miércoles, 17 de octubre de 2012

El hijo de España - Parte 3

No entendía nada... ¿Que había hecho con su vida? No era nadie y eso nadie quiere serlo... Y lo peor de todo es que lo sabia y no hizo nada al respecto. Nunca quiso ser amado. Siempre fue solitario. Hasta en la situación mas difícil, intento luchar el solo contra el mundo. Odiaba que lo ayudaran, odiaban que se intentaran meter en medio de sus actos. Nunca acepto ayuda de nadie. Nunca quiso ayuda de nadie. Su único aliado... era su cerebro. Siempre supo del enorme poder con el que había nacido. No era como los demás. ¿O nunca quiso ser como los demás? Su mente era demasiado superior para la realidad que le toco vivir. Su increíble intelecto y su particular forma de ver las cosas le hacían superior al resto. Y solo consiguió odio. En su tierra natal descubrió la soledad de la brillantez. Marginado casi en 2 lustros, su inteligencia lo acompaño y lo arropo, dándole seguridad y confianza. Inexplicablemente, pese a estar solo, marginado, odiado, repudiado... era feliz. ¿Era una felicidad pura o era un mecanismo de defensa? Pero en una nueva tierra, en un instituto de la serranía, conoció la cruda realidad. El dolor, la humillación, la impotencia, las lagrimas, la soledad, la violencia... odio, ira, furia... miedo... Cuantas lagrimas derramo en la soledad, llorando para que eso no le pasara. Pero no se iba a rendir. Ante esta situación nueva e inesperada, su cerebro actuó de forma magnifica. Desecho cualquier idea auto exterminadora, mostrandole cosas en contra de esa idea. El día a día le contradecía, pero su cerebro se imponía. No había día que lo golpearan, no había día que lo humillaran, no había día que arruinaran los pocos buenos momentos que disfrutaba... Pero a la fuerza, no se dejo avasallar. Terco y testarudo, nunca dijo nada. Hasta que su cerebro dijo ¡BASTA!

Si hay algo que distingue de los demás es su capacidad para experimentar las cosas. No hay conocimiento que no quiera experimentar. Su hambre de conocimiento aumento con el tiempo. No tenia miedo de preguntarse o experimentar cualquier cosa. Llegada la hora, se vengo de aquellos que se atrevieron a burlarse de el. La ira que desato fue suficiente para transformar un cuerpo obeso en una autentica maquinaria. Cada golpe estaba cargada con la ira de casi 12 años de vida. Cada gota de sangre era una reliquia para el, cada fisura, cada fractura de tabique nasal era un triunfo para el, cada vez que su piel se desgarraba era justicia para el. No escucho los gritos de desesperación y suplica que hacían sus agresores. Su cerebro lo engañaba a propósito. Su cerebro le hacia escuchar las risas de esos agresores, cada vez que le golpeaban, cada vez que lo humillaban, cuando le hicieron llorar, cuando le hicieron desear la muerte. Enloquecido, enfurecido, solo quería causarles una milésima parte del horror que sintió alguna vez. Y lo consiguió. Esos individuos osaron tocarle, osaron hacerle llorar, osaron burlarse de el... Durante segundos, solo quiso hacerles daño... Luego... quiso la muerte.

Sintió la satisfacción de la justicia según su punto de vista. No se arrepintió de nada. Sintió... el placer de golpear a alguien. Por una vez, se convirtió en quien mas odiaba... Pero... no le importo. Es mas... le gusto... Era la única manera...

Pero había algo que sintió en esos momentos. Después, solo, reflexiono. ¿Que había pasado? ¿De donde salio esa fuerza? ¿De donde salio esa concentración? ¿Era todo producto de la adrenalina? ¿O era algo mas...? Supo que en ese estado, era mas fuerte, mas inteligente, mas frió, no dudaba y lo que era mejor... no sentía remordimiento. Paso el tiempo y busco incansablemente volver a experimentar esa situación. Le costo pero su constancia hizo que no se rindiera. Hasta que lo logro. Llevo su mente a un nuevo nivel, capaz de controlar instintos que solo salen a flote en determinados momentos. Lo había conseguido. Forzó los limites de su mente como quizá nadie lo hizo. No había nada que no pudiera controlar. Cuando se dio cuenta, estaba en ese estado de furia pura nuevamente... Pero estaba sereno. Tranquilo, relajado. Su corazón era puro... maldad pura. Le costo maquillar ese estado. Pero volvió a sorprenderse a si mismo. Cuando nadie sospechaba nada, logro controlar ese estado de furia absoluta. ¿La diferencia? Que podía alternar su fuerza, su conocimiento y su rapidez mental... a voluntad. Desde afuera, parecía un chaval obeso con problemas físicos. Pero nadie sabia de la energía que había en el fondo de su cerebro. Su genialidad hacia que nunca se cansara. En ese momento... sonrió.

Paso los años y las nuevas situaciones, los nuevos problemas hacían que su cerebro tuviera mas hambre... Quería mas... No solo forzaría la mente, si no también el cuerpo. Y cuando ambos llegaran a una armonía...

¿Pero quien manda a quien?

---------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mario se puso en pie. Natalia lo miraba fijamente.
  • ¿Me has drogado? - dijo Mario. Se dio cuenta que tenia un cuchillo y una pistola en la mano.
  • Depende de lo que tu sientas... - dijo Natalia. Ella tenia un cuchillo pero en el bolsillo.
  • Yo no soy el padre... Nunca lo seré... - dijo Mario. Le entrego las armas a su dueña.
Natalia lloro.
  • Te quiero... siempre te he querido... - dijo Natalia.
  • Lárgate...
Mario se alejo, tambaleándose.
  • Vuelve... te necesito. - suplico Natalia
  • ¡No te creo! ¡SAL DE MI VIDA! Ya te lo advertí... No me importara hacerte daño... Ni a ti... ni a esa cosa que llamas hijo...
Natalia sollozo.
  • Es tu hijo...
  • ¡Esa cosa no es hijo mio! No puede serlo porque...
  • Mario... - dijo Natalia.
MArio no tenia tiempo para estupideces.
  • ¿Te crees que soy idiota? Has intentado matarme, has intentado hacerme enloquecer. Te voy a matar, Naty... - dijo Mario.
  • Solo quiero hacerte feliz. No mas intentos... ¡Y así me lo pagas! ¡¡Solo quiero estar contigo!!
Natalia se abalanzo sobre Mario. Lo empezó a golpear en el rostro.
  • ¡Toda mi vida he intentado ser feliz a tu lado! ¡ Debería matarte! ¡Eres un cobarde! ¡Siempre has sido un cobarde! ¿Te has preguntado alguna vez si tus acciones nos causan daño? ¡Hay gente a la que le importas! ¡Gente que sufre por las cosas que haces! ¡Yo te quería! ¡Y ASÍ ME LO PAGAS! ¡Dime que me quieres! ¡¡ DÍMELO!!
Natalia hacia sangrar a Mario. El chico yacía inerte.
  • No puedes cambiar esto. Yo tampoco lo supe... hasta que vi al niño. Me di cuenta que no debía intentar nada mas. Solo quiero... que lo aceptes. Vete si quieres. Pero acéptalo...
Natalia se separo de Mario.
  • ¿Sabes, Naty? Me has recordado a un culebrón venezolano... - dijo Mario, mostrando una sonrisa burlona.
Natalia grito. Se puso en guardia y Mario también.
  • ¡MUERE!
Natalia extrajo los 2 cuchillos de su bolsillo. Los lanzo con furia, hacia Mario.

Mario grito de dolor. Las cuchillas se incrustaron, respectivamente, en sus muslos. El chico doblo las rodillas, sangrando.
  • Ah... ah... joder... - decía Mario entre jadeos.
Natalia se acerco. Estaba enloquecida. Le propino una bofetada a Mario con toda la palma abierta.
  • ¡Solo quiero ser feliz y tu lo arruinas todo! ¡TODO!
Mario, pese a sangrar, sonrió de manera burlona y provocativa.
  • Por favor... - dijo con un tono infantil. - No me ates con una cuerda barata... tengo la piel sensible... - dijo y se rio en la cara de Natalia.
  • En realidad... Tenia otra cosa en mente... - dijo Natalia.
Natalia extrajo la pistola de su bolsillo trasero. Apunto a la cara a Mario y apretó el gatillo.

BANG

El cuerpo inerte de Mario cayo hacia atras, lentamente.
  • Algo muy distinto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario