- Ya me he cagado en su puta madre... - dijo Emma Santana.
- ¿Porque? - dijo Emilio.
- Porque nuestro negocio se va a pique, cari... - dijo Emma, respirando profundamente.
- Solemos tener un cliente al mes... En estos últimos 2 meses hemos tenido a 2 señores y a una maruja. Con la crisis, el negocio de las venganzas es rentable. Eso, junto a los detectives, putas y alquiler de armas para suicidios por ejecución hipotecaria son los negocios mas rentables en épocas de vacas flacas. - dijo Emilio, encendiendo un cigarrillo.
La pareja estaba en la cama. Desnudos pero con mantas cubriéndolos conversaban. Emma tenia los pelos alborotados y Emilio tenia una sonrisa de oreja a oreja. Emma se irguió, asustada. Tenia el torso desnudo.
- ¡Encima, me van a echar de mi trabajo! - dijo la chica, asustada de una forma cómica.
- Teniendo conocimientos de Informática .. ¿Trabajas en un supermercado? ¿Porque coño no estudiaste o te sacaste algo técnico? - dijo Emilio.
- Claro... Que fácil para el picoleto que con su porra azota a esos pobres ancianos...
- Y dale... Estas pesadita, ¿eh? - dijo Emilio, dándole una calada.
- ¡Es que me van a echar! - grito Emma. - Debí acostarme con mi jefe...
- Pero si tienes jefa... - dijo Emilio.
Emma dudo.
- Bueno... Pero aun así... - dijo Emma, como una niña.
- Ademas... No pasa nada. Si te echan, te vienes conmigo a la policía. Podría colocarte como becaria sexy del Capitán Canuto... - dijo Emilio, dándole otra calada.
- Por favor... - dijo Emma. - Eso es enchufismo...
- ¿Y? ¿De verdad el orgullo vale para algo en estos momentos de crisis? Si la gente tuviera la posibilidad para que la enchufen...¿No crees que lo harían?
- A mi si que me importaría... - dijo Emma, recostándose sobre el torso desnudo del chico.
- Como quieras pero piensa que debes traer el pan a esta casa... O al menos la parte para el alquiler... Bendita la hora que te convencí para no meternos en hipoteca... - dijo Emilio.
- ¿Y para que voy a traer "pan" a esta casa si no tengo hijos? - dijo Emma.
- ¿Es que te tengo que mantener? - dijo Emilio.
- ¡¡Pues podrías!! - dijo Emma, furiosa.
- Si, claro... - dijo Emilio, irónicamente.
Emma se separo de el y se puso en pie, rápidamente. La chica le grito y se refugio en el baño.
- Emma... ¿Que haces? - dijo Emilio.
- ¡¡Me voy a suicidar!! ¡¡Me beberé tu loción para el afeitado!! - grito la chica, como una loca.
- Como Bon Scott... ¡Oye! Si la terminas... ¿Me podrías comprar otra? - dijo Emilio, irónicamente.
- ¡¡¡ IMBÉCIL!!!
Se escucho a alguien tomar algo. Un sonido de gárgaras... y otro de alguien escupiendo lo.
- ¡¡Que asco!! - grito Emma, como una loca.
- Claro, coño... - dijo Emilio, con toda la tranquilidad del mundo.
- ¡¡Pues me corto las venas con tu afeitadora descartable!! - grito Emma.
- ¿La roja o la azul? - dijo Emilio, como si todo eso fuera normal.
- ¡¡La azul!! - grito Emma.
- Con esa me depilo la entrepierna... - dijo Emilio, sonriendo.
Se escucho a alguien resbalar.
- ¡¡¡QUE ASCO!!! - grito Emma.
- Claro, coño...
- ¡Pues... pues...! ¡¡Que mierda de casa!! ¡¡Si suicidarse puede una!! - grito Emma.
La puerta del baño se abrió y salio Emma, totalmente tranquila.
- Bueno... - dijo Emma quitándose los pelos de la vista. - La vida sigue...
- Claro que si... - dijo Emilio y abrió los brazos.
- Pero hoy me llevas a cenar... - dijo Emma.
- Claro... Si ya tengo un sitio reservado y todo... - dijo Emilio, abrazando a su amiga.
- ¡Que bien! ¿Y como se llama?
Emilio puso cara de poker.
- Eh... Mmm... ¿Me dejas revisar la agenda? Es que tiene un nombre un poco raro...
Emilio se levanto de la cama y cogió las paginas Amarillas.
- A que bonito... - dijo Emma furiosa. - ¡Mas te vale que sea un sitio caro!
Justo cuando Emilio revisaba las paginas amarillas, sonó el timbre.
- ¡Ya llego! - grito Emma.
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Subía las escaleras. Bueno, subía .. Me arrastraba... ¿Pero porque coño habré puesto la casa de Emma Santana en un séptimo y sin ascensor? Creo que debería bajar de peso... O al menos desarrollar algo de resistencia... Porque esto es una mierda bien gorda...
Llegue al fin, por fin... Después de chutarme una dosis de salbutamol, levante el brazo(que me pesaba por el cansancio) y toque el timbre. Pasado unos segundos, alguien abrió la puerta.
- ¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!!
- ¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!!
- Buenas tardes, Emma... - dije, recuperando el habla.
- ¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!! - me contesto la chica, haciendo gestos de niña emocionada.
- ¿Hace falta que grites? - dije.
- ¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!! - me contesto Emma. Ahora movía los puños como una niña berrinchosa.
- Joooooder... - dije, agachando la mirada.
- ¡¡Emma, por el amor de Dios, VÍSTETE!! - grito Emilio.
Un hombre con una bata se me acerco. Fumaba un cigarro y sonreía.
- Así que tu debes ser el gran creador... Soy Emilio Alonso... - me dijo Emilio
- Obvio que sabes quien eres, idiota... - dijo Emma Santana. - ¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!! - volvió a gritar la chica
- Emma... Ya vale... - dije.
Ambos personajes me dejaron entrar. La casa estaba débilmente iluminada. La mesa del comedor fue nuestro destino.
- ¿Que tal? - me dijo Emilio, ya vestido.
Emma Santana entro a la sala con su mejor vestido de gala puesto.
- Madre mía... - dije, agachando la cabeza. - ¡Que yo estoy aquí para ayudaros en vuestro próximo caso!
- ¿Tenemos un próximo caso? - dijo Emilio.
- Si... bueno, esta ves nos acompañara un personaje del universo de Emma Reyes. Se podría decir que vamos a conectar este universo con el de Episodios desde Madrid. Bueno, ese era la idea principal pero como supone mucho papeleo, lo vamos a hacer mas practico: Ella va a "venir" desde su universo a este con todo y problema incluido. Y nosotros vamos a solucionarlo. Pero las personas solo serán exclusivas de esta historia... ¿Vale? - dije, explicándoselos.
- Me parece bien... - dijo Emilio.
- ¡A mi también! - dijo Emma, pegando un bote.
El timbre sonó otra ves. Emma pego un bote y Emilio se fue al cuarto, a cambiarse. Yo me puse en pie. Emma vino por detrás y me abrazo.
- ¡Joder, que pelotas sois! - dije.
- Es que Emma Reyes nos dijo que fuéramos buenas contigo... - dijo Emma Santana.
- Madre mía...
Abrí la puerta. Afuera había una chica que conocía porque era una creación mía. Andrea Zalbuena Figueroa, de Episodios desde Madrid, estaba delante de nosotros.
- Joder... - dijo Andrea.
- Ya... Yo también podría decir lo mismo, pero de una forma mas halagadora. - dije.
- Hola... - dijo Emma Santana.
La mire. Debía de decir su frase.
- Emma... - dije, mirándola de reojo.
- Frase... - dije, empezando a perder los nervios.
- ¡AH! ¡Claro, claro! - dijo la chica. Tomo aire. - ¡Bienvenida a Emma y Emilio, Venganzas a domicilio!
- Vaya mierda... - dijo la chica.
- Pasa, pasa... - dije, sonriendole a Andrea.
Andrea paso al interior de la casa y empezó a ver la decoración. Emma, con una sonrisa en los labios, se sentó y espero con muchas ganas lo que Andres dijera. Emilio llego, saludo a Andrea y se sentó Yo espere a que Andrea dejara de mirar la decoración. Pasado unos segundos, dije:
- Bueno, Andrea... ¿Que tal tu universo? - dije.
- Mal... ¿Sabias que mi padre tenia una cuenta en el banco que atracasteis? Menos mal que esa historia no paso pero jode mogollón... - dijo Andrea.
- Bueno... - dije, intentando no pensar en el robo del banco. - Cuéntanos tu problema...
Andrea tomo aire, Emilio apoyo la barbilla en su palma y Emma se sentó de una forma infantil, como una niña en su primer día de colegio.
- Veréis... Hace unos meses conseguí trabajo como becaria en el despacho del Concejal de Oposiciones y Empleo...
Emma ahogo una carcajada. Hizo un sonido con la nariz.
- ¿Se ha reido? - dijo Andrea, sorprendida y furiosa.
- No, no... Lo que pasa es... - dijo Emma, en un tono muy falso. - Es que me he constipado...
- Claro... - dije, mirándola y dirigiéndole una mirada de advertencia. - Sigue, Andrea...
Andrea me miro.
- ¿Se supone que me debo de enamorar de ti? Joder, que depresión... - dijo Andrea.
- Lo tuyo es digno de libro, Mariete... - me dijo Emilio. - Te rechazan hasta tus creaciones...
Resople.
- Sigue, Andrea...- dije sin perder los nervios.
- El caso es que conseguí ese trabajo gracias a Emma...
- ¿A mi? - dijo Emma Santana.
- La Reyes, coño... - dije.
- ¡Ah! - dijo Emma Santana.
- ¿Y que paso? - dije, mirándola.
- El caso es que... Ese tío es un jodido viejo verde y pervertido. Se me insinúa y no solo a mi, si no también a las demás chicas del grupo de becarias. Coño, si se le insinúa hasta a su secretaria... Se me ocurrió rechazarlo, cosa lógica .. Pero lo único que he conseguido es que trate peor que al perro... Encima no puedo denunciarle porque me dijo que conocía al juez que dicto un antecedente sobre un veredicto de un caso donde tocarle el culo a su secretaria no era delito. Es mas, el me podía pedir una indemnización a mi. - dijo Andrea, con el semblante triste.
- Que cabrón... - dijo Emilio.
- ¿Y no has pensado en denunciarlo, pese a todo? - dijo Emma.
- ¿Como? Si ese tío tiene muchos contactos y esta mas blindado que un tanque... Al fin de cuentas, yo solo soy una "empleaducha" - dijo Andrea.
- ¡"Ta' que yo voy y lo reviento! - grito Emma, haciendo un amague de ponerse en pie.
- Quieta ahí, Emma... - dije, cogiéndola del brazo.
- Tranqui, Emma... De nada sirve alterarse... - dijo Emilio. - Sera concejal pero para mi eso cuenta como un político mas. Si se gastan el presupuesto en trajes, no les pagan a los bomberos, exigen 3 coches oficiales...
- Ya... pero me revienta no poder hacer nada... - dijo Andrea.
- Si que puedes... Para eso estamos nosotros... - dijo Emma, cogiéndole de la mano.
- ¿Nos disculpas unos segunditos, Andrea? - dije, poniendome en pie y haciendoles un gesto a Emilio y a Emma.
Emma y Emilio me siguieron hacia una habitación de la casa.
- Bueno... ¿Que os parece? - dije, mirándolos a los 2.
- Que paso de todo... ¡Yo le parto las piernas! - dijo Emma.
- Tranquilidad... - dijo Emilio.
- Serenidad... - dije yo. - El negocio de las venganzas nunca ha tenido que recurrir a la violencia.
- Coño, en este caso si... - dijo Emma.
- Lo que debemos hacer... es joderle la vida al concejalucho ese. - dije, frotándome las mano. - Hay que joderle la vida a ese cabrón.
- ¿Y eso no es peor que partirle las piernas? - dijo Emilio.
- No... - dije, mirándolo - Partirle las piernas es infantil. En cambio, demostrándole que donde las dan las toman es reconfortante
- Donde las dan las toman... ¿Y eso no es infantil? - dijo EMilio.
- No, eso es defensa propia... - dije, con un gesto de listillo.
- ¿Defensa propia? Pero...
- ¡¡¡YAAAA!!! - grito Emma. - Emilio, cari... ya basta...
Me quede pensando.
- Bueno, el Emil tiene razon... A lo mejor ese viejo no tiene la culpa de actuar asi...
- ¿¡Lo estas defendiendo!? - grito Emma, enfurecida.
- ¡NO! Lo que digo a lo mejor el viejo nunca tuvo una buena mujer o quiza nunca tuvo exito con las chicas...
- Como tu, vamos... - dijo Emma, mirándome.
Emilio estallo en carcajadas.
- Coño, Emma, no hace falta que me bajes la moral. - dije, bastante dolido.
Emma se rió.
- El caso es... que vamos a investigar a ese cabrón Si encontramos motivos para "empapelarlo", que seguro que lo encontramos, entonces procederemos. Vamos a hablar con Andrea.
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- Eso es mas aburrido que ver una maratón de caracoles... - dijo Emilio.
- Pues no haber venido... Coño... - dijo Emma, comiendo unos aros de cebolla.
- ¿Es normal que este comiendo todo el rato? - dije, mirando como Emma no comía .. engullía los aritos de cebolla.
- Si... luego se siente mal y antes de vomitarlo, se mete a un entrenamiento fuertisimo... Una ves se desmayo por el cansancio físico. - dijo Emilio.
- Bueno, al menos no es bulimica... - dije.
- Eso fue hace 2 años... Menos mal que conseguí hacérselo superar...
Emma, pese a tener la boca llena, bebió un trago de Coca Cola. Lo paso todo como si intentara hacer pasar un libro por una pajita.
- Bueno... ¿Alguna novedad? - dije, mirando con unos binoculares hacia una casa.
Nos encontrábamos en Madrid. En una calle llena de edificios altísimos Emma comía, Emilio escuchaba algo en un ordenador y yo miraba a través de unos binoculares.
- Lo único que escucho es a ese tío hablar con su concejo. Me parece escuchar la voz del alcalde... - dijo Emilio.
- ¿ Algún plan, Mariete? - dijo Emma, echándole mayonesa a sus patatas.
Pensé... Un plan para humillar a ese tío...
- Yo ya tengo un plan... Pero le vamos a joder la vida pero a fondo... Puede que tenga problemas con la ley... - dijo Emilio.
- ¿Si? - dije yo. - Me importa una mierda...
- A mi también... Un tío que se gasta el dinero en sus cosas mientras la gente se muere de hambre... no se merece piedad.
- ¿Y que hacemos, entonces? - dije, mirando al edificio.
Emilio sonrió.
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El Concejal de Oposiciones y Empleo llegaba en su coche al Ayuntamiento de Madrid. Se bajo del coche y automáticamente un miembro del grupo de aparcacoches corrió hacia el.
- Toma, aparcamelo... Y no le pìses, ¿eh? - dijo el Concejal . - Y disculpa si no te doy propina, que la crisis...
- Claro, señor... Como no va a ver dinero... Si se lo gastan todo ustedes...
- ¿¡Como!?
- No que... Si hacen lo que pueden ustedes... - dijo el aparcacoches, sonriendo forzadamente.
El Concejal entro en el ayuntamiento. Dentro le esperaban, en su despacho, Andrea y otro grupo de chicas.
- Señor Concejal, tiene pleno en el despacho del Alcalde... - dijo una chica castaña.
- Vale... vale, guapa... ¡Figueroa! - dijo el concejal, llamando a Andrea. - Mas tarde hablara contigo... - dijo, en un tono muy provocativo.
El concejal salio de su despacho y se dirigio al del alcalde.
Pero pasado un par de horas, el Concejal de Oposiciones y Empleo salio, tras humillar una ves a Andrea. Al llegar, llamo a un aparcacoches para que le trajera su coche. Este, que era un chaval rubio, asintio y se dirigio hacia el parking. Volvio con el coche del Concejal. El Concejal ni siquiera le dio propina y subio al coche.
Pero justo cuando subio al coche, 2 coches policiales arribaron con sus respectivas alarmas. De cada coche, bajaron 2 policias.
- ¡Policia! ¡Alto! - dijo Emilio Alonso.
- ¡Salga del coche con las manos en alto! - grito su compañero.
- ¿¡Tienes idea a quien estas jodiendo!? - grito el Concejal. - ¡¡Haré que te quiten la maldita placa, cretino!! ¡¡Soy intimo amigo del Alcalde!!
- ¡¡Callate!! - grito Emilio. - Dani, ¿Has encontrado algo alli atras?
- ¿Que si he encontrado algo? Tiene tanta mierda como el cartel de Medellin...
- ¿¡QUE!? - grito el Concejal, al ver la droga que extraian de su maletero. - Imposible, si yo nunca...
- Una defensa elocuente, coleguita... - dijo Emilio Alonso, extrayendo sus esposas.
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- Bueno... - dijo Emilio - Lo mas dificil fue dar el cambiazo del coche.
- ¿Seguro que no nos pillaran? - dijo Emma, vestida de secretaria castaña.
- No mientras nadie se de cuenta que la cinta de la cámara es una representación hecha por nosotros. Ademas, las 2 toneladas de marihuana va a echarle mas culpa, ¿no? - dije yo, mirándolos.
- Como agente de policía que soy, nadie se dará cuenta de que solo las primeras bolsas son marihuana de verdad. Las demás, son solo relleno. Pero nadie dirá nada... ¡Resulta que en el ayuntamiento tenían ganas de quitarse de en medio a ese tío! - dijo Emilio.
- Sois una panda de cabrones... Lo que habéis hecho esta super mal... Pero no he podido evitar sonreír... - dijo Andrea. - Supongo que gentuza como esos, que joden y joden el pais a diario... merecen eso y mas
Emma, Emilio y yo nos reímos.
- Toma, Andrea... - dijo Emma, dandole una tarjeta. - "Emma y Emilio, Venganzas a domicilio"
Me puse en pie.
- Preparate, Mariete... Ahora te toca una aventura de miedo... - dijo Emma Santana.
- La verdad es que si... Creo que deberé llevarme un par de Inhaladores para sobrevivir... - dije, sonriendo.
Todos nos reimos juntos.
Continua en Inmortales - Edicion Especial (Primer "Aniversario")
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