Un reloj marcaba la hora.
10: 59 pm.
En un lúgubre, oscuro y mugroso bar, Mario estaba sentado en un taburete, con la cabeza agachada. Sentado cerca de la barra, el chico dormitaba como si se hubiera quedado dormido de pronto. La cabeza le tambaleaba, como si fuera a desplomarse de un momento a otro.
Pero no lo hacia. De hecho, empezaba a fruncir el ceño, por lo que parecía que iba a despertar.
Mario abrió los ojos.
Mario estaba sentado cerca de la barra. Pero no estaba solo. Desde su punto de vista, veía varias cosas. La mas llamativa era una mujer enfrente suyo, que estaba detrás de la barra. Pero solo le podía ver la parte del vientre. Parecía que lo estaba mirando solamente a el.
Mario también se dio cuenta que tenia comida en la barra. En su mano izquierda tenia un trozo de pan. En su derecha, tenia una botella de vino casi vacía. Delante suyo, 2 platos, uno mas grande que el otro. Un plato con un jugoso filete y un pequeño plato con un dulce de nata.
Mario, sin pensarlo, le pego un mordisco al trozo de pan.
El pan abre el banquete de la vida...
Mario giro el cuello hacia la derecha. ¿Había mas personas en la estancia... o solo eran sombras? Parecían personas, ya que el chico escuchaba sonidos de cristales, pasos, etc. Pero no podía distinguir si eran personas.
Mario pestañeo. Ya no tenia el trozo de pan en su mano izquierda.
Mario, quien empezó a ver borroso la estancia, se apresuro a comer el jugoso filete que tenia delante suyo. El paladar se le hizo agua cuando el trozo entro a su boca pero al momento de morderlo, se sintió raro. ¿Porque tenia la sensación que no comía nada?
Carne para disfrutar del tiempo que nos hes dado...
Mario sintió un shock débil. Dejo los cubiertos y empezó a mirar el suelo. Había sentido vértigo. Pero... ¿Como si estaba sentado y quieto? Aquel lúgubre bar le traía recuerdos... Algo relacionado con su niñez... Pero también le traía recuerdos de su juventud... O su adultez... ¿O eran todos meros Deja vu?
Sin previo aviso, cuando Mario levanto la cabeza, vio que el plato del filete estaba completamente vacío.
Mario sintió una corriente de aire. Le llegaba como si acabaran de abrir la puerta. Pero nadie parecía haber hecho eso.
Mario se apresuro a comer el dulce que estaba en la barra.
Un postre para los años venideros...
"Siempre supe que eras especial..."
Mario negó con la cabeza. Le estaba costando conectar sus ideas. Había algo en la estancia que le hacia sentir nostalgia.
Empezó a "alucinar". Escuchaba risas de niños, voz de una mujer que Mario conocía perfectamente... Risa de una joven adolescente... Sonidos huecos... Sonido de alguien desgarrando la piel con un cuchillo...
Una corriente de aire apago una vela que estaba cerca de Mario, haciendo que la estancia se quedara un poco mas oscura. Cuando Mario volvió a levantar la vista, vio que todo lucia con media sombra, debido a la oscuridad.
El chico empezó a temblar. El plato con el dulce estaba vacío. Mario no recordaba haber probado mas que un bocado.
Mario levanto su mano derecha y bebió de la botella de vino que tenia. Bebió hasta terminar la botella.
Mario se sintió mal. Sin previo aviso, la botella resbalo de sus manos, cayendo al piso. Se hizo añicos nada mas tocar el suelo, rompiéndose en mil pedazos. Un especie de humo blanco salio de entre los cristales.
Un ultimo trago de vino y la botella se rompe... Devolviendonos al polvo de donde venimos...
Sorprendido y asustado, Mario intento conectar sus ideas, dado que empezaba a sospechar quien estaba haciendo todo eso. Pero no podía... no debía...
- Hola, Mario... - dijo Natalia.
Mario levanto la mirada, de golpe y sin avisar. Sus ojos parecían haber sufrido malos momentos... o al menos eso daba a entender su dura mirada.
- Unos ojos endurecidos por los traumas y las desgracias de su pasado... - dijo Natalia.
Mario parpadeaba con mas rapidez que la normal. ¿Porque estaba mirando al vacío? Debía de ver a Natalia...
- ¿Estaba todo como deseaste? - dijo Natalia, recogiendo los platos.
Mario, por algún extraño motivo, no veía a Natalia. La veía en ciertos momentos, ya que su mirada se clavaba en cualquier sitio menos en ella. Solo podía verle ciertos bordes de su piel o de su cabello...
- ¿Donde... donde estoy? - balbuceo Mario. En su voz se denotaba mucha debilidad. Y cansancio...
- ¿Donde? Es lo de menos... Quizá deberías preguntar... "¿Porque estoy aquí?"... Seria lo mas lógico... - dijo Natalia.
Mario cerro los ojos y apoyo la cabeza en ambas manos, descansando la vista que se le había "recalentado" de tanto mirar sin parpadear.
- Natalia... - dijo Mario.
- Shh... - dijo Natalia. - No hables... no gastes fuerzas...
Mario abrió los ojos.
- Por lo que veo, no recuerdas nada de nada... - dijo Natalia. Su voz parecía impaciente.
- Debo... ¿Debo recordar alg...? - dijo Mario, con apenas fuerzas.
- Oh, yo que tu no lo haría... Encuentro los recuerdos algo...inquietantes. - dijo Natalia. - ¿Sabes porque la gente le tiene tanto miedo? ¿Es volver a vivir ciertos acontecimientos? Puede que si... puede que no. En realidad, es el miedo de la experimentación... Solo la experimentación, nada de volver a vivir... Experimentar esa sensación de miedo o temor... otra ves. ¡Aun sabiendo que esa sensación terminara y volveremos a ser libres! Aun así... le tenemos miedo. ¡Y hacemos bien en tenerle miedo! ¿Sabes que nuestro cerebro, por muy normal que sea, puede engañarnos hasta la locura? Y los recuerdos... son una peligrosa arma de doble filo. Es como el fuego, para que me entiendas. ¡¡Imagina que recordamos un hecho... pero esta ves no podamos escapar!! Eso basta para que un hombre enloquezca... Y eso... es lo que haré contigo, Mario...
Mario, asustado, miro hacia la derecha.
- ¿Que...? - balbuceo Mario.
- Imagina... volver a vivir los peores momentos de tu vida. Nuevamente... Revivir el dolor, el sufrimiento, el miedo, el vértigo, la adrenalina... Volver a cometer el mismo error, sabiendo el resultado de ese error... Pero con la condición... que esta vez no escaparas ni podrás cambiar nada para solucionarlo. Y aun en el hipotético caso que puedas escapar o creas hacerlo, lo volverás a revivir una y otra vez. Es decir, querido... Estarás atrapado en un bucle interminable... ¿Lo mejor de todo? Que solo son recuerdos... ¡La forma de destruirte, la forma de enloquecer a un hombre... no es real!
Mario empezó a levantar la mirada.
- ¿Y como se supone que saldré de esta? - dijo Mario.
- Oh, lo sabrás cuando llegue el momento. Solo recuerda esta frase: "Cuando la realidad se imponga y no haya escapatoria... la locura... es la salida de emergencia"
Mario sucumbió en oscuridad, con la risa de una mujer rompiéndole los oidos.
Continua en "Un lugar en mis sueños - Parte 3"
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