- ...por eso se oye este refrán... ¡Que viiiiiva España! - cantaba G/Cinthia, mientras jugaba con el posa vasos.
- Escucharte cantar esa canción es motivo de arrancarme las orejas sin anestesia... - dijo Mario.
G/Cinthia y Mario viajaban en autobús. Delante de ellos estaban Dominique y Angie. Ambos últimos estaban de rodillas sobre el asiento y miraban a Mario y G/Cinthia. Angie sonreía cuando veía a G/Cinthia cantar la canción en el iPod de la chica.
- Bueno, esta bien este pequeño viajecito hacia la zona de Ayacucho. - dijo Angie. - Podremos ver las pampas donde se celebro la batalla de Ayacucho.
- Donde expulsamos a los españoles de territorio peruano. - dijo Dominique.
- ¿Si me escuchan cantar esto, no se enfadaran? - dijo G/Cinthia.
- Depende... viendo tu color de piel y cantando eso, quizá si... - dijo Angie.,
- Tu también eres blanca, Angie... Demasiado para ser perucha... - dijo Mario.
- Pero lo mio es un blanco ayacuchano. - dijo Angie. - G/Cinthia parece cajamarquina.
- Esas cajamarquinas son rubias, ojos azules, verdes, etc... - dijo Dominique.
- Es que alli fue el ultimo reducto de los españoles. Allí es difícil encontrar gente morena, como nosotros. - dijo Mario.
- ¿Y Chincha? - dijo Angie.
- El ultimo refugio de lo negros traídos de Africa. - dijo Dominique. - Ahora se han mezclado y claro... han salido unos cruces...
- A ver si lo entiendo. A la raza chola autóctona de aquí - dijo Angie. - Hay que sumarle los blancos españoles y los negros africanos, ¿no?
- Y los chinos que llegaron antes de que se librara la guerra del Pacifico. Llegaron para trabajar las minas de guano y salitre que luego los Chilenos nos arrebataron. - dijo Mario.
- Esos putos Chilenos... - dijo Dominique.
- Mierda... ¿Somos una mezcla de indigenas, blancos, negros y chinos? - dijo Angie. - Normal que sea dificil encontrar un peruano guapo...
Mario y Dominique se miraron.
- Oye, eso nos ha dolido. - dijo Dominique.
- Sera para ti. - dijo Mario. - A mi G/Cinthia me quiere por...
- Yo opino igual que Angie. - dijo G/Cinthia.
Todos estallaron en carcajadas.
- Si el gordito y yo no somos atractivos para ustedes chicas, ¿Con que las conquistamos? - dijo Dominique.
- ¿Porque los hombres siempre dicen "Conquistamos" y no "Enamoramos"? - dijo Angie. - Parece que somos propiedades vuestras.
- Es que si, ¿eh? - dijo G/Cinthia.
- No cambiéis de tema. - dijo Mario.
- Eso... - dijo Dominique. - Venga, decírnoslo.
- Esas cosas no se dicen, mi estimado "Don" - dijo Angie.
- ¿Y porque no? - dijo Mario.
- Porque se les sube el ego hasta las nubes. Y no hay nada peor que un hombre con el ego subido. Se creen indestructibles... El síndrome ese del macho beta o como sea...
- Macho alfa... - dijo Mario.
- De verdad... Las gilipolleces que ustedes hablan solo se iguala con... - dijo G/Cinthia.
- ¿Contigo cuando tienes 1 botella de Vodka en la sangre? - dijo Mario. - Me acuerdo aquella vez que casi te besas con Angie...
- ¡Eso nunca paso! - dijeron ambas chicas a la vez.
- Mejor que no lo sepan, gordito. - dijo Dominique. - Yo no he vuelto a dormir desde entonces...
- Dejemoslo allí, entonces... - dijo Mario.
El viaje siguió tranquilamente. G/Cinthia y Angie vomitaron 2 veces, debido a la altura con la que iban ganando con el viaje. Mario tuvo que usar su inhalador, ya que el pecho le comenzó a silbar. Dominique, empezaba a hablar muy rápido.
Llego la noche y en el autobús todos dormían, menos aquellos 4 jóvenes. Empezaron a contarse chistes, a jugar a las cartas, etc.
- G/Cinthia... - dijo Mario, quien se cubrio hasta la barbilla con una manta muy delgada que les dio la empresa transportadora.
- ¿Dime, cariño? - dijo Angie.
- Quiero teta... - dijo Dominique y se rieron.
- ¡ Cállense! - dijo Mario. Giro el cuello hacia G/Cinthia. - G/Cinthia...
- ¿Me cuentas un cuento? - dijo Angie, fingiendo una voz infantil.
- Ah... ¿Pero también le has pedido a ella que te cuente un cuento? - dijo G/Cinthia. - ¿Y cuando fue eso?
- Que mas da...
- Yo también quiero que me cuenten un cuentito... - dijo Angie.
- Yo no... Yo me quiero dormir, asi que... - dijo Dominique. - Hasta mañana... Buenas noches.
- Venga, G/Cinthia, cuentanos un cuentito... - dijo Mario.
- ¿Queréis que os cuente algun cuento? - dijo G/Cinthia.
- Como quieras... - dijo la Angie.
- Había una vez un potrillo que nació en un atardecer, en la serranía de nuestro Peru. Este potrillo crecio fuerte, salvaje. Cuando llego a la edad adulta, fue reclutado junto con otros caballos de su manada. Los llevaron a un campo donde los entrenaron para la batalla. Nuestro potrillo resulto ser todo un autentico titan. De piel negra, crin larga y ondulante y con unos músculos prominentes, fue elegido para ser el caballo de un gran hombre. Durante algunos años, este humilde potrillo fue solo un caballo mas... hasta que llego el año 1879. Su amo se embarco en la mas cruel guerra, la guerra del Pacifico. Nuestro potrillo acompaño a su amo en los fragores de batallas mas increíbles que habían. Era de vital importancia: sus rebuznos parecían intimidar a los demás caballos, sus poderosos saltos sorteaban cualquier obstáculo, aprendió a no temerle a nada y a lanzarse como una flecha contra quien le ordenara su amo. Si había algún soldado de a pie, este se erguía lo máximo que podía, intimidando hasta al hombre mas valiente. Llego a alcanzar velocidades increíbles, tanto para escapar como para atrapar a un enemigo. Es obvio que fue herido en contadas ocasiones, producto de las balas perdidas de cualquier fragor de batalla. Pero su firme decisión de servir a su amo, hacia que se recuperara lo antes posible. Fue el actor secundario de las batallas de Pucara, la Oroya, Concepción y Marcavalle. Fiel a su estilo, agachaba la cabeza cada vez que su dueño se lamentaba por el pobre apoyo que el gobierno de turno les mandaba a ese pequeño grupo de resistencia. Pero también saltaba de alegría cuando hacían retroceder al ejercito invasor. - dijo G/Cinthia, tomando aire y lamiéndose los labios. - La guerra acabo y nuestro potrillo se había consagrado. Pero como todo lo que sube tiene que bajar, la edad no le perdono. Cada vez se hizo mas viejo, las heridas de la guerra lo debilitaron y poco a poco fue cayendo en el olvido. Fue entonces cuando un día, un coronel, se le ocurrió montarlo de mala manera. Nuestro potrillo padeció una agonía muy dolorosa. Mientras nadie sospechaba nada, se alejo hacia el campo, lugar que no visitaba hace mucho tiempo. Se acerco hacia un árbol frondoso, se recostó en el y espero a la muerte, de una manera tan preciosa como elegante. Como siempre lo fue.
G/Cinthia termino el cuento de manera peliculera.
- ¿Campaña de la Breña? - dijo Mario.
- El "Elegante". Era el caballo de Andres Avelino Caceres. - dijo G/Cinthia. - Mi abuelo me lo contó.
- Pobre caballito... - dijo Angie.
- Yo lo habría cosido a balazos... - dijo Dominique.
- ¡Estúpido!
El viaje siguio con normalidad. Angie apoyo su cabeza sobre el hombro de Dominique y empezo a dormir. Mario ladeo la cabeza y empezo a dormir. G/Cinthia miro a traves del cristal.
- Tan elegante... tan fiel... Mario dira que el perro es el mejor amigo del ser humano... A mi me gustan los caballos... Son tan utiles, tan divertidos, tan imponentes, tan fuertes... - dijo G/Cinthia.
- Te gusta el pedazo nabo que tienen... - dijo Mario, irguiendose.
- ¡¡Estupido!!
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