Si hay algo que distingue de los demás es su capacidad para experimentar las cosas. No hay conocimiento que no quiera experimentar. Su hambre de conocimiento aumento con el tiempo. No tenia miedo de preguntarse o experimentar cualquier cosa. Llegada la hora, se vengo de aquellos que se atrevieron a burlarse de el. La ira que desato fue suficiente para transformar un cuerpo obeso en una autentica maquinaria. Cada golpe estaba cargada con la ira de casi 12 años de vida. Cada gota de sangre era una reliquia para el, cada fisura, cada fractura de tabique nasal era un triunfo para el, cada vez que su piel se desgarraba era justicia para el. No escucho los gritos de desesperación y suplica que hacían sus agresores. Su cerebro lo engañaba a propósito. Su cerebro le hacia escuchar las risas de esos agresores, cada vez que le golpeaban, cada vez que lo humillaban, cuando le hicieron llorar, cuando le hicieron desear la muerte. Enloquecido, enfurecido, solo quería causarles una milésima parte del horror que sintió alguna vez. Y lo consiguió. Esos individuos osaron tocarle, osaron hacerle llorar, osaron burlarse de el... Durante segundos, solo quiso hacerles daño... Luego... quiso la muerte.
Sintió la satisfacción de la justicia según su punto de vista. No se arrepintió de nada. Sintió... el placer de golpear a alguien. Por una vez, se convirtió en quien mas odiaba... Pero... no le importo. Es mas... le gusto... Era la única manera...
Pero había algo que sintió en esos momentos. Después, solo, reflexiono. ¿Que había pasado? ¿De donde salio esa fuerza? ¿De donde salio esa concentración? ¿Era todo producto de la adrenalina? ¿O era algo mas...? Supo que en ese estado, era mas fuerte, mas inteligente, mas frió, no dudaba y lo que era mejor... no sentía remordimiento. Paso el tiempo y busco incansablemente volver a experimentar esa situación. Le costo pero su constancia hizo que no se rindiera. Hasta que lo logro. Llevo su mente a un nuevo nivel, capaz de controlar instintos que solo salen a flote en determinados momentos. Lo había conseguido. Forzó los limites de su mente como quizá nadie lo hizo. No había nada que no pudiera controlar. Cuando se dio cuenta, estaba en ese estado de furia pura nuevamente... Pero estaba sereno. Tranquilo, relajado. Su corazón era puro... maldad pura. Le costo maquillar ese estado. Pero volvió a sorprenderse a si mismo. Cuando nadie sospechaba nada, logro controlar ese estado de furia absoluta. ¿La diferencia? Que podía alternar su fuerza, su conocimiento y su rapidez mental... a voluntad. Desde afuera, parecía un chaval obeso con problemas físicos. Pero nadie sabia de la energía que había en el fondo de su cerebro. Su genialidad hacia que nunca se cansara. En ese momento... sonrió.
Paso los años y las nuevas situaciones, los nuevos problemas hacían que su cerebro tuviera mas hambre... Quería mas... No solo forzaría la mente, si no también el cuerpo. Y cuando ambos llegaran a una armonía...
¿Pero quien manda a quien?
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Mario se puso en pie. Natalia lo miraba fijamente.
- ¿Me has drogado? - dijo Mario. Se dio cuenta que tenia un cuchillo y una pistola en la mano.
- Depende de lo que tu sientas... - dijo Natalia. Ella tenia un cuchillo pero en el bolsillo.
- Yo no soy el padre... Nunca lo seré... - dijo Mario. Le entrego las armas a su dueña.
- Te quiero... siempre te he querido... - dijo Natalia.
- Lárgate...
- Vuelve... te necesito. - suplico Natalia
- ¡No te creo! ¡SAL DE MI VIDA! Ya te lo advertí... No me importara hacerte daño... Ni a ti... ni a esa cosa que llamas hijo...
- Es tu hijo...
- ¡Esa cosa no es hijo mio! No puede serlo porque...
- Mario... - dijo Natalia.
- ¿Te crees que soy idiota? Has intentado matarme, has intentado hacerme enloquecer. Te voy a matar, Naty... - dijo Mario.
- Solo quiero hacerte feliz. No mas intentos... ¡Y así me lo pagas! ¡¡Solo quiero estar contigo!!
- ¡Toda mi vida he intentado ser feliz a tu lado! ¡ Debería matarte! ¡Eres un cobarde! ¡Siempre has sido un cobarde! ¿Te has preguntado alguna vez si tus acciones nos causan daño? ¡Hay gente a la que le importas! ¡Gente que sufre por las cosas que haces! ¡Yo te quería! ¡Y ASÍ ME LO PAGAS! ¡Dime que me quieres! ¡¡ DÍMELO!!
- No puedes cambiar esto. Yo tampoco lo supe... hasta que vi al niño. Me di cuenta que no debía intentar nada mas. Solo quiero... que lo aceptes. Vete si quieres. Pero acéptalo...
- ¿Sabes, Naty? Me has recordado a un culebrón venezolano... - dijo Mario, mostrando una sonrisa burlona.
- ¡MUERE!
Mario grito de dolor. Las cuchillas se incrustaron, respectivamente, en sus muslos. El chico doblo las rodillas, sangrando.
- Ah... ah... joder... - decía Mario entre jadeos.
- ¡Solo quiero ser feliz y tu lo arruinas todo! ¡TODO!
- Por favor... - dijo con un tono infantil. - No me ates con una cuerda barata... tengo la piel sensible... - dijo y se rio en la cara de Natalia.
- En realidad... Tenia otra cosa en mente... - dijo Natalia.
BANG
El cuerpo inerte de Mario cayo hacia atras, lentamente.
- Algo muy distinto...
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