- ¿Que pasa, Mario? Tu infancia no fue felicidad. ¿Odias verlo o vivirlo de nuevo? - dijo Natalia.
- No es algo que quiera recordar. Ademas, se como todo termina. No tiene sentido vivirlo de nuevo. - dijo Mario.
- Bueno, Judith... No tengo nada que decirte salvo que Mario esta aprobado en todo. 5, 6, 7 y un 8 en Matematicas. El unico punto flaco es Educacion Fisica. La profesora me ha dicho que le ha puesto un 5 pero si no quiere andar en la cuerda floja, que se ponga en forma este verano. ¡Venga, Mariete, este verano a la piscina! - dijo el tutor, dandole una palmada a Mario en el hombro. - Y otra cosa mas, Judith. Este año ha batido otro record que por un lado me siento orgulloso y por otro un poco preocupado. Este año Mario ha sido el niño que mas tiempo ha pasado en la biblioteca. Lo curioso... es que tambien es el niño que mas libro se ha llevado a casa. Pero la bibliotecaria me dijo otra cosa curiosa: Mario empezo el año leyendo tebeos. Mortadelo y Filemon, Mafalda, Hellboy... Pero tambien ha leído tebeos en Frances, Italiano y Aleman... ¿Tienes algun conocimiento de esos idiomas, Mario?
- Veo solo las imagenes. En el libro de Asterix y Obelix, estaba todo en frances pero a traves de las imagenes podia entender mas o menos lo que decian. No es muy dificil...
- Deberia intentar que su hijo se relacione mas, Judith. Quiza el Carrillo de Mendoza no sea el instituto con mas infraestructura de todo Cuenca pero tenemos campos de Basquet y de Futbol. Deberia hacer que hijo juegue mas y asi se relacione con la gente, ¿sabe? - dijo el tutor.
- Mama, me voy. - dijo Mario.
- Toma... - dijo Judith, dandole 5 euros a Mario. - A las 12 te quiero en casa.
- ¿Solo 5 euros? - dijo Mario.
- ¿Y cuanto mas quieres? - dijo Judith.
- Es que... hace unos dias fue el cumpleaños de Emma y...
- ¿Y? Con eso tienes para 2 viajes en los coches de coche. Ale, a divertirse. - dijo Judith y acompaño a su hijo a la puerta.
- ¡Mario! - dijo Emma, haciendole señas para que viniera.
- Ho... hola. - dijo Mario.
- ¡Bichotordo!
- Christian... ¿Eres tonto? - dijo Emma, furiosa.
- Christian, tio, no juegues con eso, que es para la peña - dijo Carlos, y se puso a conversar con el.
- ¿Estas bien? - dijo Emma.
- Si, si... - dijo Mario. El chico metio su mano en su bolsillo pero Christian volvio donde Emma.
- Mario, ¿Has visto el pedazo brazalete que le he regalado a Emma? - dijo el chico, pavoneandose. - ¡50 euracos que me ha costado!
- ¿50? - dijo el chico, asombrado.
- Calla, Christian. - dijo Emma. - Este año me han regalado mazo cosas, Mario. - dijo Emma. - Mi hermano un collar, Christian una diadema, Miguel un perfume...
- ¿Nos vamos o que? - dijo Christian. Todos se pusieron en movimiento.
Mario rompio la tarjeta por la mitad. La arrugo hasta formar una pelota y la lanzo lejos, a la ves que arrugaba los dedos de los pies para evitar las lagrimas.
- Odio ser pobre...
En la pista de los coches de choque, Mario estaba sentado, tarareando la cancion del momento. Christian se sento a su lado, se quito la camiseta y le grito a Emma, quien ese momento pasaba cerca en un coche con su hermano.
- ¿Que tal, bichotordo? -le dijo.
- Que flipao... - dijo Christian.
- Esa Emma... - dijo Christian.
- Es buena chica...
- Si... Buena, buena... Esta como un tren. Madre mia, debe de ser... - dijo, lamiendose los labios. - Algun dia caera, Mariete. Te lo digo yo... Asi debes de tratar a las tias. Darles sus caprichitos, regalitos, "invertir" en ellas... Luego ellas te daran su "ganancia" y todos tan contentos... - dijo Christian. - Si no fuera por Carlos hace tiempo que... Bufff - dijo mordiendose los labios.
Carlos empujo a Christian. Ambos chicos se pusieron en guardia.
- Alejate de mi hermana, chaval, si sabes lo que es bueno para ti... - dijo Carlos.
- Iros a la mierda tu y tu hermana. No necesito la ayuda de flipaos como ustedes. Y a tu hermanita dile que pierde al mejor tio de todo los pueblos... - dijo Christian.
- No me digas... Dilo otra vez para que te la parta... - dijo Carlos.
Natalia señalo otro hueco entre arboles, enfrente del ultimo que habia señalado.
- Profesora Lorena, venia a devolver estos libros. - dijo Mario.
- Eres un habido lector, ¿no Mario? - pregunto la profesora, recibiendo el libro. - En lo que va de mes has leido ya... - dijo la profesora, mirando la pantalla del ordenador. - "Nicolas Nickleby" "Oliver Twist" "Jane Eyre" "Orgullo y prejuicio" "Teresa, la de Urbevilles" "Viaje a la tierra" "Kim" "El hombre invisible" "El viejo y el mar" "Brighton Rock" "La metamorfosis" "De la tierra a la luna" "Grandes Esperanzas" y "Rebelion en la granja". Nunca habia conocido a un niño que a la edad de 11 años haya leido tanto...
- ¿Me dejas recomendarte un libro? Debo de estar loca para recomendar este libro a un niño... pero bueno. Toma. - dijo la profesora. - Es un poco dificil pero el final te va a encantar.
- ¿Cien años de soledad?
Mario conversaba con don Manuel, el cura del pueblo de Valdeolivas.
- Pero... ¿Porque hay que creer en Dios? Nadie lo ha visto. Debemos de creer en la palabra que nos dice alguien y en un libro que supuestamente fue escrito por el, cuando en realidad fue escrito por humanos... - dijo Mario.
- Exacto. Pero cada uno debe de encontrarse con Dios, hijo... - dijo el cura don Manuel.
- Pero hay cosas que no entiendo. ¿Porque debo de buscarlo yo? ¿No debería ser el quien me abra los ojos? ¿Porque entonces el se presento ante Moises y Abraham? Si Dios todo lo sabe, ¿Que mas le dara que lo busque, si el ya lo debe de saber? Y lo que mas inquieta... Si de verdad Dios existe, ¿Porque no tenemos ninguna idea innata de el? ¿Porque nos tienen que enseñar a creer en el? ¿Y porque hay gente que habla de otros dioses?
- Hijo, tienes que entender algo... Dios siempre ha estado alli. Da igual la forma en que los hombres lo entiendan. Dios siempre ha estado alli. El nos guía. La mente humana es incapaz de entender el concepto de Dios, por eso se les ha dado muchos nombres y formas a traves de la historia. Pero Dios siempre ha sido uno y siempre nos guía, a nosotros, sus hijos...
- Pero sigo sin entenderlo. ¿No es pecado alabar a otros dioses, otras figuras que no sean la de Dios? Si realmente todo este tiempo hemos alabado a dioses falsos, Dios debería estar enfadado... - dijo Mario.
- Exacto. Alabar a ídolos es un pecado grave pero Dios es puro amor, hijo...
- ¿Y eso? - dijo Mario, señalando el crucifijo que colgaba en lo alto de la pared. - Es una figura de cera... La gente le reza, lo alaba y lo lleva colgando en sus cuellos... ¿Eso no es idolatría? Hasta el papa comete ese pecado ¿Eso no es pecado mortal?
- Y otra cosa, padre... Usted ha dicho que Dios siempre ha estado allí... ¿Que hace por toda esa gente que muere de hambre? ¿Por toda esa gente que es baleada, asesinada, mortificada?
- No culpes a Dios por las cosas que los hombres hacen, hijo... - dijo don Manuel.
- Cuando un niño comete actos malos, la culpa es de quienes lo criaron... Es decir, de sus padres... - dijo Mario. - Nosotros estamos hechos a imagen y semejanza de el. Eso lo dijo en la misa del domingo pasado. ¿Porque entonces deja que entre humanos nos matemos y dejemos morir a otras personas? ¿Acaso Dios sabe todo eso pero no puede hacer nada al respecto? Entonces no es todopoderoso. ¿Acaso Dios puede arreglar todo pero no quiere? Entonces Dios no nos ama y es irresponsable. ¿Acaso Dios no puede ni quiere hacerlo? Entonces...¿Para que esta? ¿Para que llamar Dios a alguien que no puede ni quiere? - dijo Mario.
- Tienes unas ideas muy grandes para un niño de 11 años, Mario... - dijo don Manuel.
Natalia señalo otro hueco entre arboles, enfrente del ultimo que habia señalado.
Don Manuel, el cura del pueblo, abrio la puerta de su casa.
- Don Manuel, le venia a devolver los libros que me presto. - dijo Mario, señalando su mochila.
- Pasa, Mario... - dijo don Manuel.
Mario paso a la estancia. Don Manuel apago la pantalla de su ordenador.
- Mario... Te voy a contar una cosa... - dijo don Manuel.
- Dígame, padre...
- Veras... Mis superiores... han acordado reubicarme en un pueblo de la serrania de Extremadura. - dijo don Manuel.
- ¿Reubicarlo? - dijo Mario.
- Exacto. Por lo que... creo que voy a cambiar de aires muy pronto. - dijo don Manuel.
Mario agacho la cabeza.
Natalia señalo otro hueco entre arboles, enfrente del ultimo que habia señalado.
- Te agradezco que me hayas ayudado a ordenar esto, Mario. - dijo don Manuel. - Esta claro que tu orden y gusto por la limpieza proviene de tu madre, ¿verdad?
Mario sonrio.
- Padre... - dijo Mario. - ¿Puedo hacerle una pregunta? Antes que se vaya...
- Pregúntame lo que quieras, hijo...
- ¿Porque decidió ser cura? - dijo Mario.
Don Manuel se quito las gafas.
- Bueno... Supongo que quería aumentar mi fe en Dios y buscar nuevos retos. - dijo don Manuel.
- ¿Solo eso? Vera, padre, usted es uno de los pocos curas con los que la mayoría se imaginaria. Usted es joven, ronda los 23 años...Eh... Mmm... Digamos que es agraciado en lo que se refiere al rostro... Vamos, que es guapo. - dijo Mario.
Don Manuel sonrió.
- Cuando uno menciona la palabra cura, se imagina al típico abuelo de mas de 50 años, con el rostro lleno de arrugas, amargado, gruñón, hosco y testarudo. Usted es joven, apuesto, en la flor de la vida... Entiendo que ser cura conlleva un voto de castidad y cosas así... ¿Las chicas no le han perseguido alguna vez en su vida? - dijo Mario.
- Digamos que si... Pero ante todo, soy humano. Mi mente guía y controla mis instintos. Supongo que ser cura me atrajo porque es una forma de servir a la sociedad. Ademas de que gozas de ciertos privilegios. Estabilidad, tranquilidad, posibilidad de ascender o de estudiar carreras en el extranjero... Digamos que mi fe en Dios es mi mayor fortaleza, pero obviamente también deseo superarme cada día. No te voy a negar que si la santa sede me quiere pagar una beca de estudios en el extranjero, no la voy a rechazar. - dijo don Manuel.
Mario agacho la cabeza y se mantuvo en silencio.
- Bueno, Mario, llego la hora de la despedida. Pero antes... quiero darte un par de regalos... Por ser un chico especial y un habido lector de los libros de esta biblioteca. Ademas de ser el hijo de la mujer que limpia la iglesia del pueblo... - dijo don Manuel. Se dio la vuelta, entro en su despacho y volvió con varias cosas.
A Mario se le ilumino el rostro.
- ¡El RISK! - dijo Mario. - ¡Que guay!
- Quedatelo. - dijo don Manuel - Eras muy bueno en este juego, siempre arrasabas cuando jugábamos en la iglesia junto con Andres, Roberto, Ursula, Marina...
Mario cogió la caja del juego y la miraba como un gran trofeo.
- Toma tambien la coleccion completa de "Pesadillas". Eres el unico chico del pueblo que leyo mas de una. - dijo don Manuel
- Gracias, padre... - dijo Mario, lleno de alegria.
- Y toma este libro... - dijo don Manuel. - Espero que lo entiendas.
- "Dios a traves de la Ciencia"... ¿Albert Einstein? - dijo Mario.
- Considera esos regalos unos presentes de la iglesia de Valdeolivas. Ahora toca unos presentes mios. - dijo don Manuel.
Mario se quedo con la boca abierta. Don Manuel uso una silla para buscar un libro en lo mas alto de la pequeña biblioteca.
- Es un libro y una película. Te recomiendo que leas primero el libro y solo cuando lo hayas entendido bien, veas la película. - dijo don Manuel. - Quiza no entiendas la pelicula la primera vez que la veas pero insiste, por favor... Te lo recomiendo.
Mario cogio el libro.
- ¿"Asi hablaba Zaratustra"? De... Friedich... No, Fredich...
- Friedrich Nietzsche... - dijo don Manuel. - A veces tengo miedo que malentiendas lo que dice la obra pero espero que mente no tergiverse lo que dice el libro y entiendas lo que realmente quiere decir...
- Vale, vale, lo intentare... - dijo Mario. Se guardo el libro y levanto la película. - ¿"2001, Una odisea en el espacio"?
Natalia señalo otro hueco entre arboles, enfrente del ultimo que habia señalado.
En la casa de Mario habia mucho jaleo. Judith gritaba como nunca. Diego, su hermano, lloraba y Mario estaba alejado de su madre, aguantando con todas sus fuerzas las ganas de llorar... A sus pies, una videoconsola estaba destrozada, como si alguien la hubiera estampado contra el piso con mucha fuerza...
- La consola no tenia la culpa, mama. - murmuro Mario, con mucho odio. - No tenia la culpa...
Natalia señalo otro hueco entre arboles, enfrente del ultimo que habia señalado.
Mario levantaba la mano en clase. Toda la clase giro el cuello y lo miraron.
- Esto... ¿Profesor? - dijo Mario. Algunos rieron cuando Mario se dirigió así hacia su maestro. - Que... quería llevar esto a la sala de profesores, si no fuera mucha molestia. - dijo Mario, alzando un dossier. - La profesora de Sociales dijo que llegaría a esta hora y...
- Si, si... Vaya, Mario... Pero vuelva rápido, ¿eh? - dijo el profesor.
Mario se puso en pie y camino rápidamente a la puerta, rojo de la vergüenza. Antes de llegar, alguien le puso la zancadilla.
Mario cayo violentamente al piso, golpeándose el rostro. La clase estallo en carcajadas. Mario sentía un dolor en la nariz y rápidamente sintió un liquido caliente.
- Mario, Mario... ¿Estas bien? - dijo el profesor. - A ver ¿Quien ha sido el gracioso?
Mario miraba horrorizado. Su dossier estaba lleno de sangre.
- "Todo el fin de semana trabajando... para nada" - pensó Mario, evitando las lagrimas.
Natalia señalo otro hueco entre arboles, enfrente del ultimo que habia señalado.
- Pero dile que lo vas a recuperar... - dijo Emma. - Suspender un curso no es tan grave
- A mi madre eso le da igual. Pasa de todo... ¿Que mas que le diga eso ahora si las cosas ya están echas? - dijo Mario.
- Lo que no entiendo es como has podido suspender esa materia, si ibas muy bien... ¿No tuviste tiempo de hacer ese trabajo de la recuperación? - dijo Emma.
- Si lo hice... - dijo Mario.
- Ah ya... Te olvidaste de entregarlo, ¿verdad? - dijo Emma.
- No... Lo lleve al insti el ultimo dia de la entrega... - dijo Mario.
- ¿Y? - dijo Emma, con miedo.
Mario permaneció en silencio.
- Mario... ¿Hiciste todo el trabajo, lo llevaste... pero no lo entregaste? ¿Porque? - dijo Emma.
Mario permaneció en silencio.
- Me dio miedo de levantarme y pedir permiso para ir a entregarlo. Tuve mucha vergüenza de que se rieran de mi... o que me hicieran tropezar... Por eso no lo entregue, pese a que lo tenia en la mochila... - dijo Mario evitando mirar a Emma.
Mario contrajo con fuerza los dedos de los pies. Las lagrimas amenazaron con empezar a salir...
Natalia señalo otro hueco entre arboles, enfrente del ultimo que habia señalado.
Mario contemplaba el cuarto de la leña, el lugar donde su madre y Diego cortaban la leña para la estufa. Una hacha pequeña estaba cerca de los cilindros de madera.
Mario tenia el rostro lleno de moretones y sangre.
- ¿Porque dejas que te peguen? - dijo la voz de su madre en su cabeza.
- ¡ Defiéndete, Mario! - dijo la voz de Diego, su hermano, en su cabeza.
La sangre resbalo por su mejilla.
Mario miraba el hacha...
La miraba...
Sus pupilas se dilataban mas... y mas...
Mario miraba el hacha...
Una lagrima recorrio su mejilla...
Mario miraba el hacha...
Mario grito y abrio los ojos. Estaba tumbado en una estancia muy limpia...
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