viernes, 3 de agosto de 2012

Emma y Emilio, Venganzas a domicilio (Parte 1)

(Agradecimientos a Jennifer Santana por su colaboración en esta historia)

Emma Santana y Emilio Alonso ordenaban una cama. Eran las 3 de la tarde cuando la pareja estiraba las sabanas. Una vez acabado, cada uno empezó a vestirse: 2 monos azules con una curiosa estampa a la altura del corazón
  • Anda que menear las caderas a las 3 de la tarde... ¡Si ni siquiera apetece! - dijo Emma, colocándose unos pendientes.
  • Uy, que no. Pero bien que arrugabas los dedos de los pies... - dijo Emilio, cerrándose la cremallera.
  • Por lo menos yo no me ponia a pensar en otra cosa... "Y el Madrid, ¿Otra vez campeón de Europa?" - dijo Emma, sonriendo.
  • Si quieres acabo en un momentito... por mi normal, tia... Luego no te quejes de que te dejo a medias. - dijo Emilio, sonriendo y guiñándole un ojo.
Ambos salieron y se subieron a una furgoneta. Emilio piso el acelerador y ambos viajaron hasta llegar a la periferia de Alcala de Henares.
Su destino era la calle Luis de Medina. En el 6 B, una persona les abrió la puerta y los miro extrañados.
En el felpudo había un chico y una chica. No aparentaban mas de 25 años. Ella era alta, delgada, pelirroja y de contextura delgada, tirando a flacucha. El era alto, moreno, con una nariz prominente y con gafas. Sus sendos monos azules llamaban la atención.
  • Tenga muy buenos dias, sr Rivas. Somos Emma y Emilio, venganzas a domicilio. - dijo Emilio. - Estaremos encantados de poder realizar la venganza que sea necesario para poder proporcionarle una satisfacción prolongada.
  • Oh, el hecho que lo hayas dicho de carrerilla me pone. - dijo Emma.
  • Vale, pensé que seria una broma y estoy empezando a pensar que lo es. - dijo el sr Rivas. - Pasen y espero que no me hagan perder el tiempo.
La casa era la típica casa de un mileurista. No había gran lujo en ella.
  • Cuéntenos su problema, sr Rivas. - dijo Emma, sonriendo de manera picara.
  • Veréis... Yo he trabajado en una empresa por mas de 5 años... Un día mi jefe, que siempre ha sido majo conmigo, me dice que mis vacaciones iban a ser pagadas. El me dio un adelanto y me dijo que el resto lo ingresaría a la cuenta. Me fui de vacaciones con mi familia y todo muy bien hasta allí. Pero cuando vuelvo, no solo descubro que no me habían ingresado nada, si no que me habían despedido por "Inasistencia prolongada sin justificación". Encima, debo pagar una indemnización a la empresa por mi falta,que según mi abogado es grave. Lo peor, es que no puedo demandar a nadie porque no hubo nada firmado. Por eso estaba tan desesperado que quiero vengarme de mi jefe con toda la furia que soy capaz. - dijo el sr Rivas.
Emma ahogo una carcajada.
  • ¿Se ha reido? - dijo el sr Rivas.
  • No, disculpe, es que estoy un poco constipada. - dijo Emma.
  • Sr Rivas, estaremos encantados de vengarnos de su jefe pero antes debo recordarles las reglas: No matamos a nadie, ni producimos incapacidad permanente, ni usamos la violencia en inocentes. Si aun así quiere seguir, conociendo de antemano las normas... Dígamelo.
  • ¿ Valdrá la pena?
  • Se lo aseguro. - dijo Emilio.
  • Vale. ¿Y como piensan hacerlo? Mi idea era quemarle el coche. O partirle las piernas en un callejón.
  • Digame cosas sobre su empresa. - dijo Emilio. - ¿Alguna reunión o oportunidad en que se reunieran todos?
  • Pues da la casualidad que si. Dentro de 2 días es la junta donde mi jefe expondrá a todo la junta directiva. 
  • ¡¡Oooohhh!! Me corrí de la emoción... Estoy a punto de parir una idea... - dijo Emma.
  • ¿Si, cariño?
  • Sip. Por favor, sr Rivas, apunteme en este folio la dirección y nombre de su jefe, si es tan amable... - dijo Emma, sonriendo.
(2 dias despues...)

El sr Rivas, vestido de sport elegante, acudio a su empresa. Ese dia era la expo de su jefe ante toda la junta directiva.

En el anfiteatro, una gran pantalla llamaba la atención. Gente de traje y corbata inundaba el local. El sr Rivas estaba nervioso. Mas nervioso se puso cuando vio a su jefe, quien conversaba con otros 3 trajeados.
  • Lo que yo te digo... ¡Un pringao! - dijo el jefe. - Se creyo que en plena crisis dariamos vacaciones pagadas...
Los 4 hombres estallaron en carcajadas. El sr Rivas tembló y se relajo, evitando ser descubierto.

La expo empezó. Pomposamente, el jefe subió al estrado, encendió su portátil y espero a que todo el mundo se callara.
  • Tenga todos muy buenos días, en especial a la junta directiva. Mi exposición de hoy sera sobre las ganancias que ha tenido mi sector bajo mi dirección, demostrando con cifras irrebatibles... que soy apto para ascender al puesto que hasta hace muy poco pertenecía a nuestro amigo Don Federico Adañez, que Dios lo tenga en su gloria. - dijo el jefe, empezando a activar el proyector desde su ordenador. - Parece que tengo problemas con el ratón... ¡Ya esta! Parece que no reacciona bien.
Durante casi hora y media, el jefe expuso de manera soporífera sus datos. El sr Rivas pensaba: "Mentira" cuando su jefe decía cada saldo positivo, cada despido "justo" y demás chorradas.
  • Y ahora, les mostrare un vídeo donde expongo los justos valores morales que se necesita para asumir el cargo y para alegría mía, dispongo de ellos. Allá que va el vídeo. - dijo y le dio a reproducir.
Empezó un vídeo pero no era el que se esperaban. Algo parecido a una cinta porno, la imagen apareció ante todos. Todo el mundo pensó en una película porno, pero en pocos segundos se supo que el protagonista... era nada mas y nada menos que el jefe. La estancia estallo en carcajadas, por parte de los asistentes masculinos. Las mujeres pusieron gesto de asco y negaron con la cabeza. El jefe había perdido los papeles e intento apagar el ordenador, pero parecía que no funcionaba. Desconecto el cable de la electricidad... y para horror suyo el vídeo seguía. Algunos asistentes se pusieron en pie y protestaron contra el jefe. El sr Rivas lloraba, de un lado por la risa y por otro de la placentera sensación de la humillación ante tanta persona "importante"

(Despues...)

La gente salia del anfiteatro. El jefe estaba en la puerta, cabizbajo, llorando de rabia e ira. Algunos le daban palmadas y otros lo evitaban. La mayoria que la evitaba era del genero femenino.
  • Para otra vez, tenga mucho cuidado al despedir a la gente... - dijo una voz.
El jefe levanto la cabeza. Una mujer con una gabardina color beige se lo acababa de decir al oido y en ese momento se perdia entre la multitud.
  • ¡¡RIVAS!! - grito el jefe, Isaac Rojas.
  • Lamentable el espectáculo, sr Isaac Rojas. - dijo uno de los hombres que lo acompañaron en la entrada. Se le acerco.
  • Le pido perdón, don Amador, por el espectaculo. Me acabo de enterar que esto fue una venganza de uno de mis ex empleados. - dijo el sr Rojas. - Ese Rivas mes la va a pagar... lo juro.
  • ¿Rivas? ¿Mariano Rivas? - dijo don Amador.
  • ¡Exacto! No sabe la demanda que se le va a venir a ese capullo...
  • Ese "capullo" ha estado conmigo todo el tiempo, sr Rojas. - dijo don Amador. - De hecho, ha estado con toda la junta. Nos ha contado unos chistes buenísimos... y algo mas.
Don Amador estiro el brazo y el sr Rivas apareció, seguido por toda la junta directiva.
  • Don Faustino, ¿A que el ex empleado Rivas ha estado con nosotros todo el tiempo? - dijo don Amador, dirigiendose a un hombre mayor que fumaba un puro.
  • ¡Por supuesto! - dijo don Faustino, fumando un puro. Le dirigio una mirada furiosa al "jefe", Isaac Rojas - Rojas, Rojas... Menudo espectaculo... ¡De seguro ha sido tan estúpido que tenia un vídeo guarro en su ordenador y lo activo sin querer! Por ahora, despídase del puesto de don Federico.
  • ¡Ha sido Rivas! ¡Ha sido el! - grito el sr Rojas, escupiendo al hablar y señalandole con el dedo indice.
  • El sr Rivas nos ha contado algo curioso, entre tanto chistes. - dijo el don Faustino. - Algo de un despido ilegal... ¿No nos dijo usted que el sr Rivas falto a su puesto de trabajo sin motivo? Parece que la historia era otra...
  • Se le vino la noche, sr Rojas. - dijo don Amador.
  • Rojas, mañana a primera hora en mi despacho. Y vaya vaciando su mesa... - dijo don Faustino. - Y usted, sr Rivas, el lunes en mi despacho, para la firma de su nuevo contrato... Creo que la vacante de jefe de su planta estará libre...
El sr Rivas sonrio de oreja a oreja.

(Mas tarde...)
  • 1800, 1900... y 2000. - dijo el sr Rivas. - Los 2000 euros mejor gastados en toda mi vida. ¿Como la habéis hecho? - dijo, totalmente interesado.
  • Con la dirección que nos dio, espiamos esa tarde a la familia. Nuestra entrada llego cuando llamaron para que les arreglaran la caldera. Mientras mi colega Emilio quitaba y volvia a poner algunos tornillos, fingiendo trabajar, yo me infiltre en la habitación y coloque una camara en un angulo que nadie esperaría. Esa misma noche, grabamos el material que necesitábamos para la venganza. Luego, nos infiltramos en el anfiteatro. - dijo Emma, quitándose una gabardina color beige - Pirateamos la red para que el ordenador del sr Rojas sea suplantado por este. - dijo Emma, señalando uno que había en la mesa. - Lo dificil fue imitar el movimiento que hacia el sr Rojas al mover el ratón. Eso lo hice yo y casi nos pillan, en un momento que el señor Rojas penso que el ratón no le funcionaba... pero el riesgo es un morbo.
  • Mientras, yo me hice pasar por un miembro de la junta, para hacerles la pelota y hablarles bien de ti. - dijo Emilio. - Busque al que mas me pareciera, físicamente.
  • Ya ves... "Señor Amador Martinez" - dijo Emma, leyendo la tarjeta que todavía llevaba y se rió.
El sr Rivas lloro de la emoción.
  • Sois los putos amos. - dijo el sr Rivas mientras les daba la mano.
Emma y Emilio se miraron, sonriendo.
  • "Emma y Emilio, venganzas a domicilio" - dijo Emma, entregándole una tarjeta de visita.

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