- Me importa una raja, me importa una mierda... Ahora mismo me voy corriendo a celebrar solamente porque tu estas muy mal... ¡Me importa una raja, me importa una mierda! No creas que el dia me vas a arruinar con la cosa que te acaba de pasar... Así que ¡Vamos celebrando, vamos cantando, vamos todos juntos jugando, vamos saltando, vamos tomando, quiero hígados explotando! ¡En el piso hasta vomitar como si el mundo se fuera a acabar! ¡No podemos evitar que este día no sea para celebrar! Es simplemente posible ya que tu vida es horrible... - cantaba la pequeña Emma.
- Eso es lo que pasa por dejarle ver mucha television... - dijo Emma Silverman.
- Es que es tan mona... - dijo Emma Reyes.
- Si eso te parece mono, entonces vas a ser una mala madre, Reyes... - dijo Emma Lopez.
- Da igual, es muy pequeña para que distinga lo grosero de lo educado. Mejor enseñarle eso cuando tenga 11 años...
- Asi has terminado tu, que no sabes distinguir entre un hombre y un macho para aparearte... - dijo Emma.
- Ya empezamos... - dijo Emma Silverman.
- Venga, buen rollito, no discutais... - dijo el señor Cronopio.
- ¡Mira, Emma, me estas tocando mucho lo que no tengo! ¡Así que ya estate quieta de una vez, ¿vale?! - grito Emma Reyes.
En la estancia, había una nueva pareja. Un hombre mayor, aparentaba unos 36 años, y una chica muy joven, de unos 18. El hombre vestía bien, con un traje de lana y la chica vestía con la clásica ropa juvenil: chaqueta negra, camiseta ajustada, vaqueros y zapatillas.
- Bueno, bueno, bueno... - dijo Emma Silverman. - Así que ustedes sois Renato y Clara, ambos personajes de Jennifer Santana, la actual mejor amiga y consejera de Condori. Mucho gusto, yo soy Emma Silverman.
- Encantado, señorita. - dijo Renato.
- Hola... - dijo Clara, sin estrecharle la mano.
- Me llamo Emma... - dijo Emma Reyes pero fue interrumpida por la pequeña Emma.
- Aupa... - dijo la niña, elevando los brazos hacia Renato.
Renato miro a ambos lados. Las demás Emma, le hicieron señas para que cargara a la niña. Renato se inclino y cargo a la niña.
- Bueno... Cuéntennos como os va la vida... - dijo Emma Reyes.
- Oye, que chaqueta mas mona... - dijo Emma Reyes, mirando la chaqueta de Clara. - ¿Cuanto te ha costado?
- Reyes, la ultima vez que preguntaste eso, casi te parten la cara ¿recuerdas? - dijo Emma Lopez.
- ¡Invitados! ¡Que quede bien claro, que la Silverman me ha usurpado el poder! ¡Es para que os vayáis haciendo una idea de lo mala que es! - grito Emma.
- No le hagáis caso, es una Emma enfurecida. - dijo Emma Silverman.
- Y tanto... ¡Esta loca! - dijo Emma Reyes.
Emma a secas le propino una patada a Emma Reyes en la espinilla.
- ¡Au! - grito Emma Reyes. Se dio la vuelta y miro con odio a Emma a secas.
Emma Silverman se le acerco a Reyes al oído.
- ¿No decías que tu "clienta" había que tenerle paciencia? - dijo Emma Silverman. - ¡Pues toma!
Renato y Clara se miraron.
- Lo que nos dijo nuestra autora es verdad... - dijo Clara. - ¡ Estáis locas!
- Como unas cabras... - dijo Renato. La pequeña Emma le limpiaba el hombro de la chaqueta.
- Si, si, si, si.... - dijo Emma López, dando un paso al frente. - ¿Y que tal vuestra relación? Debe ser una putada saber que la mujer que te gusta tanto... sea tu propia hija...
- Casi hija... - dijo Emma Santana.
- La verdad... - empezó a decir Renato, pero fue interrumpido.
- ¡Esperad que prepare la cámara de vídeo! - grito el señor Cronopio, haciendo chapuzas con la camara.
- ¡Cronopio, como no te apresures con la cámara, pongo tus testículos a la plancha y te los hago comer!
- ¿Sabes? - dijo Emma Reyes. - Yo creo que a Emma le gusta el señor Cronopio... "Mas me pegas, mas te quiero..."
- ¿¡Que has dicho, Reyes!? - grito Emma.
- ¡A ver! ¡Que no avanzamos! - grito Emma Silverman. - ¡Cronopio, primera pregunta!
- ¿Crees que EuroVegas es una cortinaza de humo o de verdad dará empleo a la gente? - pregunto la pequeña Emma, hacia Renato.
- ¿Que? - dijeron todos.
- ¡No, esa no es la pregunta! - grito Emma Reyes.
- Que mal me cae esta Emma... - dijo Emma Santana. - Esa Reyes va de señorita pero es mas tonta...
Emma a secas dejo de hacer lo que hacia y giro el cuello.
- ¿Te cae mal la Reyes? - dijo Emma.
- Si... No suelo decirlo, pero si... La odio... Tan perfecta, 90,60,90, con curro, con novio fijo, pesa 50 kilos, 1.80, fondista...- dijo Emma Santana.
- Oh, dios mio... ¿Tu también la odias?
- SI... Odio este estúpido diván... No me gusta el estilo minimalista... - dijo Emma Santana.
- ¡Lo sabia! - dijo Emma a secas.
- ¡Odio a estas Emmas! ¡Una picapleitos, una niña que lucha contra zombis, una niña mimada y una comecocos que cobra 60 euros la sesion!
- ¡Son tan estúpidas! - dijo Emma a secas, dándose la vuelta y mirándolas.
- ¡Y odio a los invitados!
Emma a secas puso gesto de ternura. Fue corriendo hacia Emma Santana y le dio un fuerte abrazo.
- ¿Donde estuviste toda mi vida? - dijeron ambas chicas, cuando se abrazaron.
- Madre... - dijo Emma Lopez. - En ves de una Emma, ahora tenemos 2...
- ¡Al fin Condori creo a una buena Emma! - grito Emma a secas.
- Definitivamente, Condori ha cometido un grave error... - dijo Emma Silverman.
- Esto me supera... - dijo Clara, sentandose en un sofa.
- ¡No eres la primera que dice eso! - dijo la pequeña Emma y se rio.
- En serio, chicas, deberíamos hacer esa entrevista que nos tocaba. - dijo Renato.
- ¿Cronopio, estamos? - dijo Emma Silverman,
Se escucho un sonido parecido a un cañonazo. Emma Silverman se dio la vuelta y vio como Emma a secas y Emma Santana estaban vestidas de militares. Llevaban algo parecido a un carro blindado pero con cañon.
- Ahora vas a saber lo que es ser "petada", Silverman. - dijo Emma a secas. - Por el decreto que nos permite, cometemos un golpe de estado contra ti. Me auto proclamo presidenta... ¿Que coño digo presidenta? ¡Caudilla de las Emmas! Así que si no quieres que te pegue un cañonazo de fogueo, renuncia...
- Emma... No te olvides del puesto de ministra que me prometiste... - dijo Emma Santana.
- Que si, no te preocupes... - dijo Emma a secas.
- Esto... - dijo Clara. - Esto me supera... Mas que aquella vez que mis padres cenaron contigo, cari...
- ¡Venga, Silverman, entrega el poder!
- Emma... - dijo Emma Reyes. - No puedes hacer caer un regimen asi porque si. Es surrealista. Y mira que en esta mente han pasado cosas surrealistas...
- ¡Que me da igual! ¡En los estatutos de Condori dice que esto es una Republica y como lo es, tengo derecho a provocar un golpe de estado!
Emma se agacho, metiendose dentro del carro. Volvio a erguirse y lanzo varios tochos de hojas. Las Emmas cogieron los tochos de hojas y empezaron a verlo.
- Según pone un articulo, que no recuerdo muy bien, cada Emma tiene una autoridad y una autonomia. Así que por ende, reclamo mi derecho de perpetuar un golpe de Estado contra la Silverman, apoyado por una coalición con Emma Santana. - dijo Emma.
- ¡No puedes! - dijo Emma Silverman. - ¡No puedes quitarme el poder! ¡Condori me lo dio!
- ¡Me la sopla! - dijo Emma. - ¡Ya que no tengo historia ni blog, quiero el poder de las Emmas!
- ¿Te has dad cuenta que esta historia trata mas sobre las gilipolleces que las Emmas dicen o hacen que de verdad entrevistar a alguien? - dijo Clara.
- Oye... - dijo Emma López, leyendo la primera hoja del tocho que les dio Emma. - Resulta que este divan... me pertenece.
- ¿¡Que!? - dijeron todas las Emmas.
- Según dice, el divan de Emma Silverman me corresponde una parte, dado que soy una Emma. Por lo que... me gustaría hacer unos cambios, sobre todo en el color de las paredes. - dijo Emma Lopez.
- ¡Protesto! - dijo Emma Reyes, levantando la mano. - Es una alteración flagrante de la estética de una zona común, un escenario.
- ¡Pero si no es tan grave! - dijo Emma López, leyendo el tocho de las hojas.
- ¡Propuesta denegada! - dijo Emma Silverman. - Sigamos con la entrevist...
- ¡Perdona, Silverman, pero reclamo mi derecho como una Emma a hacer los cambios que me parezcan! Recuerdo a todas que los escenarios son elementos comunes, no elementos privativos... - dijo Emma Lopez, leyendo el tocho de las hojas.
- ¿Pero que dice esta? - dijo Emma, quitándose el casco.
- Emma, cariño, lo pone en el articulo 3 de los estatutos. - dijo Emma Reyes. - Son elementos comunes todos los escenarios de nuestras aventuras que por su naturaleza, emplazamientos y/o aplicaciones propias esten destinadas al uso y disfrute de nuestras acciones.
- Ah... Vale, vale... - dijo Emma.
- ¿Lo has entendido?
- ¡¡NO!! ¿Como voy a entender eso? - protesto Emma, tirando su casco al suelo.
- Sinceramente... - dijo Emma Silverman. - ¿Cuantas Emmas se han leído los estatutos de Condori?
Emma Reyes fue la única que levanto la mano.
- Yo llevo varios meses insistiendo en que se los lean. Condori ha rechazado varios escritos míos proponiendo una reunión para que nos lo leamos todas juntas.
- Yo lo estoy leyendo, pero todavía estoy en el articulo 5... - dijo Emma López.
- Yo es que no he encontrado el momento... - dijo Emma Santana.
- Es que no engancha la historia... - dijo la pequeña Emma.
- ¡Claro, coño, si así es imposible! - dijo Emma Silverman.
- ¿Pero tu te lo has leído, Silverman? - dijo el señor Cronopio, arreglando su cámara.
- Cronopio, no tienes la palabra... - dijo Emma Silverman, de mala manera.
- ¡Pues ya esta! - grito Emma. - ¡Tomad, cada una, una copia de los estatutos! ¡Hasta que cada Emma no se los haya leído, la señora presidenta no puede seguir con la entrevista!
Emma Silverman puso cara de haberse tragado un ajo entero.
- Gracias, Emma... - dijo con mucho asco.
- ¿Pero y nosotros que hacemos? - dijo Renato.
- Veniros conmigo . - dijo el señor Cronopio. - Las Emmas van a tener mucha guerra y es mejor apartarse...
El señor Cronopio se llevo a la Renato y a Clara fuera del sitio. Las Emmas empezaron a leerse los estatutos de distintas formas. Emma López lo leía sentada en el diván, la pequeña Emma lo leía corriendo, Emma Reyes extrajo sus gafas y comenzó a leerlo, Emma Silverman lo leia como si leyera algo repugnante. Emma a secas y Emma Santana los leían en el carro blindado, intercambiando ideas.
- A ver, vamos a aclarar los malentendidos que han surgido con la lectura de los estatutos de la mente de Condori. - dijo Emma Silverman.
- Yo solo se, que segun estos papeles, un trozo de todos los lugares donde ocurren nuestras aventuras, es de mi propiedad. - dijo Emma Lopez.
- ¡Pues yo me quiero montar mi rinconcito de juegos en la isla de San Carlos! - grito la pequeña Emma, pegando un salto en su asiento.
- Tu te callas, nena, que aun eres menor de edad... - dijo Emma Silverman.
- A ver... - dijo Emma Reyes. - Los estatutos no son de libre interpretación. Son lo que son... Con la venia de la señora presidenta, la señora Silverman, procederé a explicarlos.
- Hazlo, Reyes, porque yo no tengo ni idea... - dijo Emma Silverman.
- Los escenarios de nuestras aventuras están en régimen de copropiedad. Son de todas pero indivisibles... No hay parcelas privadas para cada una... - dijo Emma Reyes.
- Que si, que vale... ¿Pero no hay un articulo que en la que se prohíba que haya una tia buena en la sala, por ejemplo una picapleitos putón verbenero? - dijo Emma Santana, leyendo varias hojas a la vez.
- Eso lo dice por ti, Reyes... - dijo Emma, sonriendo.
- Yo me he leído los 93 artículos y no pone nada. - dijo la pequeña Emma. - Hay un vació legal...
- Bueno, pues si los artículos están mal, habrá que reformarlos... - dijo Emma López.
- ¡Ah no, eso si que no! No empecemos con planes Ibarreche, que los estatutos son completamente validos. Fuero redactados por Condori aquella tarde cuando se reunió con sus colegas: el señor Moran y la señorita Matt...
- Matt... - dijo Emma, arrugando una hoja. - Ya se quien eres...
- ... mientras paseaban por el centro de Madrid. A que por cierto, no hemos rendido tributo este año, yendo a merendar alli... - dijo Emma Reyes.
- Mmm... - dijo la pequeña Emma. - Que ricos estaban esos montaditos de 1 euro...
- Los estatutos no están para decir si yo puedo o no estar aquí, independientemente de si soy guapa o no... - dijo Emma Reyes.
- Creida... - dijo Emma Santana.
- Mimada... - dijo Emma.
- Las normas de convivencia aparecen recogidas en el Reglamento de Régimen Mental Interno, texto articulado que yo redacte en su momento y que fue aprobado por mayoría absoluta... deduzco que sin leérselo ninguna de ustedes... - dijo Emma Reyes.
- Esto ya parece el congreso... - dijo la pequeña Emma. - Aquí nadie da un palo al agua...
- ¿También hay que leerse eso? - dijo Emma López.
- Y para lo no contemplado, estará lo dispuesto de forma subsidiaria en la ley de Convivencias de las Emmas, en el Real Decreto de las Emmas y en la Constitución de la Republica Emmiana, artículos 392 y siguientes. - dijo Emma Reyes.
- Joder, si esto es como leerse el "Juego de Tronos"... - dijo Emma Lopez. - O "Cien años de soledad" en Aleman.
- ¿Y de esto no han hecho una película? - dijo la pequeña Emma.
- ¡Ah, otra cosa muy importante! - dijo Emma Reyes.
- Joder, a ver que dice ahora Ally McBeal... - dijo Emma.
- Todas aportamos historias que Condori debe escribir. Pero segun el articulo quinto dice: Que nuestros aportes, es decir de "Episodios desde Madrid" al total de la mente de Condori, en relacion con el total de la mente de Condori es diferente. Mi universo, con un 56.45% aporta mas que el de Emma Lopez, con un 34.23%.
- Bueno, las diferencias no son tantas... Si no le damos importancia a eso, es por mera comodidad... - dijo Emma Lopez.
- Solicito a la señora presidenta que rehaga las cuentas y me devuelva: El tiempo que he gastado en los últimos 18 años... - dijo Emma Reyes, de manera tajante.
- ¿¡Pero como voy a hacer las cuentas de 18 años!? - dijo Emma Silverman
- Con mucha paciencia, tita... - dijo la pequeña Emma.
- ¡Yo no aporto mas historias hasta que no me devuelvan mi tiempo! - grito Emma.
- ¡Emma, tus historias son las menos frecuentes! ¡Tu has aportado menos! - grito Emma Reyes.
- Que me da igual... ¡Esto es culpa de la administracion Silverman, que no hace mas que demostrar que no tiene la capacidad para dirigir con puño de hierro a las Emmas! - grito Emma. - ¡Estas cosas conmigo no pasaban!
- Reyes, debes de dejar de ser tan guapa y estar tan buena... - dijo Emma Santana.
- En los estatutos no pone nada de eso... - dijo Emma Reyes, tajantemente.
- ¿Quieres que te diga por donde me paso los estatutos? - dijo Emma Santana.
- Esto se te va de las manos, tita Emma. - dijo la pequeña Emma. - Si quieres irte, yo te cubro lanzando bolitas de papel con un canuto...
Emma Silverman exploto.
- ¡A la mierda! ¡Iros todas a la mierda! ¡Voy a redactar una nueva Constitucion, un nuevo Real Decreto y nuevas leyes! - grito Emma Silverman, quitandose las gafas violentamente. - Claro, coño, ahora entiendo porque al estado no le conviene que la gente sepa sus derechos...
- No puedes... - dijo Emma Reyes. - Eres presidenta en funciones. Tu único cometido es convocar elecciones anticipadas y que alguna de nosotras...
- ¡Pues reafirmo mi autoridad como presidenta y convoco a una Asamblea General para cambiar la Constitución! - grito Emma Silverman.
- No puedes... - dijo Emma Reyes. - Falta el señor Cronopio y la aprobación de Condori para hacer eso...
- ¡Joder, Reyes deja de poner trabas a todo! ¿Es que parece que estas en contra mia? ¿¡Nos hemos vuelto todas locas!? - grito Emma Silverman.
- ¡Ella esta loca! - grito Emma Santana. - ¡Reyes esta como una puta cabra!
- ¡Tu mejor callate, nueva, que no tienes ni voz ni voto! - grito Reyes.
- ¡Reyes esta loca! ¡Al final vamos a acabar todos locos! ¡Este divan parece el hotel del Resplandor! - grito Emma.
- ¡Tita, tengo miedo! ¿Y si va a por el hacha? - grito la pequeña Emma.
- ¡Dejad de gritar! ¡Soy yo quien tiene el mando aquí y ahora! ¡¡SE SIENTEN, COÑO!! - grito Emma Silverman.
- ¡Este gobierno esta en crisis! ¡Propongo una moción de censura! - grito Emma.
- ¡Siguiente punto! - grito Emma Silverman, pasando una hoja de su orden del dia. - ¡Ya que no me dejáis redactar una nueva constitucion, pasamos al siguiente punto del dia! ¡¡LA PUTA ENTREVISTA DE RENATO Y CLARA!!
- ¡La culpa de todo la tiene Reyes! - grito Emma Santana. - ¡Que se coma ella el marrón si no logramos entrevistar a Renato y a Clara!
- ¡No, no, no, no! ¡Si no entrevistamos a esa pareja y por lo menos no les hemos hecho alguna pregunta cada una de nosotras, Condori nos empalara antes del amanecer! - grito Emma Lopez.
- ¡Con este tiempo perdido no hace mas que confirmar que el sistema de gobierno de Silverman va a llevar a las Emmas a una profunda crisis galopante! ¡Estas cosas conmigo no pasaban! - grito Emma.
- ¡¡¿QUIERES DEJAR DE TOCAR LOS PUTOS HUEVOS, EMMA?!! - gritaron Emma Silverman y Emma Reyes al unisono.
- Es la primera vez que escucho a la Reyes decir un taco... - dijo Emma Lopez.
- Yo también... - dijo la pequeña Emma.
- ¡Pues venga, vamos a entrevistar a esa parejita de una puta vez! ¡Empezamos con un problema en las leyes y hemos acabado perdiendo el tiempo como de costumbre! - grito Emma Santana.
- ¡Vamos con el señor Cronopio, a ver si tiene dinero para unas chocolatinas! - grito la pequeña Emma.
- ¡¡¡PERO SI YO LO ÚNICO QUE OS PIDO ES QUE TODAS PONGAMOS UN POCO DE NUESTRA PAR...!!! - grito Emma Silverman con todas sus fuerzas, pero allí quedo.
Emma Silverman abrió mucho los ojos. Instantáneamente, su mano derecha fue directo a su pecho, apretando con fuerza. Parecía que se quería arrancar algo que estaba a la altura de su pecho.
Un segundo después, Emma Silverman se desplomaba en el suelo.
- ¡Emma! - grito Emma Reyes, agachándose a su lado y evitando que se diera de bruces contra el suelo.
- ¡Tita! - grito la pequeña Emma.
- ¡Ay va la ostia! - grito Emma López, yendo a socorrerla.
- ¡La han envenenado! ¡Algo le han echado! - grito Emma.
- ¡Que coño envenenado! ¡Eso es un infarto! - dijo Emma Santana.
- ¡Como estamos en el diván de la Silverman, que se coma ella el marrón!
- ¿¡Pero queréis ayudarme, coño!?
- Que desgracia, que desgracia madre mia... - dijo Emma Reyes.
- Venga, Reyes, no sera para tanto... - dijo el señor Cronopio.
- Cronopio... Hemos conseguido que una mujer sana de 30 años tenga un ataque al corazón. Somos unas desgraciadas...
- ¿Que hacen ellos aquí? - dijo Emma Lopez.
- Que tu llamada nos pillo en medio de la entrevista. Me faltan las preguntas de ustedes. - dijo el señor Cronopio, levantando una hojita de papel. - Supongo que despues de esto, podriamos terminar la entrevista.
- ¿Y ustedes no tienen nada que decir? - grito Emma Reyes, mirando a Emma a secas y a Emma Santana.
- Pues no, guapita, porque esto nos da igual... No va a morir... - dijo Emma Santana, sonriendo.
- ¿Ves, tita? Esto pasa porque el pueblo aprendió sus derechos. Ahora entiendo porque las leyes las escriben en un idioma que la gente corriente no le gusta, o les aburre y simplemente no las entiende. - dijo la pequeña Emma, haciendo volar un avión de juguete.
Emma Reyes se agacho y froto el pelo de la pequeña Emma, a la vez que jugaba con ella.
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