no era nada fácil para el.

Alguien empujo violentamente a uno y lo aparto de Mario, quien no era por darse aires pero lo agradeció. Mario escucho un golpe tremendo y segundos después, esa misma persona empujaba a quien estaba encima de Mario, dispuesto a seguir golpeándolo.

Mario lo vio. Era Dominique quien le había quitado a los dos matones que le estaban poniendo fino. Pero lo que vio Mario no era esa cosa tan simple.

Dominique le cogió del cuello de la camisa. Le acerco hacia el y le dio un cabezazo directo. El chico parecía que había quedado medio aturdido por el golpe. Pero no acabo allí. Dominique, como quien hiciera un derribo karateka, lo cargo por el cuello de la camisa, haciendo que de una pequeña voltereta hacia la izquierda, cayendo al suelo boca arriba, con la cabeza a los pies de Dominique. Solo que en esa extraña posición, el brazo izquierdo del ultimo chico estaba estirado hacia el cielo.

Dominique, quien estaba un poco inclinado debido al derribo que le había provocado, se irguió. Rápida y violentamente, levanto su pie derecho y... le fracturo el brazo.

Mario abrió los ojos fuertemente. Solo había sido unos segundos pero lo que vio le provoco una gran y desagradable sorpresa. El pie de Dominique fue directo hacia el codo del chico. Como si fuera un trozo de madera seca, el brazo se fracturo, formando por un segundo un angulo rarisimo.

El "silencio" que hasta  ese momento se conformaba por sonidos secos, gruñidos, quejidos, etc... se rompió. El chico empezó a gritar de dolor, mientras rodaba hacia la derecha de su posición, intentando tocarse el brazo fracturado con su brazo sano. Dominique yacía delante de el, sin inmutarse.

Pasado unos segundos, se dio la vuelta. Los gritos del chico estaban despertando a los vecinos de los alrededores. Dominique se agacho, cogió una piedra del suelo y le dijo a Mario:
  • ¡CORRE!
Dominique lanzo la piedra hacia el faro, rompiéndolo y quedando a oscuras una parte. La suficiente para echar a correr hacia la pista y de ahí, a otros callejones.

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  • No creo que quieras ir a tu casa. Si tu familia ve esa nariz que tienes... - dijo Dominique.
  • ¿Se nota bastante? - dijo Mario, respirando fuertemente y limpiándose con un trapo.
  • ¿El que? ¿Que te han hecho sangrar la nariz, te han golpeado en el cuerpo y que toda tu ropa tiene polvo? Si, se nota bastante Mario... lo suficiente para que tu familia empiece a desconfiar de la clase de amigos a los que frecuentas...
  • ¿Deberían preocuparse? Es decir... puedo haberme metido yo solo en problemas... - dijo Mario.
  • Lo cual es peor. Quizá hasta les provocarías miedo con el hecho mismo de salir. Es mas... pudo haber pasado algo peor... - dijo Dominique, escurriendo el trapo con el que Mario se limpiaba.
  • Gracias...   - dijo Mario, recibiendo el trapo otra vez. - Creo que sera que llame a mi casa, para decirles que no iré a dormir...
Mario uso un viejo teléfono que había en el pasillo. Dominique vivía en el distrito de Caja de Agua, cerca de la avenida Las Flores. En una casa de 2 pisos, con el segundo piso a medio terminar, la habitación donde se encontraban lucia con una luz muy pobre. Dominique empezó a sacar unas mantas de un viejo armario. Las extendió en el suelo y rebusco una desgarrada almohada, poniéndola cerca de las mantas. Mario volvió. Seguía limpiándose con el trapo.
  • Anda a dormir, Mario. Es mejor que descanses. Yo... yo iré a mirar un poco la televisión. - dijo Dominique.
  • Vale...  - dijo Mario.
Dominique apago la luz y se dispuso a salir de la habitación.
  • Dominique... - dijo Mario.
Dominique se quedo en el borde la puerta.

  • Dime... - dijo el chico, con un tono de voz serio.
  • Lo que hiciste allá... fue genial, tío. - dijo Mario. Denotaba impaciencia en su voz.
  • Solo me defendí e hice lo mismo con los que te estaban golpeando, Mario. No fue nada genial, fue defensa propia. - dijo Dominique.
Mario respiro.

  • Le rompiste el brazo... - dijo el chico.
  • Solo me asegure de dejarle un mensaje en claro.
  • ¿Y cual fue ese mensaje? - dijo Mario.
  • Que no sea tan cobarde y que no intente hacerse el valiente cuando esta rodeado de amigotes... porque nunca sabes lo que te puede pasar. - dijo Dominique. Se puso en pie y se dispuso a salir de la habitación.
  • Dominique...
Dominique se dio la vuelta. Su rostro quedaba en sombras.

  • Yo... - dijo Mario - Yo quiero defenderme como lo haces tu.
  • No - dijo Dominique, tajantemente.
  • ¿¡Porque no!? - dijo Mario. Parecía que no esperaba esa respuesta.
Dominique respiro. Dio unos pasos y se sentó en su propia cama, cerca de Mario.

  • Lo que has visto allí fue una defensa, Mario. No es algo que se puede aprender como lo haces tu, Mario. Yo... - dijo Dominique. - Yo también presencie algo como tu y quise aprenderlo pero me avisaron que había cierto peligro.
  • ¿Peligro? ¿Que peligro hay en querer saber defenderse? ¿En que pierdas la cabeza y lo mal uses? - dijo Mario.
  • Quizá... - dijo Dominique.
  • ¿Quizá?
Dominique respiro.

  • Mario... mi hermano... Me caes muy bien. Se te ve legal... sanazo... y con un cráneo fresco. Pero esto... créeme, es una mierda y no te corresponde. Lo siento...
Mario espero a que Dominique se dirigiera a la puerta.

  • Y si... - dijo Mario. - ¿Podrías enseñarme... aunque sea para defenderme? Solo para defenderme... No para pelear como lo hiciste tu... O quizá si... Lo que quiero decir es... saber lo suficiente para poder tener una oportunidad de salir airoso de una situación...
Dominique no dijo nada.

  • No quiero que alguna vez este con G/Cinthia y pase algo asi...
Dominique giro el cuello.

  • Por favor... -  suplico Mario. Sabia que habia tocado una fibra sensible.
Dominique respiro. Estimaba mucho a sus amistades mas intimas. 

  • Te enseñare... Pero ten clara una cosa. Te enseñare lo mas básico. Nada mas... nada menos. Buenas noches.
Y tras decir eso, Dominique salio de la habitación.