- ¡AAAAHHHH! - gritaba Emma, mientras caia al vacio. Se estampo en un suelo llano, de campo. - Joder, vaya ostion... ¿Donde coño estoy?
- ¡Ups, lo siento, cariño! - dijo un voz. - ¿Te has hecho daño?
Emma levanto la vista. Arriba del todo, había un agujero que sobresalía en todo el azul del cielo. Una Emma Reyes de 32 años le hablaba a través de el.
- No entiendo porque he venido aquí. - dijo Emma, poniendose en pie.
- Ya sabes lo que te recomendó la psicologa Silverman. Tienes que estar en un ambiente tranquilo y sin mucha bulla. Y claro, junto al señor Cronopio os vais a estar matando constantemente y no puede ser. En el universo de Emma Lopez tampoco, ya que no he podido contactar con ella. Lo ultimo que supe era que había escapado de la isla. Y en mi universo tenemos un problema gordo: Se acaba de producir un robo al banco central de Madrid y creo que el Mario de mi universo tiene algo que ver. - dijo Emma Reyes
- ¿Y porque no he podido quedarme en el divan de la Silverman? Tiene panchitos... - dijo Emma.
- Esta ocupada. Tiene como 3 casos al dia y no da abasto. - dijo Emma. - Bueno, en realidad me decantaba por 2 posibilidades: Este universo o el de S...
- ¡NO! - grito Emma, aterrorizada.
- Vale, vale. ¿Ves porque elegi este universo? - dijo Emma Reyes. - Asi que... Ale, toma las pastillas y los ejercicios que te recomendo Silverman para relajarte. Y, ¡ah! No intentes matarme, que te conozco... - dijo Emma Reyes.
- ¿Pero donde estoy? Esto parece la sabana Africana. - dijo Emma, mirando a todos lados.
- Estas en el Villar del Infantado. - dijo Emma Reyes. - Dentro de 5 minutos vendran a buscarte, no te preocupes. ¡Venga, Emma, relajate! Dentro de 3 dias vendre a recogerte. Suerte, cariño... No te estreses mucho...
Emma Reyes desaparecio del agujero y el cielo quedo tan perfecto como liso. Emma miro a todos lados y no veia nada. El viento le hizo tiritar y Emma se movio hasta la carretera. Pasado unos cinco minutos, empezo a escuchar varios sonidos. Risas, charlas, canciones, sonidos de cosas arrastrando... Emma giro el cuello y lo vio.
A lo lejos veia venir un grupo de personas. Cuando se acercaron mas, vio que eran un grupo de 7 niños con bicicleta. Se reian entre ellos, se empujaban, jugaban a derribarse de sus bicicletas, etc. Emma levanto una ceja, y las 2 cuando el grupo llego hasta ella.
Era un grupo de 7 niños, que rondaban los 7 años de edad. Uno de ellos era alto y delgaducho, otro era igual pero rubio y con gafas, habia otro chico que llevaba el cabello largo, hasta los hombros. Habia otro chico que era ancho de hombros, con el cabello color caoba. Tambien habia chicas: Una de ellas era bajita, un poco llenita y con una gran sonrisa. La otra era alta y flacucha, con la nariz recta. Pero lo principal era la que iba delante de todos ellos: una niña con una cabellera color caoba, ojos color miel y muy delgada.
- Hola... "Pequeña Emma" - dijo Emma, cerrando los ojos y comenzando a lamentarlo.
La niña sonrió.
- Hola, Emma. Haríamos una presentación... pero nos quedan muchas horas por delante y nadie nos meterá prisa... Asi te dijo esa mujer maravilla esa aquella ves, ¿no? - dijo la pequeña Emma.
Emma trago saliva.
- ¿Os conocéis? - dijo la niña pequeña y llenita.
- Se podría decir que si... ¿Donde esta el culo gordo de Mario? - dijo la pequeña Emma.
El grupo se dio la vuelta. A lo lejos, se escuchaba que alguien se acercaba arrastrando algo. Un octavo niño apareció con su bicicleta pero este traía una carretilla, arrastrándola. Cuando llego y freno, lo vieron. Era un niño alto, muy gordo, moreno y con el pelo corto. Sudaba y respiraba con dificultad. Extrajo un inhalador de su bolsillo y aspiro fuertemente. Cuando recupero el habla, dijo:
- Tu, petisa, la ultima vez que traigo esa mierda de carretilla. - dijo Mario.
- Pues no haber perdido la apuesta, culon. - dijo la pequeña Emma.
- Emma, ¿No deberías presentarnos a nuestra invitada? - dijo el chico alto y delgaducho.
- Vale, como queráis. - dijo Emma. - Este es David - dijo, señalando al chico que acababa de hablar. - El rubito es Lucas, el de la cabellera es Pablito, el del cabello caoba es mi hermano Carlos, esta es la Andrea - dijo, señalando a la chica bajita y llenita. - Y ella es Maria - dijo, señalando a la chica alta. - Y ya sabes, este culo gordo es Mario. - dijo, señalando al chico moreno.
Emma cerro los ojos y comenzo a lamentarlo.
- ¿Como esta mi "mana" Reyes? ¿La Lopez? ¿Y la Silverman? ¿Sabes algo acerca de la mujer maravilla esa que no paraba de noquear al señor Cronopio? - dijo la pequeña Emma, muy intrigada.
- No, pequeña Emma, no. ¿Podemos irnos ya? Me esta entrando frio.
- Si, si... Que a las 8 se acaba nuestros permisos. Ale, súbete a la carretilla. - dijo la pequeña Emma.
- ¿La que? - dijo Emma, incrédula.
- Es que nuestras bicicletas son muy pequeñas. Asi que pensé que... - dijo y señalo la carretilla.
Media hora después, el grupo de 8 niños pedaleaba rumbo al pueblo de Valdeolivas. Emma iba sentada en la carretilla y era arrastrada por Emma y por Mario.
- ¡Hija de puta! ¡De esta te vas a enterar! ¡Me las pagaras! - gritaba Emma, en cuclillas, pegando un salto cada vez que pasaban por un bache.
- Encima va y se queja la tia... - dijo Mario. - Ya me gustaria ir como ella, sentadito...
- Es que es muy fina la señorita... - dijo la pequeña Emma.
Y los 8 "enanitos", junto con Emma, recorrieron la carretera que llevaba al pueblo de Valdeolivas.
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