Emma Reyes bebía un vaso de agua. Sola, sentada en un bar, miraba como el vaso se iba quedando vació poco a poco... El camarero le trajo otra botella de agua, la destapo y se la sirvió en el vaso. Emma apuro el vaso, haciendo ruidos con la garganta al beberlo. Jugueteo con un mondadientes y con una servilleta.
Ya nada tenia sentido en la vida de Emma. O por lo menos no en ese momento. Quizá mañana... quizá pasado mañana... Emma volvería a sonreír, volvería a jugar, volvería a la normalidad... Pero en ese momento tenia la sensación de que el mundo se le acababa. Quizá la mayoría de la gente diría que es un pensamiento infantil pensar que con 20 años, el mundo se ha acabado. Emma lo sabia, sabia que esto tarde o temprano pasaría... pero en ese momento, las 2 y media de la tarde, el mundo se había detenido para Emma. Solo en ese momento... Emma dejo de pensar que existía el futuro.
¿Porque?
Porque Harry... estaba en coma.
Harry Carrington, su novio, su compañero... había tenido un accidente de moto. Un golpe terrible en el cuello le había dejado en estado vegetativo. Los médicos habían conseguido estabilizarlo... pero ya no podian hacer mas. Era el turno de esperar...
Emma bebio su quinto vaso de agua. La garganta se le secaba constantemente...
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Mas tarde, en esa lluviosa tarde, Emma contemplaba a Harry. En el hospital, la lluvia caía con fuerza.
- ¿Sabes lo que tiene gracia, cariño? - dijo Emma.
- Yo tampoco, Harry... Ya no... - dijo Emma, con un gesto muy depresivo.
- Se que hace mucho que no vengo a visitarte. Lo siento... últimamente ha habido mucho jaleo en la universidad... - dijo Emma.
- Dicen que el primer ministro podría estar envuelto en un escandalo... - dijo Emma. - "¡Esta loco ese tio!" Lo decias de una forma que hacias que me partiera de risa... - dijo Emma.
- La... La... La he pifiado bien, ¿verdad? - dijo Emma y se limpio una lagrima.
Emma no protesto. Salio de la habitación y recorrió los pasillos del hospital, cabizbaja.
Llego hasta las puertas de salida del hospital.
- Mi vida siempre ha girado alrededor de la sonrisa. Cada dia de mi vida me levantaba con una sonrisa, dispuesta a comerme el mundo. Nada ni nadie podía conmigo. Ni el pesimismo de Mario, el poco interés de David, ni el desgano y vagancia de Rochelle. Nada. De hecho, me encantaba hacerles frente, ya que así compensaba un poco sus negativas formas de ver la vida. Esa era mi valvula de escape, ¿sabes? Me la pasaba pipa intentando hacer feliz a la gente, a los demás. Pero ahora... es demasiado. Lo que te ha pasado y lo que te puede llegar a suceder han podido conmigo. No quiero sonreír Solo quiero verte, aunque sea un minuto y decirte: Te quiero.
- Te hecho de menos, cariño. No hago mas que preguntarme como voy a volver a sonreír, a reir... ¿Porque no me lo dices tu, cariño? Porque yo ya no lo se... Dime donde esta la gracia...
- Jajajajajajajajaja...
"La felicidad no es cosa de risa" - Richard Whately.
Qué poco te pega, Emma, JAJAJA La última frase está muy bien escogida y se nota que no estás suelto en esta clase de relatos porque parece que la transmisión de emociones se queda un poco "coja" pero tu forma de describir detalles del paisaje con total naturalidad es algo que admiro.
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