- ¡Estupido! - dijo G/Cinthia.
- ¿Te has puesto a contar cuantas veces me has llamado estupido? - dijo Mario.
- Bueno, tengo derecho, ¿no? Eres mi enamorado... - dijo G/Cinthia.
- ¿Eso te da derecho a decirme estúpido, abofetearme y hacerme quedar en ridiculo cada vez que salimos? ¿Dime, he hecho algo para merecer todo esto? - dijo Mario
- No se... ¿Haberme desflorado, por ejemplo?
- ¿Y eso es motivo? Lo digo para inmolarme desde lo alto del IPCNA. - dijo Mario.
- Yo era una niña santa, tranquila hasta que llegaste tu con tus ideas europeas de liberacion. Claro, asi les va a ellos, tanta libertad y democracia... - dijo G/Cintia, riendose.
- Pero siguen siendo el primer mundo... - dijo Mario.
- ¿Y? Prefiero ser pobre de dinero a ser pobre de alma... Claro, en Europa hay ateos, masones, sodomitas, gays, lores, nones, chaqueteros... ¿Como no quieres que estén en crisis?
- Me mola cuando hablas gilipolles y media. - dijo Mario. - Recuerdame que el vino que compre la semana pasada no lo vuelva a comprar, porque no te hizo ni mierda de efecto.
- ¡No estoy chispa! - grito G/Cinthia.
- ¿Cuantos dedos ves? - dijo Mario, levantando 2 dedos.
G/Cinthia dudo durante un segundo.
- ¿3? - dijo la chica.
- Perfecto. Estas borracha...
- ¡Que no, que te esto vacilando! Veo 2 dedos...
- G/Cinthia, estoy levantando 1 solo dedo... - dijo Mario.
- ¿Eh? - dijo la chica, preocupada.
- Que es broma, cariño...
- ¡Estupido! - dijo G/Cinthia.
Mario y G/Cinthia se encontraban en una fiesta. Sentados en un sofa, la chica tenia una botella de cerveza en la mano, mientras que Mario bebia en un vaso. G/Cinthia estaba rosada, debido al alcohol.
- G/Cinthia, ¿No crees que va siendo hora de volver a casita? - dijo Mario. - Son las 3 de la mañana.
- Ok vamos... - dijo G/Cinthia.
Mario se despidio de los que organizaban la fiesta, ayudo a G/Cinthia a no caerse y salieron de alli.
- Mario... ¿Porque no me quieres? - dijo la chica, arrastrando las palabras.
- ¿Que porque no te quiero? - dijo Mario.
- Si... No me compras peluches... No me compras flores... No me traes chocolates que yo te rechazare porque engordan... No haces nada de eso...
- Osea que no te demuestro mi amor... - dijo Mario.
- Osea si... Pero... Jo, cuando me reuno con mis amigas, ellas tienen collares, anillos, peluches, perfumes, tarjetas...
- Es decir, cosas superficiales... G/Cinthia, tener novio no es sinonimo de comprar cosas. No te voy a negar que te regalare cosas pero esa no es mi finalidad. En este puto pais esta establecido asi: El hombre regala, paga todo... ¿Y que pide a cambio? Sexo... - dijo Mario. - Escuchame... Seria muy hipocrita de mi parte decir que yo no quiero eso, pero yo quiero ganarmelo por como soy y no por regalarte cosas. Es que conseguir sexo a traves de cosas compradas me parece que te este llamando puta... De hecho, si te pones a pensar, muchas chicas lo son, indirectamente. Yo no quiero eso. Quiero demostrarte muchas cosas con actos mios, cosas mias, no cosas compradas.
G/Cinthia lo miro.
- Que charla me has hechado... - dijo la chica y se rio, eructando.
- Ya... El caso es, cariño..
- ¡Cariño! ¡Me has llamado cariño! - dijo G/Cinthia. - ¡Eso hay que celebrarlo!
Mario levanto una mano y paro un taxi. G/Cinthia cantaba a viva voz.
- Pronto llegara el dia de mi suerte... - dijo G/Cinthia, cantando.
- Venga, sube... Antes de alertes a una horda de delincuentes. - dijo Mario.
Ambos chicos subieron al taxi. G/Cinthia se apoyo en el hombro de Mario. El chico le dijo al chofer donde querian ir y empezaron a moverse.
- Mario... - dijo G/Cinthia.
- Dime...
- Creo que voy a vomitar... - dijo G/Cinthia. - ¿Me das un besito?
Mario miro al frente.
- Claro que si, cariño... - dijo Mario.
- ¡Eres un puerco! ¿¡De verdad serias de hacer esa cochinada!? - dijo G/Cinthia, indignada.
- Sabias que ibas a decir eso... Pero si decia lo contrario, me ibas a decir que no te queria o algo por el estilo...
- Ah, ya sabes... - dijo G/Cinthia.
- ¿Tan dificiles son las mujeres? - dijo Mario.
- Queremos ver vuestros nervios de acero... Eso demuestra que eres un macho optimo... - dijo G/Cinthia.
- Pues a nosotros nos saca de quicio esa actitud... - dijo Mario.
- Pues os aguantais - dijo G/Cinthia.
- Si... Es lo que tiene...
- Pero no olvides que te quiero...
Mario rio. El chofer los miro. G/Cinthia empezo a besar a Mario en el cuello.
- ¿G/Cinthia? - dijo Mario.
- Dime, cari...
- ¿Me cuentas un cuento? - dijo Mario.
G/Cinthia se separo de el.
- ¿Un cuento? - dijo la chica, al parecer esperaba otra cosa.
- Si... Me apetece escucharte...
- Mario, que estoy un poco borracha... - dijo G/Cinthia.
- No tanto, mujer... Anda, hazlo por mi...
G/Cinthia miro como Mario ponia gesto de perrito herido.
- Aish, esta bien... - dijo G/Cinthia.
Se aclaro la garganta.
- Habia una vez una señora muy trabajadora. Era la tipica mujer que hacia negocios en el emporio comercial Gamarra. Ropas de todo tipo: Chaquetas, pantalones, vaqueros, blusas, accesorio, etc. Constantemente, iba y venia del emporio. Iba con dinero y volvia con sendas bolsas. Era propio del dia volver a casa cargada de bolsas. Hasta alli, todo bien. - dijo G/Cinthia. - Un dia, en visperas del cumpleaños de su hermana, esta señora iba caminando por las calles anexas al emporio Gamarra. Cargada de una bolsa llena de ropa para su querida hermana caminaba tan feliz esperando ver la cara de felicidad de su querida hermanita. Pero como en nuestra rica Lima se asemeja bastante a la CIA: "Te vigilamos", un delincuente ya le habia echado el ojo. Concretamente, a la bolsa que llevaba. Fue demasiado rapido. Ayudado por una persona mas, atacaron. Uno de ellos le toco el hombro a la señora. Esta reacciono, abrazando fuertemente la bolsa pero cometiendo un grave error. Al abrazar su bolsa, lo hizo por la parte superior, dejando descubierta la parte inferior. Y el otro ladron le arranco la bolsa por la zona descuidada. - dijo G/Cinthia, tomando aire. - El ladron echo a correr. La señora, increiblemente, lo persiguio. Su contextura gruesa y obesa no le impedia perseguir a un "experto" corredor. Una, dos, ¡Tres! calles corriendo a grandes zancadas, la señora iba esquivando las prendas que el ladron dejaba caer. Parecia que, trade o temprano, se cansaria la señora. Fue entonces cuando ocurrio el milagro. Un hombre negro alto, recio, salio de algun sitio que estaba por delante. El ladron impacto con el. Pero no siguio. De hecho, se quedo atonito. Solto la bolsa, cayo de rodillas y se quedo mirando a aquel hombre negro. Parecia conmocionado. Cuando la señora se empezo a acercar, el hombre reacciono. Dejo la bolsa y desaparecio de alli. La señora llego como si hubiera corrido la maraton. La gente ayudo a la pobre señora a recoger sus cosas. Pero la señora se intereso por aquel hombre negro. Pregunto si alguien lo conocia... pero nadie lo habia visto. Debido a su fe, supo quien habia sido: San Martin de Porres.
GCinthia termino el cuento de forma peliculera. Mario la miraba.
- ¿Lo haces a proposito? - dijo Mario.
- Digamos que si... - dijo G/Cinthia.
Ambos chicos se besaron.
- Dime algo bonito... - dijo G/Cinthia.
Mario sonrio.
- ¿Quieres ver mi aparato reproductor? - dijo Mario.
G/Cinthia se enfado.
- ¡Estupido! - dijo la chica, ofendida.
- Jo, ya nadie quiere ver esto...
Mario extrajo un mp3 de su bolsillo.
- ¡Estupido! - dijo G/Cinthia, pero esta vez en un tono mas cariñoso.
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